AMOR DE CONVIVENCIA.

Capitulo 29.

CUATRO AÑOS ATRÁS...

El lujoso auto negro se camuflaba con la noche. Sus pasajeros reían y escuchaban música. El hombre de cabellos castaños y ojos verdes iba al volante. Su compañera unos cuantos años menor iba a su lado contando una anécdota sobre su primer día en la universidad. Ambos hermanos iban de regreso a su casa, luego de una desenfrenada fiesta. El mayor de intentaba mantener sus ojos en el camino, pero la voz de su hermana lo distraía. Había mucha emoción desbordando de ese pequeño cuerpo. Hubo un punto crucial, para desembocar la mayor de las catástrofes de la familia Allen. Cordelia menciono algo, algo que trajo la atención de su hermano por el tiempo suficiente para que no viera el carro que iba en contravía. El choque fue inevitable. Cordelia grito. Las luces la deslumbraron y lo ultimo que supo después de la colisión fue el grito de su hermano y como el carro se sacudida violentamente. Perdió la conciencia, gracias a un golpe que recibió en su cabeza.

Cuando despertó se hallaba en una habitación de hospital. Su brazo derecho enyesado, su cabeza vendaba y un sinfín de agujas clavadas en su brazo libre. Pero eso no era lo peor. No. Más tarde ese mismo día recibiría la noticia que la devastaría para siempre. A ella y su familia. El encargado de dar tal fatídica noticia fue su padre. Había tanto desprecio en su voz y ojos que Cordelia solo pudo cerrar los suyos para mitigar el golpe. Su hermano. Su adorado hermano había muerto protegiéndola. Lagrimas de ira y dolor mojaron su rostro. Maldijo la terquedad de este. Si tan solo no se hubiera interpuesto. Él podría estar vivo. La culpa la carcomió día y noche. Cada mes que estuvo en aquel lugar. Nunca desapareció.