Lo primero que hizo al ver a Katlyn fue saltarle encima, lo segundo fue contarle lo que había pasado en la última semana y tercero mostrarle su primer ultrasonido.
— ¿Así que esta cosita es la que te ha traído tantos problemas? —dijo Katlyn viendo la imagen.
— Si—dijo.
— No ha nacido y ya se parece a ti.
— ¿Cómo estas insinuando? —pregunto enojada.
— Nada—rio—. Mejor cuéntame de esos intentos de cocinar tuyos.
— Desastre, un total y horrible desastre.
— ¿Cómo no has quemado la cocina?
— Suerte—dijo—. Simplemente suerte, suerte que hubiera servido para evitar estar en este embrollo.
— ¡Ay!, por favor—dijo Katlyn—. Tú amas esa cosita que crece dentro de ti.
— Tienes razón—miro su abdomen y sonrió—, Lo amo.
— Cuando crezca ¿Me dejaras tomarte fotos?
— Claro que no.
— Eres muy mala—hizo un puchero.
— A ver—dijo—, que la única que puede hacer pucheros soy yo.
— ¿Sí? ¿No me digas? —sonrió.
— ¿Por qué no mejor cocinas algo?
— Eres una aprovechada.
— Lo sé, mi esposo me lo dice cada vez que le pido lo mismo.
— Así que señor perfecto sabe cocinar ¿Eh?
— Claro que si—dijo—, por eso es señor perfecto.
Katlyn rio y se levanto para ir a la cocina. Cordelia la siguió y se sentó en la barra que tenia esta. Miraba con asombro cada uno de los movimientos de su amiga. Katlyn pensó que, si parecía una niña, una niña de 25 años, embarazada y con cambios drásticos de humor.
∞
— Huele delicioso—eso fue lo que indico que Axel había llegado.
— Claro que debe oler rico—dijo Katlyn—. Estoy cocinando yo.
— Hola—dijo Axel— ¿Te obligo a venir? —señalo a Cordelia que estaba recostada en la barra.
— Oye—se irguió y fulmino con la mirada a Axel—, te estoy escuchando.
— Lo sé—dijo—¿Por qué crees que lo dije?
— Imbécil—murmuro.
— Esa boquita.
Cordelia solo rodo los ojos y volvió a recostarse sobre la mesa. Axel sonrió y luego miro a la amiga de su esposa. Katlyn sonreía ente la escena de hace algunos minutos, su amiga terminaría enamorada de aquel hombre y él, bueno él ya había caído, solo faltaba que se diera cuenta.
— Me alegra que vinieras—dijo Axel—. Cordelia necesita compañía.
— Lo sé—dijo—, para eso estoy yo y también para evitar que no queme la casa en uno de sus intentos de cocinar.
Cordelia bufo. Y ambos rieron. Era simplemente adorable.
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AMOR DE CONVIVENCIA.
RomanceEl licor recorriendo el torrente sanguíneo más un hombre apuesto e irresistible, el ambiente de un club. Trae como consecuencias muchas cosas. Advertencia: esta puede ser la típica historia de amor y por lo tanto no está excepta de clichés.