— ¿Quieres desayunar? —pregunto Katlyn entrando en su cuarto.
— No creo que sea una buena idea—acababa de salir del baño.
Katlyn sonrió ante el lamentable estado de su amiga.
— No te rías—se quejó—. Esto es difícil.
— Mmm—se acercó a la cama—, pero lo haces bien.
Cordelia hizo una mueca y rodo los ojos. Abrió la boca para replicar, pero el sonido del timbre la interrumpió.
— Ya regreso.
Katlyn salió de la habitación. Cordelia se levanto de la cama y fue a ponerse algo decente para salir del cuarto.
— Katlyn ¿Quién es? —llamo desde el pasillo.
No recibió respuesta. Camino hasta llegar a la puerta, donde Katlyn hablaba con Axel.
— ¿Qué hace aquí? —pregunto.
— Ah ¿Es él? —pregunto Katlyn señalándolo— tienes buen gusto.
— Muy graciosa—dijo Cordelia.
— ¿Quieres pasar? —Cordelia miro con horror a su amiga.
— Gracias.
∞
Sus ojos eran incapaces de apretarse de su invitado. Acababan de terminar del desayuno y Katlyn notaba la incomodidad en Cordelia. Cordelia se levantó y ella la siguió.
— Tranquilízate—le dijo cuando ambas estuvieron en la habitación de la rubia.
— No me digas que me calme—estaba alterada y eso no era bueno.
— Cordelia—dijo.
— Lo sé, lose—tomo una bocanada de aire—. Lo siento—puso una mano en su abdomen.
— Eso está mejor—rio Katlyn—. Ahora ve a averiguar que quiere.
Cordelia salió del cuarto, Katlyn se quedo allí. Sabia que lo que su amiga tenia que hablar con el hombre que tenían en el comedor no era de su incumbencia.
— Señorita Allen ¿Podríamos hablar?
— Eso hacemos—respondió
Axel sonrió. Le caía bien esa mujer.
— Bien ¿Qué piensa hacer?
— Lo correcto.
— ¿Y eso es?
— Voy a tenerlo—respondió.
— Vaya, en ese caso espero que este lista para ir a vivir conmigo.
— ¿Que? ¿Por qué?
— Es mi hijo ¿No? —sonrió—. y por ende va a tener mi apellido.
— Para eso no es necesario que me mude con usted.
— Claro que si—dijo— ¿Que pensaran los medios de mi si mi esposa vive a parte?
— ¿Esposa? —sintió un mareo azotarla.
Tuvo que sentarse. Su respiración estaba agitada.
— Por favor cálmese—sintió una mano grande y fría en su espalda.
— ¡No me toque! —grito.
Axel retrocedió. Estaba preocupado.
— Cordelia—murmuro—respira.
Cordelia hizo lo que le indicaba el hombre. Cuando sus nervios volvieron a estar bajo control, miro a Axel.
— Habla en serio ¿Verdad?
— Si.
— ¿Por qué?
— Principios—se encogió de hombros.
— ¿Nació en el siglo XIX?
— Tal vez—rio.
— La mayoría saldría huyendo.
— No soy como la mayoría—dijo—. Mis padres hicieron un gran trabajo.
— Ni se diga—sonrió—acepto.
— Perfecto, ene se caso es mejor apurarnos, no queremos dejar esperando por más tiempo al juez.
— ¿Lo tenías todo listo? —pregunto incrédula—¿Cómo supiste que iba aceptar?
— No lo supe, solo tenía la leve impresión de que lo harías—dijo—. Podrías traer de testigo a tu amiga, claro si gustas.
Cordelia negó con la cabeza y se levanto para ir por su amiga.
— Oye Katlyn me preguntaba si...
— Claro—la interrumpió—ahora ponte esto.
Le tendió un vestido blanco, Cordelia miro a su amiga con escepticismo. Cogió el vestido.
— Sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación ¿No?
— Lo siento—miro la puerta del baño—, pero no pude evitarlo.
Cordelia suspiro y fue al baño a cambiarse. Debía admitir que Katlyn tenia buen gusto, aquel vestido blanco era precioso, le llegaba a medio muslo, era de encaje blanco, el cual subía hasta su cuello.
— Te ves preciosa—dijo Katlyn entrando en el lugar— y eso que falta domar un poco ese cabello y un poco de maquillaje.
— No creo que sea necesario tanto—intento detenerla.
— No me importa lo que digas—la arrastro fuera del baño y la sentó frente al tocador.
Minutos después se bajan frente a un edificio, en el cual los esperaba un hombre de traje.
—Axel, tu gusto para las mujeres es impecable—dijo al ver a Cordelia.
— Alistair—dijo Axel.
Alistair ignoro a su amigo y prefirió ver a la acompañante de la que seria la esposa de Axel.
— Vaya, ¿y quién es usted señorita? —pregunto con picardía.
Katlyn solamente rio e ignoro al hombre. Miro a su amiga y le sonrió.
— ¿Qué os parece si nos movemos? —dijo.
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AMOR DE CONVIVENCIA.
RomansaEl licor recorriendo el torrente sanguíneo más un hombre apuesto e irresistible, el ambiente de un club. Trae como consecuencias muchas cosas. Advertencia: esta puede ser la típica historia de amor y por lo tanto no está excepta de clichés.