Summer Is A Curse • Cashton

343 23 8
                                    

Calum dio un golpe sobre aquella mesa de madera que resonó en todo el lugar, ninguna estrategia estaba en su mente, es demasiado joven para enfrentar un conflicto así, ¿cómo lo solucionaría?, todo el reino esperaba más de él ahora que su padre lo estaba dejando a cargo por ese lapso de tiempo y probar de lo que era capaz.

Probablemente aquellas ilusiones de tener una era tranquila y llena de paz se desvanecería con la nueva amenaza del reino elfico. Y es que era la segunda carta que recibía donde le pedían tener una reunión y así entre los dos príncipes podrían llegar a un acuerdo, pero Calum se había negado a la primera, y dos semanas después un pequeño ejército sacó a los aldeanos de los supuestos territorios elficos. Michael, su consejero real y mejor amigo, le había dicho que quizá conversar con el príncipe de los elfos no era tan mala idea, sin embargo, Calum no quería ningún tipo de convenio, él deseaba tener el control y someter a los elfos en sus tierras, así es como lo había aprendido de su tío en aquel diario secreto.

Bufó ante la persistencia de sus pensamientos y ganas de querer la paz.

—¿Sucede algo, señor?— le preguntó Henna.

— Absolutamente nada— respondió serio.

Se levantó y se dirigió a su alcoba, yendo directamente al balcón, para admirar sus tierras; árboles frondosos y bien cuidados se alzaban frente al castillo, y detrás del pequeño bosque de no más de unos cuantos kilómetros cuadrados, estaban las casas donde las personas descansaban y tenían sus negocios pequeños.

Y a miles de kilómetros al oeste, atravesando un denso bosque, estaban las tierras de los elfos.

Podía distinguir desde ahí el gran castillo blanco, donde probablemente cierto príncipe lo veía igual.
Aunque si no se equivocaba, los elfos no perdían tiempo en ese tipo de cosas mundanas.

—¿De nuevo admirando hacia allá?— preguntó Michael en la puerta abierta sin entrar a menos de que recibiera la autorización de Calum.

—Pasa y ve conmigo— dijo sin darse la vuelta, Michael llegó a su lado, era ligeramente más alto que él—. Admira todo esto, Michael, este es el reino que mi familia formó hace mucho tiempo, ¿por qué ellos quieren quitárnoslo?

—Me parece, príncipe, que eso no es lo que ellos desean. Tendrá sus motivos por creer eso, por supuesto, pero si aceptara la carta, quizá lo supiera en realidad.

Calum hizo una mueca ante las palabras de Michael, colocó sus brazos sobre el borde del balcón y suspiró, quería demostrar tanto y a cambio estaba también a punto de tomar malas decisiones, ¿que es lo que diría su padre al ver un conflicto de ese tamaño? Pero de cierta forma, eso no le preocupaba a Calum, la cuestión era, ¿que diría su tío?

— Aceptaré, me intriga ahora saber..., pero no sé qué tan correcto sea.

—Le aseguro que aquella reunión será pacífica. Existe un punto en el bosque donde el poder de cualquier arma es consumido, incluso el de las espadas.

—¿Cómo sabes eso?

—Quizá sabía que terminaría accediendo. Me gusta investigar antes de mandar al príncipe a un lugar desconocido.

—Michas gracias, amigo— Calum posó su mano sobre el hombro del rubio.

Minutos después Calum redacto la carta para el príncipe elfo, accediendo a la reunión, se la entregó al mensajero real y volvió a su alcoba.

En aquella carta dijo y especificó el lugar y la hora, la cual sería dentro de dos días, antes del atardecer. Esperaría y entonces quizá haría un plan de ataque también, no quería verse débil ante ellos.

O. S CASHTON Y MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora