The Hunter And The Prince | Cashton

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"Tienes que controlar a tu hijo, será un desastre en cuanto ocupe la corona si no lo haces" Aconsejó Bruno al Rey David Hood, que miraba hacia los jardines por el gran ventanal de su habitación, con las manos cruzadas detrás de su espalda.

Tomó un respiro profundo y asintió.

"Lo sé, pero es difícil... La muerte de su madre es algo que le afectó demasiado" justificó.

"Han pasado tres años de eso, creo que es mejor que te des prisa" dijo y salió de ahí, siendo el consejero real debía mantener el orden, pero no podía meterse con el príncipe, no sin antes recibir órdenes del Rey.

David miraba su gran palacio, le gustaba el orden que había ahí, todos cumpliendo su deber, obedeciendo las órdenes que él puso.

Salió en busca de una de las sirvientas,  debía hablar con su hijo.

"Necesito que le informes a Calum que lo espero en la terraza" ordenó en cuanto visualizó a una, ella hizo una mini reverencia y se dirigió en busca del príncipe, esperando encontrarlo en su habitación, de lo contrario debería pedir ayuda para hallarlo.

Aquella sirvienta tuvo suerte, pues el príncipe estaba en la biblioteca.

"Disculpe, su padre lo espera en la terraza" anunció con la mirada fija en el piso, él cerró su libro y rodó los ojos, pero aún así se puso de pie dispuesto a ir hacia donde le indicaron, dejando a la chica sola, sin siquiera agradecerle.

"¿Ahora que te dijeron de mi?" Preguntó en cuanto estuvo cerca de su padre.

"Me sorprendería tu pregunta en otras épocas, pero creo que se ha vuelto una costumbre, ¿no es así?" Dijo David sin mirar a su hijo.

"Depende de la perspectiva" se encogió de hombros.

"Necesito que moderes tus acciones, Calum, no quiero que el consejo comience a molestar" está vez habló mucho más serio y mirándolo fijamente.

Su hijo simplemente frunció el ceño, no se detendría, amaba ser de esa forma y ni siquiera el Rey podría detenerlo. Pero era obvio que no le daría a conocer sus intenciones.

"Claro, padre... No quisiera ser el chico que llevó a la deshonra este reinado" ironizó y salió sin autorización.

Estaba molesto e irritado, así que lo mejor para él era tomarse un pequeño descanso, que consistía en salir a cabalgar por un par de horas, quizá hasta el anochecer.

Con probabilidad de pasar un rato al bar y beber unos cuantos tragos gratis, esa era siempre su solución.

Y así lo hizo, sin embargo, esta vez sería algo diferente.

♣♦♠

"¿No estás cansado de trabajar para el Rey sin recibir muchos créditos?" Le preguntó su amigo mientras lo veía entrar al mismo bar de siempre.

"Disfruto mi ofició, amigo, no tengo porqué quejarme" caminó hasta la barra a pedir un tarro de cerveza, seguido de su compañero.

"Estas demente, entonces" rió.

"Probablemente"

Pasaron media hora hablando de cosas triviales, encontrándose con más amigos y pasando un buen rato, Ashton, que era uno de los mejores cazadores de la zona, era conocido por su resistencia al alcohol y por ser demasiado paciente con los demás.

Aquel día no se esperaba encontrase con cierta persona que lo haría sonreír más de una vez sin motivo aparente.

"Disculpa, ¿podrías quitarte de aquí?" Exigió el moreno llegando a la barra, con la disposición de pedir un trago.

O. S CASHTON Y MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora