Monster | Muke

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Nota antes de leer: Historia inspirada en la asesina en serie más famosa de Estados Unidos; Aileen Wuornos. Si no es de tu agrado, puedes dejar de leer, gracias.
La narración será desde el punto de vista de Michael, es como si le platicará a alguien su vida, esto es debido al transtorno mental que tiene en mi historia.

1985

Veía en los programas de televisión a los artistas, creí que algún día podría ser como ellos, tener una vida genial, siendo feliz, ¿sabes? Es una maravilla creer que así pude vivir, tener trajes caros, relojes, carros último modelo. Te contaré mi historia, Ty, no sé cómo eres, pero sí sé que tú me escucharás y no me juzgarás.

Era yo un inocente niño de ocho años que veía la televisión en las tiendas del centro en el pueblo, veía a los conductores de programas ser felices. Pero al llegar a casa, era el infierno mismo. Ellos me decían que era mi abuelo, pero ¿que clase de abuelo obliga a su nieto a hacer cosas impuras? Lo odié, lo sigo odiando.

Te contaré un secreto, hice muchas cosas malas yo también cuando era un jovencito de doce años, aunque una vez escuché que si era necesario entonces no debía ser malo. Yo debía conseguir comida y hacer esos favores era la única forma, entonces me agradó ser halagado.

Muchos me decían cosas lindas (la mayoría), otros me lo demostraban y me pagaban, me daban dinero a cambio de los favores... Supongo que me enamoré muchas veces, creía que ellos también se enamoraron de mi, que me darían esa chispa que me faltaba. No sé si me equivoqué o no, pero algunos decían que era una aberración y después me pagaban.

¿Acaso no nací para ser amado, Ty? Rogaba por un poco de amor, por un poco de paz... Y entonces, aquel día que estaba debajo de un puente, con una pistola en mano y con todo el cuerpo húmedo, decidí que debía gastar mis últimos cinco dólares en una cerveza, ¿por qué no? Después de todo, me lo merecía, había sido mi última paga a la orilla de la carretera.

Así que eso hice, entre al maldito primer bar que vi y pedí una estúpida cerveza barata. Saqué el último cigarrillo que le robé a mi amigo Wade y fumé recordando mi estúpida y patética vida.

—Dame lo mismo que él está bebiendo— alguien llegó a mi lado, tenía el cabello rubio algo largo y rizado, la nariz levemente roja y no parecía muy sano del todo, no teniendo esos brazos algo delgaduchos—. ¿Sabes? Dame mucho más. Quisiera compartirlo con mi nuevo amigo.

Y él me tocó, rió algo divertido, quizá estaba drogado. Yo fruncí el ceño, alcohol era alcohol y hoy era mi último día, así que no podía darme el lujo de negarme.

—Soy Luke— me dijo enseguida que sirvió de nuevo en mi vaso.

—Michael— respondí. Y se giró para verme detalladamente—. ¿Qué sucede?

—Nada, es solo que... — niega un par de veces—, nada.

—¿Vienes seguido aquí?— pregunté porque era apropiado, después de todo, me ha invitado de beber.

—Algo así.

Y en menos de una hora, ambos nos encontramos bastante borrachos, haciendo competencias para ver quién podía beber más rápido los tragos. Era muy claro que yo gané, el a penas y podía mantener la boca ligeramente cerrada, sus músculos se adormilaban.
Seguimos así hasta que el encargado nos echó.

Él estaba riendo de algo estúpido que no recuerdo, lo único que me viene a la mente de esa noche es su cabello rubio suave contra mis manos y sus labios chocar con los míos torpemente.

—Lo lamento... yo, ni siquera se ve que seas gay— me dice avergonzado, con las mejillas sonrojadas y no precisamente por el alcohol.

—¿Cómo sabes que no lo soy?

O. S CASHTON Y MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora