Cashton

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Días de tormento; sufrimiento imparable.
Dolor que consumía cada parte de mi ser.
El perderte había sido mi delirio.
¿Acaso podré tenerte de nuevo?

Escribió Ashton sobre la hoja y sonrió, ese era el final de una larga carta que había hecho con tanto esmero, ahora sólo debía entregárselo a su mejor amigo y recibir el dinero, porque Ashton se dedicaba a eso, temporalmente. Era una carta que Luke le había pedido especialmente, Ashton conocia absolutamente toda la historia de aquellos dos trágicos amantes. Luke le había pedido que redactara algo perfecto y para Ashton eso era lo que había hecho.

Guardó los tres libros que había consultado y los devolvió a los estantes correspondientes, regresó al lugar, tomó el sobre y se fue de la biblioteca pública, la señora encargada lo conocía ya.

-Nos vemos después, Marie- se despidió. La señora sonrió.

Ashton estaba aferrado al sobre, era algo muy valioso, podría decir que uno de sus mejores trabajos aunque nadie más que Michael lo fuera a leer, aún así se sentía orgulloso.

La reunión con Luke fue unos tres minutos después en el parque que estaba frente a la biblioteca, lo esperó ahí mientras admiraba el atardecer, un gran día de otoño, las hojas secas apiladas por pequeños montones y unas más cayendo poco a poco. Los niños jugaban alegremente, corriendo detrás de alguna pelota o inventando nuevas aventuras.

Ashton consideró hacer una historia sobre eso.

-¡Por favor, no corras tanto rápido! ¡Tu madre se va a enojar conmigo!- Ashton puso atención en aquel gritó suplicante. Vio primero a un niño de unos seis años revolcarse entre las hojas y tomando algo de tierra con sus manos, después a un chico algo delgaducho y moreno tratando de limpiar las manchas en la ropa del niño.

-¡Yo no quería que me cuidaras! ¡Me caes mal!- le gritó el chiquillo sacándole la lengua y cruzando sus brazos.

-¡Tampoco par mí esto es agradable!- respondió.

Pronto se vieron metidos en una mini discusión, Ashton rio al verlos, era una escena tierna.

-¿Tienes lo que pedí?- la voz de Luke hizo que perdiera de vista aquella escena.

-Oh, si, aquí está- se la entregó. Luke sonrió y sacó el dinero, Ashton estaba tratando de encontrar de nuevo al chico y al niño, pero parecía que se habían ido.

-Gracias, eres el mejor. Adiós- Luke se fue. Ashton rodó los ojos y caminó por el parque esperando encontrar de nuevo a aquel sujeto.

Pero fue en vano. Se dio por vencido y caminó por las calles hasta encontrar el edificio donde vivía, hasta que recordó que su merienda no se haría sola y mucho menos sin ingredientes, así que antes de subir los escalones, regresó al pequeño supermercado que quedaba a dos cuadras, iría por lo necesario.

Había un pasillo en específico donde siempre tardaba más de lo usual, pues nunca sabía que tipo de cereal era bueno comprar. Normalmente escogía el que tenía pequeños trozos de chocolate, pero al parecer a todo el mundo también le gustaba y ya no habían más. Entonces trataba de adivinar cual sería igual de bueno que ese.

-¡Quiero el cereal!- entonces ese grito y esa pequeña voz inconfundible lo hizo perder su decisión. Al fondo del pasillo y corriendo con velocidad, el mismo chiquillo del parque se acercaba. Ashton retrocedió dos pasos antes de que el niño frenara-. ¡NO HAY!

-¡Deja de correr, mocoso!- el chico moreno llegó y miró un segundo a Ashton antes de desviarse hacia el estante de cereales-. Es una pena, me siento muy triste por ti... Ahora vámonos que tu madre llega en una hora.

O. S CASHTON Y MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora