Hasta que la muerte los separe. Cashton

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La vida va bien, tener una historia de amor  que contar a tus hijos y ellos a sus hijos y así hasta que esa historia quede grabada. Ese era el plan de Calum, estaba casado con Ashton Irwin, y definitivamente era el hombre más feliz, el día de su boda y en la luna de miel, incluso también lo fue cuando discutían porque después de eso siempre se ronciliaban y ambos amaban esas hermosas y maravillosas sesiones de reconciliación.

Ashton trabajaba seis horas al día, llegaba por la tarde y Calum tenia la cena lista para su esposo, trataba de ser el mejor esposo de todos y Ashton se daba cuenta de ello, sin embargo, siempre hay una falla...

Esa falla era el mismo Ashton.

Sueños incómodos invadían su mente por las noches, recuerdos de su niñez y muchas imágenes perturbadoras... Ashton trataba de controlarlos, lo había hecho por años y por alguna razón regresaban de nuevo, amenazando con destruir todo lo que había logrado, y no quería  eso.

Pero la maldita ansiedad lo estaba destruyendo, se suponía que era feliz con Calum, que lo amaba por sobre todas los cosas. Pero eso no abarcaba la maldita voz que le repetía constantemente en su mente, recordándole su pasado.

—¡Esto ya no esta funcionando!— le grito una tarde, Calum se quedó pasmado, mirando confuso a su esposo que había cambiado notoriamente y no para bien.

—¿Que... Que te sucede?— preguntaba sin alterarse, el moreno se culpaba por lo que sucedía.

—No me pasa nada— respondió irritado— quiero estar solo. No me esperes.

Se fue sin decir nada más. Dejando sólo a Calum, y no fue por una noche o dos, fueron semanas, quizá meses en los que Ashton se dedico a beber y averiguar si solo así aquella voz lo dejaba tranquilo, no fue así.

Era más constante y solo le pedía una cosa...

"Hazlo, tu quieres hacerlo, solamente tienes que jalar y todo se habrá acabado, la amenaza real se habrá ido" Ashton estaba idiotizado con las palabras, que olvido lo que sucedía.

Regresó a aquella casa donde había pasado años junto a una persona maravillosa, pero el ya no se acordaba de eso.

Solamente veía esa casa con horror y asco, quería eliminar toda la mierda.

—la vida ha sido justa con nosotros, mas contigo, cariño—le dijo Ashton mirándolo a los ojos, esperaba ver temor pero no había ningun tipo de emoción.

-¿Por qué? ¿Por qué haces esto?- preguntó Calum desesperado, sin embargo, no corrían lágrimas por sus ojos

—no hay una razón lógica, simplemente es una elección que tome de la cual no me arrepiento.

—Jamas has sabido tomar decisiones.—espetó Calum serio y seguro.

—Eso es cierto, entonces lo hago por que quiero, porque es mucho mas fácil tenerte así, aquí, frente a mi, suplicando.

—no estoy suplicando— Calum vio que esos ojos hazel de los que se enamoro no eran los mismos.

—deberías.—sonrió maliciosamente, estaba esperando a que le hiciera la pregunta que tato deseaba.

—no cambiarás de un momento a otro, eso lo se.— Calum bajo la mirada por un segundo solo para respirar profundo y darse el valor de realizar la pregunta.

—vamos, yo sé que quieres preguntarlo.— se bufo Ashton  jugueteando con su pulgar en el gatillo.

—¿Por qué te haces esto a ti mismo? ¿Acaso no juraste amarme? Hasta que la muerte nos separe ¿Recuerdas?—y por fin salieron lágrimas calientes, ardiendo al tocar su piel.

Recuerdos surgieron como si de tratase de una película, o como si de pronto en su campo de visón solo pasarán esos recuerdos fugaces y especiales, olvidándose de que tenia enfrente a su esposo, apuntándole con un arma.

—Claro que jure que te amaría hasta la muerte. ¿Qué te hizo pensar que hablaba de la mía?—Y disparó.

¿Su alma fue liberada? No, solamente se ato a algo que odiaba y odiaría para siempre.

O. S CASHTON Y MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora