Want You Back

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Luke

Estaba de pie junto al gran ventanal admirando los copos de nieve que caian, estaba perdido en sus pensamientos, unos de los cuales quería escapar, pero si seguía evitándolos, no podría dejarlos atrás.

Aunque realmente era imposible dejar atrás tan dulces recuerdos.

Era algo que lo hacían despertar en todo momento, que lo hacían suspirar y sonreír sin razón alguna.

Y eso desconcertaba a los demás.

"¿Por qué sonries como un idiota?" Era la pregunta más usual que le hacían y él solo se encogia de hombros.

Porque no podía contestarla, nadie debía saber la razón de sus estupideces, no quería que alguien más se fijara en esa persona.

Era malditamente egoísta al guardarlo en un secreto, aunque en ese momento ya no importaba si era o no un secreto, pues ya nada volvería a ser igual.

La última vez que lo vio, ese día que le dijo adiós, desde ese día algo se había roto, pero había un detalle que le daba esperanza.

Podría volver a verlo, podría tomar un avión y visitar su hogar, claro que podría, pero no sabía si sería lo correcto, quizá empeoraría las cosas, quizá sería el detonante para que él lo odiara, más de lo que ya hacía.

Michael lo estaba volviendo loco.

Quería decirle muchas cosas, quería llamarlo y explicarle el amor que había guardado por años.

Lo quería de vuelta.

Quería que aquella sonrisa regresara y no solo porque era dulce, sino porque había sido el mismo quien las provocaba.

Michael

Tenía algo que decir, algo que era lo suficientemente misterioso como para tenerlo despierto a las 2:00am.

Pero ya no estaba la persona a quién debía decírselo, porque él fue quien lo obligó a irse.

Él le había dicho que aquello no iba a funcionar.

Se arrepentía de sus palabras, quería de vuelta aquel olor, aquellas manos, aquellos labios.

Y aunque le había dicho que lo superó, sabía que no era verdad, porque cada mañana se levantaba con la tristeza de saber que no estaba él a su lado.

Todavía buscaba el como salir de aquellos recuerdos, de los sueños donde él lo hacía sentir como si fuera lo más preciado del mundo.

Ya no importaba la distancia o el tiempo, siempre se iban a querer de vuelta.


O. S CASHTON Y MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora