Camila caminaba de un lugar a otro nerviosa. Esa mañana llamaron a Lauren para que se presentara a trabajar, según ellos no tenían registrado los cambios de horario solicitados por parte de la ojiverde y le llamaron exigiéndole que se presentara de inmediato, por lo que Lauren no tuvo más remedio que ir a trabajar.
Pero, exactamente ese día tenían cita del chequeo prenatal, supuestamente Lauren le había prometido a la latina regresar a tiempo para llevarla a su cita pero hasta el momento no había rastro alguno de ella.
–Tiene que haber algo que pueda hacer para solucionarlo, ¡piensa Camila!– La chica embarazada hablo en voz alta obligándose a si misma.–No siempre tuviste a Lauren para que solucionara todo así qué... ¡piensa!
Camila volvió a mirar la hora en el móvil y se dio cuenta que tenía cerca de 40 minutos si quería llegar a tiempo, llamo de nuevo a Lauren pero este sonó directo en la operadora, como todas las veces anteriores que le había marcado, por lo tanto tomó su bolso, las llaves y salió del departamento. Camino llegando al elevador y oprimo el botón para llegar a recepción.
–¡Detengan el elevador!–Camila miró a todos lados escuchando el grito de una mujer, detuvo el elevador como pudo.
–Gracias niña, me has salvado de llegar tarde a la cafetería.
Camila se sorprendió de ver a una señora un tanto mayor entrar apurada al elevador, quizás le calculaba unos cincuenta años como máximo, se pudo dar cuenta de que, aunque estaba vestida modestamente quizás no le faltaba nada.
–No hay nada de que agradecer, ¿Señora...?–Camila dejó la pregunta en el aire y la señora sonrió al darse cuenta.
–Méndez. Discúlpame que mal educada, soy Elizabet Méndez–La señora le estrechó la mano a Camila y ella la tomó con educación.
–Yo soy Camila Cabello, un gusto señora Méndez.–Respondió la latina bajando la mano.
–Vaya, se ve que no eres de por aquí.–Comentó la señora Méndez mirando de reojo a Camila.
–¿De verdad?–Contesto la latina con una sonrisa nerviosa.
–Claro, solo mírate, esas ropas caras y tu elegancia y educación con la que hablas.–Dijo Méndez señalando con una sonrisa simpática–Tranquila, no te voy a asaltar ni nada de eso.–Termino riendo.
–No lo creía señora.–Contesto Camila mirando como los pisos descendían.–pero usted tiene razón, soy de San Francisco.
La señora hizo una mueca de asombro y seguidamente habló:–¿Qué hace una muchacha como tú tan lejos de casa?
Camila se quedó perpleja sin saber muy bien el que contestar, quizás se debió de haber portado grosera cómo solía hacerlo, después de todo le hubiera ahorrado esta extraña e incómoda conversación. Pero no, si algo había aprendido de Lauren es que seas quien seas todos merecen ser tratados con respeto.
El sonido de las puertas del elevador abriéndose la salvo de contestar aquella pregunta. Miro a la señora y camino nerviosa entrando a recepción.
La señora Méndez venía caminando detrás de Camila la miraba con curiosidad se notaba a kilómetros la actitud nerviosa de la chica pero, ¿Qué le preocupaba?
Ambas caminaron saliendo del edificio, Camila se dio cuenta de que no sabía cómo rayos llegar hasta el consultorio, su móvil sonó y lo contesto rápidamente pensando que se trataba de Lauren.–Buena tarde, señora Cabello, llamo para confirmar su cita.–Camila rodó los ojos al reconocer la voz de la recepcionista de la doctora Collins.
–Buena tarde, si, voy en camino.
–Ok, aquí la esperamos.–Dijo eso último colgando.
Camila escuchó el claxon de un auto, subió la mirada y vio a Lauren estacionarse frente a ella.
–Lo siento mucho Camz, salí lo más rápido que pude.
Camila observó con una sonrisa como una Lauren apurada salía del auto llegando hasta ella, tomándola de la mano la llevo hasta el asiento de copiloto. Una vez dentro del coche ambas, Lauren arranco no sin antes decirle adiós con un movimiento de mano a la señora Méndez.
Lauren miro a Camila con el ceño fruncido sin entender.
–Es una vecina, platicamos un poco en el elevador.–Comentó Camila explicándole rápidamente a Lauren.
–Que bueno que estés haciendo amigos.–Respondió la ojiverde con una sonrisa, miro a Camila quien movía su pierna en señal de nerviosismo.–Tranquila, llegaremos a tiempo.–Añadió Lauren dándole un apretón cariñoso a la pierna de Camila, esta lo sintió e inconscientemente puso una mano encima de la de Lauren impidiéndole que la quitara, no sabía por qué pero lograba tranquilizarla ese simple contacto.
[.....]
–Adelante.–La recepcionista de la doctora Collins les dio el pase a la consulta abriéndoles la puerta.Para Camila no pasó desapercibido cómo estuvo los malditos diez minutos que estuvieron en la sala de espera el cómo se comía con la mirada a Lauren. Camila se levando del asiento rodando los ojos con fastidio, ¿Podía ser más obvia?
–Sino entras con ella puedes quedarte a charlar un poco conmigo.–Hablo moviendo las cejas sugerente la rubia.
Lauren se detuvo en seco a unos pasos de la puerta, justo detrás de Camila y miro a ambas sin entender a qué venia ese comentario de la rubia.
–Claro que va a entrar conmigo.–Respondió Camila por Lauren elevando la voz un poco.–Tengo un poco de sed, ¿Te importaría?–Dijo Camila mirando a Lauren, esta solo asintió abriendo la botella que minutos antes le había comprado entregándosela.
Camila le dio un gran trago a la botella mirando en todo momento a la rubia probándole con quien estaba Lauren aunque no eran más que, ¿compañeras de piso? ¿Conocidas?
Ambas entraron ahora no miraban a todos lados el espacioso consultorio como la primera vez, sino que se sentaron una al lado de la otra con una sonrisa que les llegaba hasta los ojos. Lauren inconscientemente posó su mano en la rodilla de Camila para tranquilizarla y aunque no hiciera falta permaneció en ese lugar.
–Muy bien, veamos cómo se encuentra ese bebé.– Dijo la doctora después de hacerle un chequeo señalando la camilla para así poder hacer el ultrasonido.
Camila se recostó y espero con ansias el poder escuchar los latidos del pequeño corazón de su bebé. Sintió como pasaba el aparato por su estómago y cerró los ojos al escuchar los rítmicos latidos.
–Todo va de maravilla, es un bebé muy sano.–Comentó la doctora con una sonrisa.–¿Alguna pregunta?
–En realidad si.–Dijo Lauren quien estaba a un lado de Camila, la doctora asintió para que continuara.–¿Cuando podremos saber el sexo del bebé?– Camila volteo a ver a Lauren quien no sabía en qué momento la había tomado de la mano.
–Es una pregunta muy buena. En la próxima visita lo podremos saber.–La ginecóloga les respondió mirando a ambas chicas quienes sonrieron emocionadas al escuchar la respuesta.