Camila acababa de despedirse de Lauren, una vez más apenas y había dormido un par de horas, ya que de nuevo había tomado turno de noche, en lo que iba del mes llevaba casi ocho turnos iguales.
Camila comenzaba a preocuparse por la chica de ojos verdes, ella le decía que no pasaba nada, pero ella no era tonta y sabía que no era así, escuchaba varias veces como se quejaba por las noches y le dolía su pecho al ver los tremendos círculos negros que tenía bajo sus ojos, esto no podía seguir así, pensó.
La chica embarazada le había sugerido en innumerables ocasiones que ocuparan lo que ella tenía en su cuenta bancaria para que parara de trabajar tanto pero, "Eso úsalo para el parto, yo me encargo de lo demás" esa siempre era la respuesta de Lauren.
El sonido del móvil la saco de sus pensamientos, aunque no lo creyera la chica embarazada últimamente usaba muy poco dicho aparato, ya no estaba tan pendiente de sus redes sociales, a decir verdad su última actualización era de su graduación meses atrás.
Camila ignoró el móvil sabiendo que se trataba de su madre, de unas semanas para acá se había comportado demasiado interesada en la inexistente vida universitaria de la chica, esta los primeros días solía responderle con evasivas pero después de tanta insistencia se dio cuenta de que muy probablemente su madre estuviera comenzando a sospechar que no estaba en la universidad como se los había echo creer, así que decidió ponerle un tono de alerta personalizado y así saber cuando fuera ella y no responderle ni por equivocación.Camila decidió dar una vuelta por el parque que se encontraba cerca, la situación con sus padres la ponía demasiado nerviosa así que un poco de aire fresco le vendría bien para despejarse. Tomó su bolso y salió por la puerta principal, al llegar a recepción pudo reconocer a la señora Méndez quien hablaba desesperadamente por teléfono por lo que decidió no molestar y pasó caminando de largo a un lado de ella.
–!Camila! ¿Cierto?–Hablo la señora colgando la llamada. Camila se detuvo mirando a la señora con una ligera sonrisa.
–Buen día señora Méndez.–Respondió educada Camila.–Sí, soy Camila.
–Querida, se que es un poco imprudente mi pregunta pero, ¿tú trabajas?– Camila parpadeo un par de veces sin entender a qué venía aquella pregunta.– Discúlpame, si quieres me explico mejor, podemos ir a la cafetería o ¿Tienes algo que hacer?
–La verdad es que no, señora, solo iba a caminar un poco.–Respondió con una sonrisa Camila.
–Podemos caminar a la cafetería, esta a dos calles de aquí, te invito un café mientras hablamos, ¿te parece?–Sugirió Méndez.
–Claro, la sigo.– Dijo Camila comenzando a caminar a un lado de la señora, por su mente rondaba el que era eso que podían platicar unas vecinas, si es que se podían llamar así ya que solo se habían visto una vez.
–Es aquí, adelante.–Camila escuchó cómo sonaba la típica campanilla de la puerta al abrirse, entro al lugar que parecía aún estaba cerrado.–¡Arturo, llegué!
Camila vio cómo salió un señor rubio, quizás de la misma edad que Elizabet de atrás de la barra limpiándose las manos con un trapo.
–Gracias a dios, casi me vuelvo loco estando solo, ¿Quién es esta señorita?–Preguntó interesado el hombre.
–Ella es Camila, la vecina de la que te hable el otro día.– El hombre llevo una mano a la barbilla tratando de recordar.–Disculpa Camila, siempre a tenido una pésima memoria.–Camila soltó una risita ante el comentario.
–Pero mujer, me haces quedar mal.–Respondió Arturo acercándose a Camila.–Soy Arturo Vives, un gusto conocerte, Camila.
–Camila Cabello.–Respondió la latina estrechándole la mano al hombre.
–Muy bien, tomemos asiento, para hablar mejor.–Sugirió la señora caminando a la mesa más cercana, Arturo y Camila la siguieron también tomando asiento.–Bien Camila, ya has conocido a mi esposo.–La chica asintió.– Ambos somos dueños de esta cafetería.–Camila abrió los ojos sorprendida y miró con más detalle a su alrededor al conocer dicho dato y cayó en la conclusión de que era un buen lugar para tomar un café.
–Es un bonito lugar pero, aun no entiendo, ¿Dónde encajo yo en todo esto?–Preguntó con duda Camila.
–Déjame explicarte querida. Nos hemos quedado sin empleada para el turno de mañana y estamos desesperados tratando de encontrar a alguien para el puesto hoy mismo. Es por eso mi pregunta de hace un rato.–Termino de explicar la mujer y le dio una mirada esperanzada a Camila.
–Ok....–Dijo Camila tragando saliva.–La verdad es que por el momento no trabajo.
–¡Fantástico!–Exclamó la mujer.
–Mujer, cálmate ni siquiera sabemos si le interesa el puesto.–Agregó Arturo.
–Camila, ¿te interesaría trabajar en la cafetería?–Preguntó la mujer centrado toda su atención en Camila.– Somos unos buenos jefes y ofrecemos un buen sueldo, además no harás nada pesado por el bien tuyo y del bebé.–Agregó Méndez señalando el vientre de Camila.
–Cómo... ¿Cómo lo sabe?–Preguntó la latina con los ojos muy abiertos impresionada.
–Escuché sin querer la llamada de tu ginecólogo el otro día.–Explicó la mujer.– y además tu abdomen empieza a notarse así que lo deduje, tranquila, es algo normal.–Dijo dándole un ligero apretón a la mano de Camila en señal de apoyo.
–Entonces, ¿Qué dices?–Preguntó Arturo.
–Claro, me gustaría trabajar para ustedes.–Respondió Camila asintiendo para darle más énfasis a su respuesta, después de todo ¿que tan difícil podría llegar a ser servir café ?
–Excelente, ven, te mostrare que es lo que tienes que hacer–Dijo la mujer incorporandose caminado con entusiasmo a la barra.
–Claro, solo voy a avisar que estaré aquí.–Comentó Camila sacando su móvil de la bolsa.
–Adelante, me alcanzas detrás de la barra cuando termines.–Contesto Elizabet con una sonrisa amable.
"Laur, empecé a trabajar en la cafetería que está a dos cuadras del edificio. Si quieres cuando termines tu turno pasas por mi xoxo"
Camila oprimió la opción de enviar pensando con una sonrisa el cómo podría ayudar a Lauren económicamente y así ya no tuviera que trabajar tanto, pero jamás pensó en la reacción que tendría la ojiverde cuando se enterara.
Ok, este es el último capítulo de la semana, prometí actualizar y bueno aquí está, espero que les guste y espero sus comentarios.
Sonrían que nada les cuesta.