Desde la noche en que Camila le reveló su estado a Austin no podía parar de llorar.
La chica no tenía idea de lo que iba a hacer, por su cabeza pasó el detener el embarazo como se lo sugirió Austin pero se sintió una horrible persona al estar considerando esa opción, ella no era ni la mitad de lo mala persona que había demostrado ser Austin y nunca lo sería. Ella no se consideraba para nada valiente como para hacerlo, además, ese tipo de situaciones traían consigo una muy buena cantidad de dinero y eso es lo que ahora no tenía, su padre seguía en problemas y no podría disponer de tal magnitud de dinero.
Y es que solo si hubiera insistido más el usar preservativo tal vez ahora no estuviera en está situación y se refería en singular porque el desgraciado de Austin no había hecho más que lavarse las manos y dejarla sola con el mundo cayéndose en pedazos sobre ella.
Por una parte Camila pensaba que era mejor así, pues tras enterarse de la propia boca del chico que le fue infiel un sin fin de veces no quería volver a verlo en su vida. Pero después el golpe de la responsabilidad volvía a caer sobre ella y la hacían reconsiderar la situación.
–Camila, hija, ¿Te pasa algo? Apenas y has probado bocado. Y tú siempre eres de buen apetito.–Sinu Cabello le preguntó a su hija con preocupación. La había notado distante pero lo achacó a que no podrían cumplirle su capricho de irse a California debido a su situación económica actual.
Tampoco es como si se estuvieran muriendo de hambre, porque no era así, pero si tenían que cuidar y gastar en lo necesario.–No tengo hambre, madre.–Camila respondió mirando aquella pasta y no pudo evitar sentir náuseas.
–Si quieres puedo presionar a tu padre para que reconsidere el tema de tu universidad.–Sinu hablo pero Camila no le presto la más mínima atención, estaba muy ocupada tratando de alejar las náuseas.–¿Camila?.–Insistió Sinu.
–No mamá, déjalo así. Podré entrar a alguna de aquí. Solo iré a tomar un poco de aire.– La chica de ojos marrones se excusó levantándose lo más rápido que pudo de la mesa.
Camila se encontraba caminando por las calles de Pacific Heights. Al salir de casa decidió caminar para ver si ayudaba un poco con el tema de las náuseas. La cabeza de Camila era todo un lío se martirizaba pensando en cómo haría y había decidido esconder lo más que pudiera su embarazo a sus padres. Todos pensaran que al ser una persona de clase alta no tenía problemas y lo cierto es que económicos no; excepto ahora, sino que todo aumentaba pues tenías que ser una persona respetable porque todos las demás familias de clase alta te tenían en la mira y no podías salir con algo así, sería desprestigiar el apellido y aún más que se convertiría en madre soltera. Pero, ¿Que pasaría cuando su vientre creciera? Camila no podía esconderlo toda la vida y le aterraba la idea de cómo lo tomarían sus padres en cuanto se enterarán.
Al pasar frente a su cafetería favorita se le antojo aquel capuchino que tanto le encantaba y sin pensarlo más entro al lugar. Después de ordenar se sentó en la mesa del rincón para evitar ser molestada por alguien.
A los minutos la chica del lugar llego con su pedido retirándose rápidamente. Camila no lo sabía pero se trataba de Normani Kordei una chica que también se graduó con ella y trabajaba medio tiempo ayudando en la cadena de cafeterías de sus padres. Ellas jamás fueron amigas pero Normani sabía lo pesadas que podía llegar a ser las chicas populares así que se mantenía alejada de ellas.
Camila se sumergió en deleitarse sus papilas gustativas al darle aquel primer sorbo al capuchino como si no hubiese tomado uno en años, pero es normal pues, cuando estás embarazada, sufres de antojos excesivos que no puedes controlar.La campanilla de la puerta indicó que entraba un nuevo cliente al establecimiento. Lauren miró a ambos lados tratando de encontrar a su amiga Normani, tenía que desahogarse con alguien después de haber discutido por enésima vez con sus padres. Lauren no podía creer como no la apoyaban en seguir sus sueños ¡vamos! Ellos tenían la posibilidad y los recursos pero solo porque ella no quería seguir la tradición familiar al no querer estudiar medicina, estos se rehusaban a financiar la universidad.
–¡Laur, aquí!—Normani llamó la atención de la chica de ojos verdes. Está caminó hacia la barra que era donde se encontraba Normani.
–Lamento venir a interrumpir tus horas de trabajo, pero tenía que hablar con alguien.– Lauren hablo agachando ambas cejas cabizbaja, una vez que estuvo frente a su amiga.
–Sabes que no hay problema. Ser hija de los dueños tiene sus beneficios.–Dijo sonriendo divertida y Lauren negó en respuesta.–Pero dime, ¿De que querías hablar? ¿Has vuelto a discutir con tus padres?
–¿Tan evidente es?–Pregunto Lauren bajando la mirada.–No entiendo porque les es tan difícil aceptar que quiero estudiar fotografía y arte.
–Oh Laur ¿No has podido convencerlos?–Pregunto Normani acariciando lentamente un brazo de su amiga en señal de apoyo. Lauren negó con los hombros caídos en derrota.
–Le hable de nuevo sobre irme a Academy of Art y mi padre se levantó furioso de la mesa gritándome si aún seguía con esa idea absurda.– Lauren relato a su amiga lo sucedido minutos atrás.– Yo salí corriendo de allí no quería seguir escuchando sus reproches.
–Lauren, no quiero presionarte pero, el tiempo para convencerlos se agota.–Normani hizo referencia al tiempo que quedaba antes de entrar a la universidad.
–Lo sé Mani, no me lo recuerdes.
De pronto unos sollozos interrumpieron su conversación. Ambas se miraron extrañadas al ver a una Camila Cabello dejan unos billetes sobre la mesa y salir apresurada del lugar.
Camila se cubrió la boca con ambas manos tratando de dejar de llorar, pero tal parecía que le era imposible. Caminó hasta sentarse en una banca que estaba cerca para tratar de calmarse. No sabía cómo le diría a sus padres del embarazo y tampoco sabía cómo saldría adelante lo cual le llenaba de miedo y provocaba aún más su llanto lleno de sollozos incontrolables. Apoyo sus codos en sus rodillas y bajo la mirada tapándose su rostro con ambas manos y solo dejo sus lágrimas caer.
–¿Estás bien?– Una voz ronca se dirigió a Camila pero esta no la reconocía por lo que no se movió de su sitio ignorándola.–¿Puedo ayudarte en algo?– Insistió una vez más y Camila sintió como se sentaban a un lado de ella por lo que no le quedó más remedio que mirar para ver de quién se trataba no sin antes limpiar sus lágrimas.
–Déjame sola. Gracias.–Camila hablo una vez que la miró y no entendía porque ella se preocupaba si ni siquiera la conocía.
–No creó que quieras llorar sola, uno siempre necesita un poco de consuelo y ser escuchado.–Lauren trato de mantener una conversación con Camila, no dejaba de lado que le ponía un tanto nerviosa estar hablando con su crush de preparatoria pero eso desvanecía al verla en ese estado.
–No quiero hablar con nadie, ni siquiera te conozco.–Respondió Camila tajante. Eso le dolió a Lauren por lo que decidió ponerse de pie dispuesta a irse.
Definitivamente había sido una muy mala idea correr a ella en cuanto la vio salir llorando de la cafetería.–No, espera, no te vayas.– Camila se sorprendió así misma al decirle aquello a esa chica que si mal no recordaba se llamaba Lauren.
–Muy bien, me llamó Lauren, por cierto.–Dijo la chica de ojos verdes al sentarse de nuevo a un lado de Camila.
–Lo sé.–Confesó Camila y Lauren no pudo evitar que su corazón se regocijará al saber que no era del todo desconocida para su Camila.
–¿Quieres hablar de lo que te pasa?–Preguntó con cuidado Lauren, lo menos que quería era asustarla.
–Yo... estoy embarazada y no se que mierda voy a hacer.–Camila soltó así de la nada. Miró a Lauren con los ojos llenos de lágrimas y ella la miró con ojos preocupados y a la vez sorprendidos y no fue porque no lo supiera porque ella si que lo sabía sino, por la forma tan repentina en que lo dijo.
Camila comenzó a llorar al ver la expresión de Lauren y no pudo evitar imaginar que esa sería la de sus padres.–Tranquila... todo estará bien.–Susurró Lauren una vez que tomó a la chica latina en sus brazos para consolarla.
Camila se sorprendió pero no se alejó, puesto a que necesitaba más de lo que imaginaba sentirse bien, sentirse segura y que no estaba sola en esto y por alguna extraña razón Lauren le dio esa sensación, más no lo cuestionó, solo dejo escapar sus sollozos libremente.