VEINTIUNO

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–Camila, hija, en algún momento tendrás que hablar con ella.–Dijo Elizabet refiriéndose a Lauren quien la esperaba sentada en una de las mesas de la cafetería.–No pueden vivir molestas para siempre, además, se ve que realmente esta arrepentida.–Trato de interceder por la pobre chica que tenía una rosa blanca en sus manos, esa era la tercera que le llevaba y las dos anteriores habían tenido un destino horrible: el bote de basura.

–Eli, por favor no trates de hacerme cambiar de opinión.–Respondió Camila caminando detrás de la barra para que nadie pudiera escuchar su conversación.–Ella se merece eso y más, no tienes ideas de lo que me hizo sentir y nadie humilla a Camila Cabello.–Dijo con rencor.

–Tienes razón, no lo sé, pero eso no justifica que no la escuches, sino, ¿cómo van a arreglar las cosas?–Elizabet le dijo llegando a un lado de ella.–¿Quieres decirme lo qué pasó? No entiendo que cosa tan grave pudiera  hacer esa niña tan buena que solo se desvive por ti y por tu bebé.–Camila volteo a verla escuchando sus palabras, algo hizo clic en su corazón al entender lo que quería decirle Elizabet.–Sabes que no estoy de parte de ninguna pero, ¿no crees que por todo lo que a hecho al menos se merece unos minutos de tu tiempo para que la escuches?

–Es que... vale te dire lo qué pasó.–Comenzó a explicar dejando el trapo con el que limpiaba la barra a un lado.–Fuimos a la mentada cena de la fábrica y ella me dejó para ir a coquetear con su amiga Keana.–Elizabet sonrió entendiendo de que iba todo.–Después regresó y su amiga también se sentó en la misma mesa, continuaron con su maldito coqueteo ¡delante de mi!–Exclamó recordando.–Yo le pedí que no lo hiciera y ella me respondió con un montón de majaderías, cosa que me molesto y para terminar, ¡Lauren no dijo nada! se quedó con ella, y el restó ya lo sabes.–Termino encogiéndose de hombros fingiendo que no le importaba.

–¿Estabas celosa?

–¿Qué? ¿Celosa yo? No, no, simplemente me molesto que....

–Que Lauren no te diera tu lugar.–Le interrumpió Elizabet terminando la frase por ella.–Y tienes un punto, pero no fue Lauren la que te dijo ese montón de groserías cómo lo dices.–Dijo haciendo señas en el aire.–Así que merece que le des la oportunidad de explicarse, anda, ve con ella tu turno termina ahora.–Camila la miro sorprendida.–Vamos, deja ese mandil y ve.–Dijo Elizabet quitándole la prenda, empujándola para que saliera.

Lauren se levanto de la silla al ver que Camila caminaba hacia la salida, se limpió las manos sudorosas por los nervios en sus jeans negros y camino hasta encontrarse con ella.

–Camz... esto es para ti.–Dijo tendiéndole la rosa blanca, cerró sus ojos esperando que la lanzara al suelo como los dos días pasados pero su sorpresa fue que no pasó.–Podemos hablar?–Preguntó abriendo los ojos murmurando bajo.–Por favor Camz.–Le suplicó juntando sus manos en en su pecho para darle más énfasis a sus palabras.

–Está bien.–Respondió cortante comenzando a caminar. Lauren la siguió detrás apresurándose para abrirle la puerta como todas la veces, hasta ese momento se dio cuenta que echaba de menos hacerlo.–Vamos al departamento no quiero hacer escándalos en la calle, odio esas cosas.–Dijo girando en dirección al edificio.

–Claro.–Respondió Lauren siguiéndola, sonrió al reconocer su voz mandona, esa voz que la caracterizaba en la preparatoria, era justamente esa razón por la que jamás se había acercado a ella en su época estudiantil, tenía miedo de que la rechazara así que solo se conformaba con mirarla a lo lejos mientras sus amigas se reían de ella, principalmente Dinah siempre le jugaba bromas pesadas, sonrió negando, salieron del ascensor caminando hasta llegar al departamento, abrió la puerta dejando pasar a Camila primero.

Camila entró al departamento caminado directo a la cocina, buscó un florero donde pudiera poner la hermosa rosa blanca que tenía en sus manos, lo lleno de agua y la colocó llevándosela a la sala, lo puso en la mesita de centro, sintió la mirada de Lauren en todo momento cosa que le divirtió, se giró de nuevo quedando frente a Lauren esperando a que hablara y así lo hizo.

–¿Sabes por que elegí una rosa blanca?–Lauren Preguntó.–Se supone que el blanco es el símbolo de paz.–Continuo ya que Camila no decía nada.–Y eso es precisamente lo que busco, unos minutos de paz para que me escuches y... me perdones.–Dijo buscando la mirada de Camila.–Yo se que no tengo perdón pero te juro que le reclame a Kea....

–¡Cállate! Ni siquiera menciones su nombre delante mío.–La interrumpió Camila. Lauren la miró alzando ambas cejas en asombro, jamás se imaginó que fuera tanto el coraje de Camila para llegar a tal grado.–Mira Lauren, no se qué haces buscándome, me fui para quitarte tu obra de caridad.–Dijo dolida.–Ya no será necesario que hagas como que quieres ayudarme, hablé con los señores Méndez y ellos me van a dar hospedaje hasta que nazca mi bebé.

–Pero Camz, no es necesario llegar a tanto.–Trato de hacerla cambiar de opinión.–Sabes que para mi no eres un acto de caridad, como k...–Se pausó viendo la mirada molesta de Camila.– Como ella dijo, yo solo lo hago por que quiero y ya.–Se acerco a Camila lentamente.–Debes de creerme Camz, jamás lo vería como algo así.

–No me interesa saber cual es la verdad.–Dijo alejándose de Lauren.–Y tampoco me quedare a averiguarlo, ahora si no te importa iré por mis cosas.–Termino de hablar caminando a la habitación.

–¡Qué! No Camz, eso no es necesario.–Le dijo Lauren caminando detrás de ella. Llego a la habitación viendo cómo Camila tenía la maleta en la cama lanzando de manera descuidada toda la ropa que tenía.–Camz, por favor no hagas esto más grande....

–¡MÁS GRANDE, MÁS GRANDE DICES!–Camila volteo a verla sin poder creer lo que le decía.–Para mi es muy grande Lauren, !¿crees que fue lindo para mi ver cómo esa estúpida te coqueteaba en mis narices!?– abrió la boca en shock al darse cuenta de lo que había dicho sin querer.

–¿Qué dices?–Preguntó Lauren acercándose a ella. Camila bajo la mirada concentrándose en guardar su ropa en la maleta.–Camz, repíteme lo que dijiste por favor, hazlo.–Pidió tomándola del brazo para que la mirara.

–No he dicho nada, olvídalo.– Respondió desviando la mirada.

–Camz...–Hablo tomándola del  mentón  obligándola a que la viera a los ojos.–No me mientas...–Susurró.

–Déjame ir Lauren.–Pidió en tono de súplica, miró esos hermosos ojos verdes que la llenaban de vida y supo que si seguía ahí no podría callarse y de nuevo diría cosas que no quería decir.

–No lo haré. Y si sirve de algo a mi no me interesa Keana por que estoy muy ocupada amando a alguien más como para hacerle caso a ella.–Comenzó a explicar y vio una sonrisa en los labios de Camila.–Voy a besarte si no te alejas de mi.–Susurro acercándose a sus labios, al ver que Camila no se alejaba decidió arriesgarse, cerró sus ojos al fin sintiendo sus labios unidos a los de la chica con la que siempre había soñado, lo hizo despacio sin ejercer presión por si la chica se arrepentía pero se sorprendió al escuchar un suspiró de parte de Camila y fue todo lo que necesito para al fin besarla mejor, tomó su rostro con ambas manos disfrutando del íntimo contacto.

–Laur...–Susurró Camila una vez que el beso terminó, se alejaron solo lo suficiente para verse a los ojos. Ambas se sonrieron enorme sintiendo que no había sensación mejor que la que acababan de sentir.–Entonces, ¿quien es tu amor secreto?–Se atrevido a preguntar anhelando escucharlo de la propia ojiverde.

–Tú.–Respondió sin titubeos.–Créeme, siempre has sido tú.–Terminó uniendo de nuevo sus labios en un beso necesitado.

Y bueno aquí está lo que todos pedían. Se viene mucho camren, gracias por leerme. Espero sus votos y comentarios.

Sonrían que nada les cuesta:)

Creo en ti  [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora