―brave boys.

O2 | piu piu and clad clad.

La habitación tenía poca iluminación gracias a que era más de las tres de la mañana y si encendía su lámpara de supreme que JaeBeom le había regalado —más bien, la robó de una tienda solo para burlarse de cómo se esfuerzan por ponerle un gran precio siendo tan sencilla de tomar. YoungJae suplicó tanto por ella, que se la dejó—, la directora del orfanato sabría que no estaba dormido y lo regañaría, además de correr a su amigo porque no tenía permitido estar en las instalaciones en ningún momento.

—Repasemos el plan.

—¡No, no! —YoungJae sacudió su cabeza y cruzó sus brazos— Ya sé que debemos hacer, hyung. Le digo a la directora que me quedo en tu casa por la excursión de la academia, luego saldremos a media noche hacia be favor, me siento en la puerta mientras haces tu trabajo y si viene alguien, grito para que le des piu piu.

—¡Así no suena el arma! —gruñó el mayor— Es más como clad clad.

—¡Claro que no! Eso es cuando aplaudes, tonto.

—¡Eso es diferente!

YoungJae lo miró soñoliento, arreglando su capucha con orejas de conejo para cubrir sus mechones chocolates desordenados. Estaba bastante cansado y se esforzaba por permanecer despierto, una vez que su hyung se fuera tendría que recoger las envolturas vacías de bananitos del suelo antes de que la directora las descubriera por la mañana.

—¡Piu piu! —insistió, ahora un poco más enojado que antes.

—¡Clad clad! —rodó los ojos.

YoungJae se inclinó hacia él, JaeBeom se sintió ligeramente incomodo por su cercanía.

—¡Piu piu!

—¡Clad clad!

—¡Piu piu!

—¡Clad clad!

—¡Piu piu!

—¡Cállate ya!

—¡Tú cállate!

—¡No me calles cuando yo te obligué a callarte!

—¡Ya te dije que te calles y como soy más lindo e importante, me vas a obedecer! —le sacó la lengua de forma burlona y se dejó caer encima del colchón.

Debí buscarme un perro, pensó JaeBeom.