O5 | spacecraft

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Yo tenía mercurio, venus, tierra y luego marte... —se detuvo un segundo para pensar en que seguía y cuando lo recordó, dio un pequeño saltito para continuar—... júpiter, urano, saturno... ¡Y plutooón!

Un grupo de hombres observaba al chico vestido vaquita que caminaba bajo las tenues luces de  las calles, sus propios relojes marcaban las once treinta y no dejaban de pensar a qué madre se le habrá perdido preciosidad de hijo.

Pero, era perfecto, tanto que lucía como un sueño. Su piel pálida brillando bajo la luz de la luna, sonrisa tan dulce como la miel y la forma en que sus cabellos desordenados interfieren en su vista. 

¡Yo tenía mercurio, venus, tierra y luego marte...!

—¡Hey, tú!

YoungJae se giró hacia los hombres y agitó una mano hacia ellos.

—¡Hola, buenas noches! —era un muy buen día para él, JaeBeom le regaló un traje de vaquita espacial y con tanto frío ya se sentía en la luna. Además de haberlo peinado y no podía evitar sentirse como el más bonito— ¿Quieren cantar conmigo?

Había un hombre bastante aterrador, piel muy pálida y lo miraba fruncido, pero muy dentro de si estaba muerto de ternura por el chico. YoungJae avanzó hacia ellos cuando le indicaron sus dedos que se acercara, seguía cantando su canción al paso que su cola de vaca se movía al compás de sus saltitos.

Otro hombre al lado del pálido lo miró con una sonrisa que no supo interpretar, así que le devolvió una muy amplia para no ser mal educado.

—¿Estás perdido, pequeño? —YoungJae negó moviendo su cabeza y a la vez soltando un suave no— ¿En serio? ¿Y a donde vas?

YoungJae lo piensa un poco y luego responde.

—Voy a ir a Saturno a columpiarme en sus anillos. —sonaba divertido en su cabeza y cuando lo pronuncia, suena mil veces mejor.

—¿Y cómo piensas ir a Saturno? —preguntó el hombre pálido colocándose a un lado, bastante cerca de su oído.

—¡Oh no! —lleva sus manos a su boca— He olvidado que no puedo volar, la vaquitas son muy pesadas, creo que debo encontrar una nave espacial. —dice decidido, moviendo sus manos— ¡Gracias por preguntar, amable señor! Que tonto me hubiera visto yendo a Saturno sin nave espacial.

Los hombre se miraron entre sí, algunos levantaban las cejas y reían. YoungJae los contó en su mente, eran siete y tan grandes que lo tenían un tanto aterrado. 

—Nosotros tenemos una nave espacial, cada uno de hecho. —dijo el pálido.

—¿De veras? —el hombre asintió ante la mirada emocionada del chico— ¿Cómo es? ¡Nunca he visto una!

Otro hombre, un poco bronceado se posó en su oído derecho reforzando lo que pálido decía, YoungJae tembló al sentir su aliento contra su piel.

—Es grande... —otro hombre repitió lo grande que era—, gruesa y larga.

—¡Suena tan enorme!

—Lo es. —afirmó el pálido.

—Sí es muy muy grande entonces espero poder entrar en ella. —dijo con entusiasmo, el pálido soltó un pequeño gemido que fue inaudible y el menor no lo captó— ¿Puede mi hyung venir? Ahora que lo pienso, él también tiene una nave grande, gruesa y larga, ¡todos podemos entrar en ella.

—No nos gusta compartir, pero si él quiere...

—¡Mi hyung es el más amable de todos! —gimió YoungJae, un poco molesto por la insinuación del pálido.

El hombre se disculpó, de inmediato, no quería alterar al chico y perder tan buena oportunidad que el universo le estaba lanzado.

—Tranquilo, pequeño, va a ser un muy buen viaje.

YoungJae se quedó rígido cuando el hombre pálido se atrevió a bajarle su capucha, todo su cuerpo emitió un escalofrío al sentir su cálido aliento muy cerca de su cuello. Pero el hombre no llegó muy lejos, acercando su lengua al trozo de piel que no cubría la gargantilla negra y consiguiendo un choque eléctrico al instante.

—¿Qué mie...? —el hombre en su oído derecho se alejó asustado y los demás retrocedieron unos cuantos pasos, entonces, cada uno cayó inconsciente en el suelo y largos charcos de sangre se acercaban a las pantuflas de YoungJae.

JinYoung y JaeBum aparecieron en las ventanas indicando que permaneciera donde estaba, cuando llegaron a la escena, el último no pudo ocultar su sorpresa. 

—No se si sentirme halagado porque dijiste que mi polla era grande o asustado porque no entendiste que lo hiciste. —los colores encendieron el rostro de YoungJae, porque claramente, él se refería al auto de su hyung al que por su cuenta lo declaró su nave espacial «vaquita móvil»— Joder, sentí escalofríos.

Todo se siente mejor para él cuando finalmente ve a su hyung, quién siempre estará cuidándolo. YoungJae se había asustado ésta vez, pero no lo diría. Le gusta la mirada orgullosa que le dedicaba y desaparecía como un hechizo el miedo. ¡JaeBeom es tan mágico!

—Él es tan bueno. —murmuró JinYoung mientras recogía las pertenecías de los caídos.

JaeBeom rodó los ojos, pero estaba de acuerdo.

—Ni siquiera la cantó bien. —murmuró para sí, pero la vaquita espacial lo escuchó.

—¡Claro que si!

—¡Claro que no! —gruñó el mayor— Es yo tenía mercurio, venus, tierra y luego marte, júpiter, saturno, urano, neptuno y plutón.

—¡Y plutoooón! No te olvides del final.

—Como sea.

JinYoung sonrió ante la escena ya con las pertenencias en una bolsa y esperando a ser recogidas por el líder, nunca cambian.


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―brave boys.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora