—¡YoungJae, por aquí!
JinYoung atrapó con la suficiente fuerza el brazo del menor para arrastrarlo consigo, el menor apenas podía respirar dentro de aquella casa. Las flamas cada vez estaban más cerca de ellos y las probabilidades de escapar empezaban a ser nulas.
Los dos chicos se encontraban en el segundo piso cuando desde la puerta observaron como el pasillo era consumido en grandes llamas. La primera reacción de YoungJae fue una extraña calma, del tipo que logró tranquilizar a JinYoung por unos instantes. Pero, repentinamente, arrastró al mayor de forma estratégica por los pasillos ya que las tuberías de gas que no tardaría en explotar.
Mientras más avanzaban no dejaba de sentir algo en su pecho, poco a poco dejó de caminar y se percató de la realidad.
Su hogar se estaba derrumbando frente a sus ojos, otra vez.
JinYoung condujo a YoungJae por las escaleras, las cuales estaban parcialmente destruidas debido a que el techo empezaba a desmoronarse. Tenían que llegar rápido al comedor para salir por la puerta trasera antes de que los bomberos aparecieran y la casa terminará por explotar.
YoungJae se soltó del brazo de JinYoung antes de que cruzaran el pasillo que conducía al comedor y corrió lejos de él, haciendo al mayor fruncir su ceño.
—¡¿A dónde diablos vas?!—gritó.
—¡No puedo dejarlo aquí! —le gritó de vuelta— ¡No pienso dejarlo solo!
JinYoung frunció el ceño sin entender, pero lo siguió esquivando los trozos que prácticamente caían sobre ellos mientras le suplicaba a YoungJae apurarse porque no era el momento ni el lugar para sus juegos, menos con el fuego empezando a invadir la cocina, su ruta de escape.
YoungJae recordaba haberlo dejado encima del sofá horas cuando tomó una siesta y es justo a donde se dirigía. Apenas podía ver algo a través de las llamas que terminaban de destruir lo que quedaba de ésta, pero lo ahí estaba.
Empezó a saltar entre cojines medio quemados que sacaba de las sillas alrededor para crear un camino que le hiciera llegar al sofá sin pasar por el fuego. Por una pérdida de equilibrio, casi su suéter toca una de las llamas, para su suerte cuando se estabilizó aterrizó en encima del peluche, abrazándolo con fuerza sin importarle que estuviera un poco quemado y sucio. Regresó hacia donde JinYoung lo esperaba y se dejó conducir de vuelta al comedor. El mayor por supuesto le parecía una tontería haber perdido el tiempo para salvar un estúpido peluche que perfectamente podían adquirir en otro lugar, incluso uno más bonito. Pero no lo señaló, porque era más importante empujarse a sí mismo fuera de la casa y aterrizar lejos de las rocas.
La mesa cayó tan cerca de la puerta que les bloqueaba el paso, YoungJae tuvo una idea que al principio era tonta pero era su única salvación debido a que la principal ya no podían tomarla como opción. Los dos se acercaron y tomando varias inhaladas de aire contaminado, agarraron las esquinas de la mesa y la empujaron lo suficiente para permitirles salir por un pequeño espacio. YoungJae fue primero mientras estrujaba sus palmas quemadas sobre sus muslos, después JinYoung, pero éste las sacudía para no sentir la sensación de ardor que le provocaba.
Una vez fuera, corriendo escabulléndose por el jardín del vecino. Las sirenas de policías se escuchaban peligrosamente cercas por lo que no les quedó de otra que esconderse detrás de un arbusto y aprovechar el descanso para respirar aire fresco.
YoungJae aún abrazado a ese peluche miró a JinYoung.
—¿Esto lo hizo hyung?
JinYoung no responde porque no sabe que decirle, así que lo rodea entre sus brazos sintiéndolo dar hipar debido a sus sollozos. YoungJae debía estar tan asustado y decepcionando, pero aquello no era ni de cerca lo que el chico castaño pensaba y sentía en la realidad. Las ventajas de ser un niño bonito era esconder tantos secretos.
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―brave boys.
Fanfiction(🍌) : JaeBeom y YoungJae son tan unidos, como dos compañeros del crimen. ¡Oh, esperen! Eso exactamente son. ↳ 2jae. ↳10/12/2019 ¡puesto #2 en el ranking 2jae! ↳ registrada en safe creative...