—¡Innie..., Innie..., Innie! —la niña empezó a corretear por toda la clase hasta que se encontró delante del niño pelinegro que jugaba con los bloques de colores en el suelo —¡Quiero una mamá!
El niño abandonó sus bloques para mirar a su amiga —¿Una mamá...?
La niña soltó un gritito agudo, ofendida de las palabras de su amigo —¡Appa 'ta solo!
—Oh, —el niño se apoyó en sus manitas para levantarse —Pero papi Woojin no quiere jugar conmigo porque 'ta con Mami Channie... ¡No es divetido!
—Pero papi está triste... —Hyemi puchereó mientras seguía explicándole a su amigo —Lo veo llorar y, y, y, ¡Yo no quiero papi trite!
JeongIn se apresuró a cogerle de las manos a la niña cuando vio que esta se colocaba los puños delante los ojitos para poder ocultar las primeras lágrimas que se asomaban por estos.
—Pero tu papá te tiene a ti, —la niña lo miró, con los ojos brillosos y la nariz rojiza —Mi mami le da besitos a papi, y Hyemi puede hacerlo.
—¡Pero no es como en los cuentos! —Hyemi corrió a buscar uno, que su papá le había leído un tiempo antes y que adoraba tanto, que siempre lo llevaba en su mochilita de kumamon. —Mira.
Hyemi empezó a señalar con su dedo una casa, dónde en la puerta se encontraba los padres de un precioso osito blanco que estaba abrazando a su madre. JeongIn observaba el cuento ensimismado, con la boquita abierta y las manos en sus piernas.
—Y shi... ¿buscamos a una mamá? —JeongIn la miró, Hyemi se giró hacia él con los ojos chispeantes de ilusión, la niña asintió efusiva y levantó a su amigo para dar saltitos.
—¿Me ayudarás? —Hyemi empezó a recoger lápices de colores de la caja de la mesa y dibujó una familia.
JeongIn la imitó y así pasaron los minutos hasta que los dos dibujos estuvieron coloreados (aunque muy por fuera de la línea) y escribieron los nombres.
El niño colocó "Papi Woojin" encima de un osito de color amarillento y grande, con los dientes en medio de sus labios, sonriendo mientras abrazaba al osito marrón que llevaba escrito encima de él "Mami Channie" y en sus brazos sujetaba a un pequeño osito que JeongIn denominó como "yo".
Hyemi por su parte se dibujó, cogida de la mano de HyunJin sonriendo, pero ella estaba a su lado, en el centro, y en el lado izquierdo (dónde no estaba su padre dibujado, pues estaba a su derecha) colocó una mancha con lápiz y un interrogante, pensando en que algún día esa mancha se podría borrar y dibujarla.
—Hyemi-ah, JeongIn-shi —Seungmin los buscó, la clase estaba sola, y solo quedaban estos dos quienes estaban tan ocupados dibujando que se habían olvidado qué hora era —Es la hora de la siesta.
JeongIn se levantó, frotándose los ojitos y caminando a pasos pesados hacia el maestro, quién lo levantó y le dejó un beso en la frente. JeongIn apoyó su cabeza en el hombro del pelirrojo y se dejó caer en los brazos de morfeo ahí, con Seungmin meciéndole lentamente para que pudiera dormir mejor.
Estiró su mano en dirección a la niña pero continuó enfocada en su dibujo. —Hyemi-ah, es hora de dormir.
—No —la niña puchereó y continuó coloreando. —¡dibujando!
—Pero todos están durmiendo, ¿no quie-...? —la niña negó, pataleando con los pies que no le llegaban al suelo. —Está bien, ahora vuelvo.
El maestro fue a llevar el niño que tenía en brazos junto a sus compañeros, dejando la puerta entreabierta para sí oía algún sollozo o había algún problema; suspiró, normalmente esa era su hora de descanso, donde podía entretenerse con su móvil o simplemente dedicarse un poco a él (realmente quería dormir, porque aunque al final durmió demasiado bien en las sábanas que no eran suyas, le costó conciliar el sueño, escuchando la escena enternecedora que Hyunjin y su hija protagonizaban en el salón), pero no podía quejarse, tenía su trabajo de ensueño y no podía encontrarle pegas a que tuviese que cuidar a una niña.
ESTÁS LEYENDO
SINE DIE『HyunMin』
Fanfictionsine die ; indefinidamente Con dos vidas tan distintas, incapaz de conectarse, Hyunjin y Seungmin se encuentran enredados entre ellos cada vez más por un estúpido capricho de la niña: "sé el novio de mi papá".