Las calles eran bañadas por las rápidas gotas que obstruían el paso y hacían que se creara bastante tráfico. Quedaron atrapados en una enorme cola mientras le estaba llevando hasta su casa.—Parece que están cerrando las carreteras, llueve bastante —Hyunjin colocó una mano en el volante, dejando que la otra desabrochase su corbata y movía su cabeza de lado a lado.
Seungmin pensó que no era su día, porque cuando consiguieron avanzar, se encontraron con la carretera que dirigía a su casa estaba cerrada y era imposible circular por ahí. Pero no se atrevió a decir nada.
Estaba abrumado, no sabía qué hacer. Masajeó su frente con los dedos mientras pensaba rápidamente en algo que pudiera solucionar su situación y llegase a casa cuanto antes.
—¿puede dejarme aquí? Caminaré —estaba bastante lejos aún, pero si corría, tampoco iba a ser tan complicado llegar hasta su hogar.
—Está lloviendo mucho, no puedo dejarle ahí —Seungmin iba a replicar, pero empezó a estornudar, ahora sí se había resfriado. Estaba calado hasta los huesos; Hyunjin colocó la mano que se mantenía en su propia pierna (mientras la otra se mantenía en el volante, conduciendo con una mano) en el cambio de marchas y volvía a conducir —Puede dormir en mi casa, no puedo dejarle ahí. Ha hecho demasiado por Hyemi hoy.
—De verdad que no me debe nada —volvió a insistir, pero fue inútil cuando vio que se dirigían a la casa y no daba su brazo a torcer. Entonces, solo suspiró y se dejó llevar, tampoco es que tuviese nada mejor.
❀❀❀❀❀
Su piso era normal, no resaltaba por ser uno de esos pisos caros de ensueño que siempre soñó tener, blanco y limpio, un ático. Pero aún así, destacaba su elegancia y afición minimalista con toques pastel, pero conservando un aire infantil.
—Usa el baño del fondo —el pelinegro llevaba su niña en brazos, le señaló una puerta y continuó su recorrido hasta que llegó a la habitación de la pequeña.
Una vez la niña estuvo dormida entre sus sábanas, y él bajó hasta el comedor, vio como el maestro de escuela entraba en el baño. Fue a buscar una toalla limpia y se la entregó, viendo como la cara del menor se pintaba de un color carmesí delante de que Hyunjin no había pedido permiso para entrar al baño.
Seungmin vestía una de sus camisas y unos pantalones holgados en la hora de cenar. Estaban solos, Hyemi aún dormía y Hyunjin no tenía la intención de despertarla.
—¿Hyemi-ah se resfrió? —preguntó una vez empezaron a cenar; ahora el ambiente no era tan frío e incómodo, pero no tenían un tema en común más allá de la niña —Siento que nos encontraras en pleno frío, pero insistió en esperarte afuera.
—Tiene un carácter muy fuerte —sonrió —se parece a su madre. —Seungmin se mordió el labio para evitar preguntarle sobre la mujer que le dio la vida.
Hyemi nunca había hablado de ella, pero cuando veía a las mamás yendo a buscar a sus compañeros se las quedaba viendo –y alguna vez, cuando era más pequeña había cogido de la mano de alguna, preguntando si ella querría ser su mamá, pero entonces llegaba su padre y sus ojos se iluminaba como si hubiese perdido esa idea de la mente y se abalanzaba sobre él-.
—Además, creo que ha acabado usted resfriado —Seungmin no dejó acabar la frase, le pidió que le tratara de "tú", intentando hacer una relación más íntima, sin cordialidades. —Oh, está bien. Tenía mucho miedo de que nadie se hubiese quedado con ella hoy. Cuando vi la hora, pensé que Mi me odiaría por dejarla sola tanto rato.
—Siempre nos aseguramos de que todos los niños se han marchado con sus respectivos padres, es nuestro trabajo —acabaron de cenar y Hyunjin le invitó a sentarse en el sofá, acompañado de una copa de vino, ambientando la sala con una conversación amena, típica de adultos. —Además, Hyemi-ah lo quiere mucho, y estoy seguro de que todas esas horas fueron segundos cuando lo vio. Créeme, nunca te verá como alguien que le puedas hacer daño, eres su mundo.
—Y ella es mi universo —Seungmin sonrió con empatía, entendía lo que el hombre sentía y le llenaba el corazón de calidez ver a un padre que amaba tanto a su hija — Oh, joder... Podría dar mi vida si por eso mi hija estuviera feliz.
No supo si fue por el ambiente tan íntimo con el que se habían integrado o por las copas de más que se había tomado, pero con el pelinegro sentía que podía soltar sus penas. Llevaba tantos días guardándoselas y ahora estaba viendo una oportunidad para desahogarse.
—Creo que me voy a disculpar una vez más —Antes de que Seungmin pudiese contradecir, Hyunjin prosiguió a hablar: —Hace días que mi trabajo cuelga de un hilo; estamos en un mal momento en la empresa y me estoy viendo afectado.
Seungmin le entendió, se acercó un poco más a él, dejando su copa en la mesita centrada entre la televisión y el sofá, y tímidamente le colocó una mano detrás de la espalda, reconfortándolo de alguna manera.
—Hoy ha sido un día de mierda (después de estar con Hyemi, claro) y antes de que me diese cuenta eran las nueve —las seis era la hora que los niños tenían que salir de la guardería; Hyunjin se encorvó hacia sus rodillas, colocando las manos en su cara para ahogar allí sus penas y poder ordenar mejor los sentimientos. —Casi me da algo cuando he pensado en que Hyemi podría estar sola, quién sabe dónde.
Hyunjin levantó su vista, conectando sus miradas en una sola, Seungmin sintió que con sus ojos negros tan profundos –iguales que los de Hyemi- le pedían disculpas y se encontraba realmente arrepentido. Pero ya no le importaba, y no sabía cómo hacerle entender que no había sido nada. Que todo el mundo tenía un mal día y que a fin de cuentas era su trabajo.
El pelinegro continuó mirándolo fijamente, sin importarle los segundos que estaban transcurriendo a su alrededor, pensando demasiado rápido y sintiendo como el pelirrojo le entendía; y continuó necesitando dejar libre esa presión que sentía en el pecho.
Total, los dos llevaban algunas copas de más encima y no tenían tanta consciencia, además, seguro mañana olvidaría sus problemas y haría ver que no había confesado sus penas a un simple maestro de parvulario.
—Mi mayor miedo es no poder ofrecerle nada a Hyemi —El pelirrojo con su atrevimiento provocado por el vino tiró de él, aferrándolo a su pecho cuando vio que sus ojos brillaron a causa de lágrimas que querían surcar por sus pupilas. —¿Qué pasa si algún día no tengo dine-...?
Seungmin no dejó que acabase la frase, empezando a acariciar su sedoso pelo, sin despegarlo de su pecho y hundiendo su cabeza su cabeza en su hombro para que pudiese llorar ahí.
Continuaron abrazados, uniendo sus tibios cuerpos en uno solo, buscando refugio en el otro... ignorando el hecho de que un pequeño cuerpecito los observaba aferrada a las barandillas de las escaleras, siendo testigo de toda la escena que sus dos mayores compartían, con un nuevo sentimiento ocupándole su corazón. Emocionada.
holiis uwu, creo que no hay nada mejor que una actualización en un día malo :((... espero que vuestro día haya sido mejor que el mío n-n
en fin, como 'photophenes' ha terminado ((duele más de lo que pensaba decirlo ;;;)), vooy a centrarme en sine die completamente, yeey :DD!! me hace mucha ilusión, porque se me han ocurrido nuevas ideas y ayyy, no encuentro el momento para escribir, ayuda xD send tiempo ;; Así que las actualización continuarán siendo lentas uwu...
nos leemos ♡
UN HYUNJIN DE REGALO UWU,
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SINE DIE『HyunMin』
Fanfictionsine die ; indefinidamente Con dos vidas tan distintas, incapaz de conectarse, Hyunjin y Seungmin se encuentran enredados entre ellos cada vez más por un estúpido capricho de la niña: "sé el novio de mi papá".