【04】 ¿Quieres ser mi mamá?

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Hyunjin acabó dormido en el sofá. Después de mantenerlo en sus brazos y escucharlo llorar -sin importarle que la camisa se ensuciara-, dejó que se calmase tanto como quería y al final acabó dormido entre sus brazos.

Lo dejó suavemente en la superficie acolchada y lo tapó con una manta que había al final del sofá. Se quedó viéndolo, aún un poco mareado por los afectos tenues del alcohol, tampoco había bebido tanto, pero al no estar acostumbrado a él, le hacía ver las cosas diferentes; cómo la suave piel que poseía el pelinegro, blanca y tersa, los labios cómo una manzana prohibida que eran característicos de él -porque alguna vez se había fijado, ¡para no hacerlo!- y que ahora mismo, eran hechizantes.

—Seungmin... —la suave voz de la niña lo sobresaltó, parpadeó rápidamente antes de girarse a ver a la pequeña quién se encontraba viéndole mientras abrazaba a su peluche.

Volvió un poco a sus sentidos y tomó la mano de la niña, alejándola del comedor dónde su padre descansaba, pensando que sería lo mejor para el hombre.

—Mi, tu papá está durmiendo —le informó una vez salieron de la sala y se acuclilló delante suya —¿Qué pasa? ¿Tienes hambre?

La niña asintió y se hicieron paso hasta la cocina.

Rebuscó un poco antes de encontrar algunas sobras de comida en la nevera, y pensó que eso era lo mejor que podía ofrecerle. No era su cocina y no podía ponerse a toquetear sin consentimiento.

Hyemi insistió en sentarse encima de la encimera, y la obedeció. Volvió a preparar la cena.

Hyemi se encontraba balanceando sus piernas cuando empezó a hablar —No tengo mamá.

Seungmin se giró hacia la niña, viendo como continuaba jugando con el cuaderno de dibujo que minutos antes le había pedido (y él, pensando en que no ocurría nada, le cedió).

—Hay mucha gente que no tiene, Hyemi-ah. Además seguro que con tu papá es suficiente —vio como a la niña se le iluminaban los ojos al pronunciar a su papá. —¿Verdad?

—Ya... Pero yo quiero una —mordió el color que tenía en las manos y Seungmin se quedó sin saber qué decir, pero antes que pudiese responder la niña continuó hablando —Pero, Seungminie, ¿una mamá qué hace?

Sabía que no era a él quien le tocaba, ni debía hablar de un tema tan delicado como ese pero la niña lo miraba como si de verdad no estuviese haciendo nada malo (y no lo hacía, pero le dolía ver a una niña tan dulce cuestionarse algo que podría hacerle tanto daño si le explicasen que no tenía mamá.) Y tenía esa mirada tan inocente que no se podía resistir... Joder.

—Lo mismo que papá —intentó contestar, pero vio que la niña se quedó insatisfecha —cuidarte, juega contigo, te enseña muchas cosas, y te da muchos mimos.

Le hizo cosquillas en la barriga, viendo como a la niña se le escapaban carcajadas que ocupaban toda la cocina y le contagiaban a él. La niña era muy bonita, igual a su padre y cuando reía sus ojitos desaparecían en dos preciosas medias lunas que le cerraban los párpados y las mejillas se le teñían de un tenue rosa y su respiración se aceleraba, mientras una dulce sonrisa decoraba su cara, acompañando la suave melodía de su risa.

—E-entonces... —cuando se hubo recuperado un poco de su ataque de cosquillas, que Seungmin aún tenía las manos en su barriga, dispuesto a continuarlas, la niña habló. —Tú haces lo mismo que una mamá. ¿No quieres ser mi mamá?

❀❀❀❀❀


—¿Seungmin...? —HyunJin se había levantado justo a tiempo; los dos se mantenían en un silencio incomodo donde el pelirrojo no tenía ni la más mínima idea de qué responderle. Por eso solo estaba mirando a la niña mordiéndose el labio intentando que la tierra lo tragase. —¿Qué...? Oh, Hyemi-ah.

La niña balanceó sus brazos cuando vio a su padre, para que la levantara entre sus brazos. Y el pelinegro la obedeció, mientras Seungmin se dedicaba a mirar la escena quieto. Hyemi dejó un sonoro beso en la mejilla de su padre y este la meció.

—¿No tienes más sueño? —la niña negó sonriendo. Hyunjin miró la hora y vio que Hyemi ya debería estar acostada a esas horas, pero como había dormido antes, no tenía sueño.

Vio que Seungmin le estaba preparando una cena improvisada y decidió dejar a la niña en la mesa, jugando con el cuaderno, y acabar de prepararla él mismo.

—Muchas gracias por cuidarla mientras dormía —agradeció mientras los dos trasteaban en la cocina —Se te da muy bien.

—me especialicé en eso —quiso bromear, y se sintió feliz de haber podido dibujar una sonrisa en el rostro donde antes habían lágrimas. —Iríamos mal si no supiera vigilarla.

Hyunjin rió, y Seungmin sonrió al verlo —No me refería a eso, decía que a Hyemi le encantas. Siempre habla de ti como un ídolo.

Calló mientras le subía un rubor por las mejillas. —Dice que eres tan cariñoso con ella y le enseñas muchas cosas.

Acabó de preparar la comida, mientras él se mantenía una sonrisa sincera y el rostro caliente. Siempre había dado todo en su trabajo, por el amor que sentía hacia los más pequeños, pero nunca se había sentido tan realizado como ahora. Saber que los niños opinaban eso de él, le llenaba el corazón de gozo y le revolvía el estómago.

Hyunjin se dirigió la puerta, no sin antes acunarle la mejilla en un gesto (seguramente sin pensar, inconscientemente) y dejarle una leve caricia ahí, acompañándola de una sonrisa y un -espero que continúe a tu lado.

Pestañeó para olvidar todo lo que había sucedido en un momento y se revolvió en la cama. Hyunjin le había cedido su habitación, alegando que él dormiría en el sofá, y aunque había insistido, no lo había dejado.

El suave y característico sonido de la risa de Hyemi no le dejaba dormir, continuaba pensando en lo que la niña le había dicho, y en que quizá, debería decírselo a su padre. Pero seguramente debería ser muy duro para él.

No sabía por qué la niña no tenía la figura materna, pero si ella tampoco lo sabía, lo más probable es que fuera un tema que su padre no quería decir. O no tenían suficiente confianza.

Nunca habían hablado mucho con su padre, aunque conversaron en las reuniones que tenían de vez en cuando para el seguimiento del desarrollo de Hyemi, no hubo nunca nada más allá de eso. No podía negar que el chico era atractivo, pero pensando que ya tenía a alguien en su vida, no quería mover ficha. Además, sería impensable que acabase con el padre de un alumno, ¿qué tipo de responsable sería?

Respiró profundo, sintiendo como el olor de Hyunjin se le colaba con los poros de la piel y le inundaba la nariz, y se sintió mareado de tal aroma. Empezó a cerrar los ojos, dejándose arropar por las cálidas sábanas y empezó a caer en sueño.

Oyendo como Hyunjin le leía un cuento a su niña, con su voz grave y varonil y sintiéndose culpable de tener ese sentimiento tan agradable dentro suyo, revoloteándole como una mariposa inquieta, se durmió.

Y sabía, que estaba mal ese sentimiento.










whoola ~
siento mucho lo que voy a decir, pero voy a pausar esto.

no me encuentro bien, estoy bastante agobiada con todo ahora mismo. He empezado el instituto de nuevo, y no es mi mejor curso, me está superando... Se me está haciendo todo muy grande y aparte, tengo otros problemas que están sumando todo a un estrés y ganas de llorar constante. Y no puedo más.

Por lo cuál me veo incapaz de escribir. Necesito un tiempo para mí y para ser capaz de superar este pequeño bajón emocional...

((la verdad, subo esto en vez de decirlo en mi muro porque los votos y comentarios son una gran ayuda para mí >*< ♡))

muchas gracias por todo, nunca encuentro las palabras para poder expresar todo el cariño que os tengo :(( solo, gracias.

SINE DIE『HyunMin』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora