Capítulo 7

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Me despierto gracias a un dolor punzante en mi muñeca y hago una mueca cuando recuerdo todo lo sucedido antes de desmayarme y me siento sobre la cama en la que me encuentro. Rápidamente reconozco el lugar como la habitación que antes compartía con Taeyong, las puertas del armario están abiertas y veo que toda mi ropa estaba otra vez en colgada en su lugar y mis zapatos estaban organizados en una fila por sus colores.

Bajo la mirada a mi mano y la veo vendada de nuevo por lo que mis suposiciones de que tendrían que operarme estaban en lo cierto, ahora necesito darle una excusa a Mark de porqué nunca regresé a casa.

Aunque bueno, mi amigo siempre termina dándose cuenta de todo lo que me sucede.

- ¡Jaehyunie ya despertaste! -. La estridente voz de Taeyong hace que gire mi cabeza hacia la puerta de la habitación y giro mis ojos ante su falsa sonrisa.

Me giro para darle la espalda y me cobijo hasta la cabeza, quizás eso le dé una pista de que no quiero verlo, aún así siento que el colchón se hunde a mi lado y el pelirrosa comienza a acariciar mi espalda cubierta.

- Dime Taeyong, ¿cambiaste las sábanas por lo menos desde la última vez que te revolcaste con tu amante? -. No puedo evitar soltarle una pregunta llena de veneno, eso tal vez hará que le duela el corazón como a mí.

- Jae, por favor no hablemos de Ten, él fue un error en mi vida y yo... de verdad te amo, no sabes cuánto, lo único que deseo es que me des la oportunidad de demostrarte lo que significas para mí y que criemos este bebé juntos, que seamos una familia y en un futuro agregar más integrantes -. Su voz cargada con cariño me producen arcadas imaginarias y desearía poder darle una cachetada al menos.

- ¿De verdad deseas que te perdone? -. Es lo único que le pregunto.

- Con toda mi alma Jae, y sé que será un camino difícil pero estoy dispuesto a hacer lo que sea para que volvamos a ser la pareja que todos envidian -. Se acuesta a mi lado de medio lado y siento su abultado vientre presionarse contra mi espalda baja.

- ¿Cuántas veces te acostaste con ese pedazo de mierda? -.

- Jaehyun eso no es importante de verdad, te digo que... -.

- Responde a la pregunta maldita sea -. Lo interrumpo con rabia en mi voz, lo mínimo que me debe es responderme todo lo que quiera saber.

Segundos pasan en silencio mientras yo espero de manera paciente a que Taeyong crezca un par de bolas y me pueda responder.

- Sinceramente... no lo sé... quizás alrededor de unas... treinta veces porque la mayoría de nuestros encuentros eran citas casuales -. Dice al final.

Cierro los ojos como si me hubieran dado un puñetazo.

¡¿TREINTA VECES?!

- ¡TREINTA VECES TAEYONG! ¡¿Y ASÍ QUIERES QUE TE DÉ OTRA OPORTUNIDAD?! ¡¿ME CREES UN IDOTA?! -. Tiro las cobijas al suelo y me pongo en pie, ya no me importa lo que tenga que hacer para irme pero necesito huir de este lugar antes de que mi estado mental empeore.

Necesito de las pastillas que dejé en el apartamento de Mark.

- ¡No Jaehyun! Te estoy diciendo que es mi pasado y de verdad estoy arrepentido, por favor te ruego que me digas qué tengo que hacer para que me des una oportunidad de volver a tu corazón -. Habla rápidamente tratando de detenerme.

- ¿Lo que sea? -. Pregunto con falsa inocencia, esa cualidad se encargó de arrebatármela él acostándose con su compañero de trabajo.

Taeyong asiente varias veces y noto un dejo de esperanza en sus ojos.

Iluso.

- Mira, te voy a brindar un poco de luz en el tema porque al parecer tus treinta cogidas con el médico mató la mitad de tus jodidas neuronas y te dejó idiota -. Le digo con una sonrisa en el rostro.

Sus ojitos se llenan de lágrimas ante mis palabras y sé que le duela que lo haya llamado un idiota, así le dicen sus padres siempre porque lo odian... como yo desearía hacerlo.

- No sabes nada de lo que te voy a contar porque pasabas tus noches y días follando con el tailandés ese pero siempre me venía más temprano del trabajo para prepararte la maldita cena, llevé cursos en línea para aprender a cocinar y tengo más quemadas en mis manos que años de vida ¡¿ves las cicatrices?! ¡¿Las ves?! -. Le enseño mis manos llenas de marcas rosas que nunca se irán.

Sus ojitos se llenan aún más de lágrimas y veo unas cuantas luchar por escapar.

- Taeyong todos los días te preparaba algo de comer... y siempre todo terminaba en el basurero, te escribí cientos de canciones que tenía planeado cantarte en las veladas románticas que tanto empeño puse en realizar y nunca escuchaste ni una sola porque lo único que te interesaba era tener una polla que no fuera la mía en tu culo ¿no? -. Alcanzo el cuaderno que aún guardaba en el fondo del armario y se lo tiro a sus pies para que viera que es cierto.

- ¡ESTUDIÉ PSICOLOGÍA PORQUE QUERÍA AYUDARTE A SALIR DE LAS DEPRESIONES EN LAS QUE SIEMPRE PASABAS! -. Exclamo reclamándole todo lo que hice por él sin pedir remuneración alguna.

Es entonces que el embarazado se rompe y comienza a sollozar con fuerza.

Eso es Taeyong... siente parte del dolor que tú mismo me hiciste sufrir.

- Estuve tan feliz el día que me di cuenta que estábamos esperando un bebé... sólo para después descubrir que puede ser hijo del otro asqueroso de mierda... y que te quede claro que si es así nunca más te volveré a ver la cara -. Con hipocresía me acerco a su vientre y le doy una suave caricia.

Me parece extraño que el pelirrosa no haya explotado aún en uno de sus ataques de ira y me aprovecho del momento.

- Cuando hayas hecho todas esas mismas cosas por mí consideraré darte una oportunidad, aunque también influirá mucho si el niño es mío o no... pero lo más importante Taeyong, si verdaderamente quieres mi perdón entonces me tendrás que ver acostarme treinta veces con otro hombre -. Me doy la vuelta y comienzo a salir de la habitación y el apartamento, esta vez sin nadie que me detenga.

Mi mano palpita dolorosamente y sé que necesito una pastilla con desesperación pero mi malestar puede esperar un poco.

- ¿Te parece? -. Le pregunto, sin esperar una respuesta salgo de lo que en algún momento fue mi hogar y me dirijo hacia donde personas a las que de verdad le importo me esperan.

CheaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora