Epílogo

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—¿Qué va a pasar ahora? —le pregunté mientras paseábamos entre las olas de hierba dorada que ondeaban en aquel prado encantado que creó para nuestro primer encuentro. íbamos completamente desnudos, agarrados de la mano.

—No lo sé.

—Y eso está bien —le hice notar. — ¿Quién quiere saberlo todo, cuando todo lo que venga será bienvenido?

Me cogió de la cintura y nos elevamos hacia las nubes.

—¡Te hecho una carrera hasta...!

—¡Hasta la Luna y vuelta! —le interrumpí desasiéndome de él y saliendo disparado hacia lo alto.

—¡Eso es trampa! —Protestó entre risas, alcanzándome al instante para robarme un beso.

Allá abajo, en nuestro claro del bosque, un unicornio detuvo su trotar para observar nuestro ascenso y... vomitó un precioso arcoíris gay.

Fin

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