Project Powerpuff: One-Shots

Una obra de teatro peculiar. [Un poco de todos]

· Las Powerpuff Girls y sus personajes NO me pertenecen.
· Escribo esto con el fin de entretener.
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Boomer se miró en el espejo con su larga peluca rubia, el vestido rosa y la corona que llevaba en la cabeza y soltó un largo suspiro. No le gustaba en absoluto verse vestido como una princesa, pero no le quedaba de otra.

¿Cómo había terminado así? Fácil, él y sus hermanos habían querido sabotear una obra de teatro del instituto en la que participaban las Powerpuff Girls y, como castigo, los habían obligado a participar en otra con ellas y algunos compañeros más.

Tanto la obra como los papeles que les tocaría interpretar habían sido elegidos sacando papelitos de una urna improvisada en clase.
El rubio, a pesar de tener un papel femenino, estaba contento porque al menos no le había tocado a otro chico hacer de príncipe. Y no solo eso. No iba a decirlo en voz alta, pero el hecho de que quien tenía que besarle era la superpoderosa azul le ponía bastante contento.

A él le tocaba hacer de Aurora, la bella durmiente, a Burbuja le tocaba el papel del príncipe Phillip, Bombón era Maléfica, la bruja malvada, Brick era Steffano, el padre de la bella durmiente; otra compañera de clase llamada Amanda iba a ser la madre, y luego venía su parte favorita. Butch, Bellota y Princesa eran las tres hadas que cuidaban de la bella durmiente. A los otros les había tocado disfrazarse de árboles, de animales y hasta del famoso búho que salía en la película.

— Diez minutos para que empiece la obra — les avisó su maestra, la señorita Keane.

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Butch echó un vistazo rápido desde detrás del telón rojo del escenario y respiró hondo. La sala se iba llenando de niños de edades entre los cinco y los diez años de tres colegios diferentes; los gritos, los lloros y las risas de los pequeños inundaban el lugar.
El moreno se acomodó el vestido verde que le habían dado para la obra y también el sombrero puntiagudo del que colgaba una tela semitransparente del mismo color. Esperaba que ese atuendo no afectara su imagen de adolescente rebelde, pues tenía una reputación que mantener como villano en Townsville.

A un metro de él, Princesa Morebucks, vestida igual que él pero en colores rosados, se retocaba las tres capas de maquillaje que llevaba encima. El ojiverde pensó en lo bien que le habría ido el papel de Maléfica a la ricachona engreída de Princesa.

Pero sin duda lo mejor era ver lo molesta que estaba Bellota con su vestido azul y las zapatillas, nerviosa por la cantidad de gente que iba a estar viéndola y enojada porque tenía que compartir tantas escenas precisamente con él y con Princesa.

— Ese vestido te sienta muy bien, hasta te parecer una mujer — comentó Butch con burla. La morena le lanzó una mirada asesina.

— Y el tuyo no hace más que confirmar mis sospechas de que tú lo eres, aunque lo niegues.

— Eh, tranquilita — gruñó el chico. — ¿Quieres comprobar lo macho que soy?

— No discutáis ahora — ordenó la profesora. — La obra está a punto de empezar. Preparaos y dad lo mejor de vosotros porque esos niños esperan ver un gran espectáculo.

El ojiverde no pudo aguantarse la risa cuando vio a su hermano Boomer aparecer con un vestido rosa y una peluca rubia. Los demás tampoco.

— Dejad de reíros, no soy el único que lleva un vestido aquí.

— Brick, Amanda, ¡sois los primeros! A vuestros puestos, no me decepcionéis — susurró Keane.

El pelirrojo, con una corona de plástico en la cabeza y un traje de rey que habían confeccionado en el taller de costura del instituto, salió al escenario acompañado por su compañera de clase de pelo castaño y vio todos esos ojos posados en él. No era una sensación agradable precisamente. Amanda, vestida de reina, llevaba una muñeca en brazos y le cantaba una nana; acto seguido, la dejó en la cuna mientras unos cuantos compañeros más salían bailando torpemente y gritando el nombre de la recién nacida princesa: Aurora.