De serenatas y poemas. [Bellota&Butch]

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· Las Powerpuff Girls y sus personajes NO me pertenecen.
· Escribo esto con el fin de entretener.
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— ¿Qué es todo ese escándalo? — el profesor Utonio salió de la cama frotándose los ojos y se asomó a la ventana.

A juzgar por la fuerte música que estaba sonando, el hombre pensó que en alguna de las dos casas de al lado había una fiesta, pero resultó que la fiesta estaba en su jardín. Aunque no era una fiesta precisamente.

Un pequeño radio cassette colocado encima de su buzón emitía una fuerte música que debía escucharse en cada rincón del barrio; sobre todo en ese momento de la noche cuando, normalmente y en circunstancias normales, solo se oían los grillos.

Utonio se frotó de nuevo los ojos cuando vio una persona bailando junto al radio cassette: Butch Him, uno de los compañeros de clase de sus hijas. ¡¿Qué significaba aquello?! ¿Qué hacía ese joven bailando en su jardín a las tantas de la madrugada?

— Butch, cretino, ¡baja el volumen y sal de mi jardín! — gritó Bellota, una de las hijas del profesor, desde su ventana.

— ¿Qué dices? ¡No te oigo!

— ¡Como baje me vas a oír! — amenazó, consiguiendo hacer reír al chico.

En la ventana junto a Bellota aparecieron sus dos hermanas, Burbuja y Bombón, ambas somnolientas y confusas.

— ¿Qué está pasando? — quiso saber la pelirroja.

— Eso es lo que está pasando — respondió su hermana de ojos verdes y señaló a Butch, que bailaba en el jardín como estuviera en una discoteca.

¡Que la detengan! Es una mentirosa, malvada y peligrosa, ¡yo no la puedo controlar!

— ¡Bellota, baja aquí a bailar conmigo! ¡Esta canción es para ti!

La afirmación del moreno hizo reír a las hermanas de la susodicha, mientras que a ella la puso furiosa. Desde la otra ventana, el profesor Utonio fue testigo de cómo Butch esquivaba un par de zapatillas que le lanzaba un vecino para que se callara.

¡Que la detengan! ¡Me ha robado la calma! — empezó a cantar el ojiverde junto a la voz original del cantante, sin dejar de bailar y señalando a Bellota. — ¡Yo fui a caer en su trampa de amor!

Poco a poco comenzaron a encenderse las luces de todo el vecindario y la gente empezó a salir a las ventanas y a las puertas de sus casas para pedir que guardaran silencio. En vista de que Butch, al parecer, no tenía intención de irse puesto que empezaba a sonar otra canción, el padre de la chica bajó para hablar con él.

No obstante, mientras aún bajaba las escaleras, vio a través de la ventana del recibidor unas luces azules y rojas. Sus hijas debían de haberlas visto también porque bajaron corriendo tras él. Y es que afuera la policía había llegado para llevarse a Butch por el alboroto que estaba causando.

El hombre abrió la puerta, solo para ver que el joven de 17 años ya estaba dentro del coche patrulla y parecía enojado. Se giró hacia la morena y cruzó los brazos.

— ¿Puedes explicarme esto, jovencita?

— Me gustaría, pero los actos de Butch no siempre tienen explicación.

— Yo creo que este sí — intervino Burbuja con una sonrisa pícara. — Eso ha sido una serenata en toda regla. ¡Qué romántico!

— ¿Pero qué dices? Ni que estuviéramos en la tele, y no cantaba ni tocaba él, solo ha venido a hacer el tonto.

Project Powerpuff: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora