Joyas. [Un poco de todo]

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· Las Powerpuff Girls y sus personajes NO me pertenecen.
· Escribo esto con el fin de entretener.
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— Solo me faltan tres páginas para acabar... — se animaba en voz baja. — Vamos Brick, tú puedes. Solo tres más.

El joven pelirrojo llevaba cerca de un mes haciendo su trabajo de final de curso sobre los dialectos que se hablaban en los distintos estados y provincias de su país. Tenía ya noventa y siete páginas y le faltaban tres para llegar a cien, la extensión que su profesora les había pedido.

Tecleaba a toda velocidad, comprobando datos y contrastando información de varias páginas que tenía abiertas en el navegador y de dos libros prestados de la biblioteca pública de Townsville. Estaba tan concentrado que se sobresaltó cuando el teléfono rojo sonó a su espalda.

— ¿Diga? Sí, señor Alcalde. De acuerdo, en seguida avisaré a mis hermanos — dijo antes de colgar. Cogió aire y gritó a todo pulmón — ¡Boomer, Butch!

Los susodichos llegaron volando, literalmente, desde sus respectivas habitaciones. No hizo falta que les dijera para qué los llamaba con tanta urgencia.

— ¿Mojo? — preguntó Butch.

— Tal vez Fuzzy — supuso Boomer.

— Pues no, son las Chicas Alborotadoras otra vez — informó Brick. — Han atracado una joyería que hay en frente del Ayuntamiento, será mejor que salgamos ya.

Los hermanos Superpoderosos sobrevolaron las afueras y parte de la ciudad rápidamente, dejando tras sí sus estelas roja, verde y azul. Encontrar la joyería en cuestión no fue difícil porque en seguida vieron a gente que se alejaba corriendo de la zona; nadie quería toparse con esas tres villanas a los que ellos se enfrentaban con relativa frecuencia.

— ¡Alto ahí! — gritó Boomer en cuanto aterrizaron frente al escaparate roto, el suelo estaba lleno de trocitos de cristal.

— Será mejor que dejéis esas joyas y salgáis por las buenas — les advirtió Butch.

— Vaya, vaya — habló una de ellas. Su cabello era corto y rubio, recogido en dos coletas altas y el flequillo adornado con un par de horquillas que tenían una calavera en cada extremo. — Está usted de suerte — dijo con una sonrisa fingida mirando al dependiente de la tienda, que permanecía medio agachado detrás de la caja registradora.

— ¡No lo dirás en serio! — replicó una de sus hermanas, una joven de ojos verdes y cabello negro algo despeinado que le caía sobre los hombros. Negó con la cabeza mirando al dependiente sin prestar atención a los chicos y se metió un puñado de pendientes de plata en el bolsillo del pantalón verde militar.

— No lo vamos a repetir — dijo en esta ocasión el líder de los muchachos con un tono más que hostil. — Salid por las buenas u os sacaremos por las malas.

La rubia y la morena cruzaron los brazos, desafiantes, mientras la tercera chica seguía de espaldas a ellos mirando algunas joyas de oro, como si intentara decidir con cuál quedarse, aunque finalmente pensaba llevárselas todas.

— Chicas, ya los habéis oído — dijo tranquilamente sin dignarse a mirarlos siquiera, luego golpeó el cristal que había sobre los colgantes que estaba ojeando y este se rompió al instante. La pelirroja cogió un par para examinarlos de cerca. — A por ellos.

Esa fue la señal que las otras dos esperaban. Boomer y Butch estaban preparados para el ataque cuando la rubia y la morena se lanzaron contra ellos con los puños por delante.
Boomer se echó atrás a tiempo antes de que Burbuja le propinara lo que habría sido un puñetazo bastante doloroso puesto que tenía las manos llenas de anillos. Butch, por su lado, esquivaba broches carísimos de todos los colores y formas que Bellota le lanzaba cual estrellas ninja; uno por encima del hombro, otro por debajo del brazo, uno rozándole el cabello.

Brick era el único que permaneció en su sitio ya que su contraparte, la pelirroja de ojos rosados, no había seguido a sus hermanas. ¿Qué pretendía? Debía de tener algún plan, seguramente había ideado algún tipo de estrategia para pillarlo desprevenido cuando entrara a por ella y una vez que...

— Oye — la villana interrumpió sus pensamientos de golpe — ¿Crees que me quedaría mejor el colgante dorado o el de perlas? — preguntó mostrando ambas joyas. Brick pestañeó un par de veces, confuso, pero en seguida recuperó la compostura.

— Odio que no me tomen en serio cuando hablo — gruñó el pelirrojo entre dientes. — ¡He dicho que salierais y eso te incluye!

— Está bien, vale — murmuró ella y se dirigió cínicamente al dependiente de la tienda — Me quedaré con el colgante dorado.

Brick frunció el ceño, pero antes de que pudiera actuar, Bombón rompió el collar de perlas y lanzó las bolitas con tanta fuerza que algunas quedaron incrustadas en la pared. Acto seguido, una lluvia de lásers se cernió sobre el pelirrojo y este respondió con un ataque parecido, solo que su láser era rojo y no rosa. Las estelas de los líderes no tardaron en unirse a las azules y verdes que seguían luchando muy por encima de la altura de los edificios de la zona y las peleas se prolongaron cerca de quince minutos.
Desde lejos se podían oír los insultos y palabrotas que intercambiaban los verdes entre golpe y golpe. Butch se esforzaba por no usar un lenguaje demasiado inapropiado puesto que los cuidadanos podrían oírle, y tenía una reputación que mantener como héroe, pero Bellota no se cortaba un pelo a la hora de soltar improperios. A Butch, lejos de molestarle, los insultos de la morena le hacían bastante gracia (la mayoría de las veces).

— Si tanto querías una joya, haberme pedido que te regalara una — soltó de repente Brick en medio de la pelea, sabiendo que eso enojaría a Bombón.

— ¡¿Qué dices, idiota?! No quiero nada tuyo — replicó ella molesta antes de lanzarle una enorme bola de energía que estuvo a punto de alcanzarlo.

El ojirrojo sonrió para sus adentros. Cuando se conocieron, los chicos habían derrotado a sus enemigas con un beso; luego Him las había traído de vuelta haciéndolas inmunes a ese ataque y desde entonces se volvían especialmente irascibles cuando los chicos insinuaban algo "romántico". Y era, de hecho, una de las formas más eficaces de poner fin a las interminables peleas que normalmente acababan en empate.

— ¿Segura? Mira que San Valentín está a la vuelta de la esquina — bromeó el pelirrojo.

— Piérdete — gruñó la chica, y dado que estaba cansada de la pelea igual que él, voló hacia atrás hasta elevarse sobre los rascacielos. — ¡Chicas, nos vamos!

Las otras dos se volvieron un instante a verla. Burbuja en seguida le dio la espalda a Boomer para ir junto a su hermana, mientras que Bellota aprovechó que Butch había bajado la guardia para darle una última patada que lo estampó contra el edificio más cercano. Luego ella también voló hasta Bombón y las tres se marcharon hacia algún rincón de Townsville. Los chicos observaron las estelas que a los pocos segundos desaparecieron del cielo sin dejar rastro.

— Bellota casi me clava un broche en el brazo...

— Burbuja me golpeó con tres anillos en la mejilla — se quejó Boomer. Butch le miró de cerca.

— Pues sí, tienes ahí tres marcas rojas y seguro que te saldrá un moretón.

— Hoy estaban bastante agresivas — comentó Brick. — Volvamos a casa.

— El último que llegue lava los platos — gritó el moreno antes de salir volando y el ojiazul fue detrás de él sin perder ni un segundo.

Brick rio por lo bajo al ver la carrera de sus hermanos. Se dispuso a seguirlos, pero se detuvo un instante y echó la vista abajo, hacia la joyería atracada.

— Podría ser una buena estrategia para otra ocasión — se dijo en voz baja. — Creo que mis ahorros bastarían para algún colgante de esos...

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Me pidieron un one-shot en que las chicas fueran las malas y los chicos los buenos, y aquí está el resultado. :)
Saludos.

Project Powerpuff: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora