Club de pintura. [Azules]

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· Las Powerpuff Girls y sus personajes NO me pertenecen.
· Escribo esto con el fin de entretener.
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No había sonado el timbre todavía, pero Boomer ya lo esperaba impaciente con una hoja escondida debajo de su libro de historia. Butch, que llevaba un rato observándolo, le tiró una bola de papel que dio de lleno en su pelo rubio.

— ¿Qué? — gruñó el ojiazul, girándose hacia su hermano.

— ¿A qué tanta prisa? No has quitado los ojos del reloj desde hace media hora; estás a punto de batir mi récord.

— Parece que no te has enterado — el hermano pelirrojo de ambos se unió a la conversación. — Nuestro hermanito se va a apuntar al club de pintura.

— ¿Al club de pintura? — Butch soltó una carcajada que llamó la atención de varios compañeros y el profesor le lanzó una mirada de advertencia. El moreno se tapó la boca hasta que pudo dejar de reír. — Pero si no has tocado un pincel desde el parvulario, desgraciado.

— Calla, rompe sueños — murmuró Boomer para acto seguido lanzarle de vuelta la bola de papel de antes. — Estoy muy inspirado, quiero aprender a pintar. Voy a ser un artista.

— No le hagas caso — rio Brick. — Lo que pasa es que ha visto que esa chica de la otra clase, la de las coletas, está en el club.

— Eso no es cierto, no tiene nada que ver con Burbuja.

— Ay, ¡pillín! — Butch se carcajeó de nuevo, pero esta vez más bajo para no molestar a la clase. — Es como esa vez que Brick empezó a ir a la biblioteca por la ayudante de la señora Davis. ¡Qué espectáculo!

— ¿Fue cuando la chica lo vio leyendo el libro del revés? Qué vergüenza — Boomer también rio.

— Cerrad el pico, capullos — el pelirrojo se puso serio de repente. — Era un libro de psicología y estaba mirando esas imágenes de manchas que indican tu personalidad o no sé qué. ¿Cómo iba yo a saber que estaba al revés?

— Ya, excusas.

— ¿Queréis compartir con el resto esa interesante conversación que es más importante que mi clase? — preguntó el profesor, alzando la voz más de lo que acostumbraba. — Me tiene muy intrigado qué le hace tanta gracia, joven Butch.

— Nada, profesor, lo siento.

— Eso pensaba yo también. Muy bien, como iba diciendo, en el año...

Los chicos permanecieron en silencio durante el resto de la clase, cada uno pensando en sus cosas. Brick tomaba apuntes de vez en cuando, aunque en su cabeza solo estaba el pensamiento de qué iba a comer al salir porque llevaba un buen rato escuchando cómo le sonaban las tripas. Butch solo estaba aburrido, fingiendo escribir cuando el profesor lo miraba cuando en realidad estaba haciendo garabatos por toda la hoja de su libreta. Boomer seguía contando los minutos que faltaban para que sonara el timbre.

Cuando el esperado momento llegó, el rubio saltó como un muelle, guardando todas sus cosas a una velocidad impresionante y prácticamente corriendo fuera de la clase sin esperar a sus hermanos. A Butch seguía haciéndole gracia, Brick negó con la cabeza.

— Al menos así es feliz — comentó riendo en voz baja.

El club de pintura estaba en la primera planta del edificio, por lo que Boomer bajó corriendo las escaleras, esquivando a otros estudiantes y disculpándose cuando chocaba con alguno. Al llegar al pasillo donde se encontraba el aula en que tenía lugar dicha actividad extraescolar, respiró hondo y caminó más despacio, intentando recobrar la compostura. La puerta estaba abierta y vio a varios chicos entrando.

Project Powerpuff: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora