Parecía que el cielo se iba a caer de un momento a otro.
Atroces relámpagos alumbraban aquellas grises y entristecidas nubes, dejando tras ellas las calles encharcadas de agua.—Estúpido tiempo— pensé. La odiosa lluvia me había chafado todo el horario. Hace una hora que tendría que estar en la biblioteca, preparándome los exámenes finales, pero por mucho que espere, haría falta un milagro para que la tormenta parase, así que decidí quedarme a estudiar en mi habitación. Cogí la mochila y saqué los libros, ordenándolos por la dificultad de cada materia. Empecé abriendo el libro de economía. Para mí esa asignatura era tediosa, como una pesadilla de las que te levantas con sudor frío.
No tenía la menor gana por empezar a estudiar, hacer resúmenes, esquemas...
Pero claro, soy Madison, Madison Taylor ¿no me reconoces? Soy la única hija de esa prestigiosa familia, la única "heredera" a la famosa discográfica Australiana, pero mundialmente conocida "Taylor's music discography" evidentemente el día de mañana no va a poder llevar esto un "cualquiera" porque, según mis padres es sagrada, y cuando pase a mis manos será la tercera generación de mi familia en llevar el negocio. Estoy segura de que si les dijera que no quiero seguir esa tradición me encerrarían en un internado, o quizás ni les daría tiempo, se habrían quedado secos en el suelo.[...]
— Madison, cielo, baja al salón. Tú padre y yo tenemos que hablar contigo. —Dijo mi madre amable y simpática. Mis padres son buena gente, siempre me intentan ayudar en lo que pueden, siempre y cuando lo que pida esté entre sus opciones, sino nunca se niegan a una buena charla constructiva.
Bajé las escaleras y me senté en uno de los sillones del cuarto de estar. Entonces dejé proceder a mis padres.
—Es hora de hablar de futuro- Dijo mi padre firme- ¿Cuando tienes los exámenes finales? Sabes que son muy importantes para el acceso a la universidad- añadió
—Los tengo en un mes, ya me los estoy preparando, papá. -Dije cabizbaja.
—Espero que te esfuerces, ya sabes que hay que dejarse el aliento estudiando. tu abuelo me inculcó lo mismo que yo te estoy diciendo a ti. Antes lo tomaba por loco, pero ahora no tengo palabras para agradecérselo.- sonrío satisfecho.
Empezaron a hablar como en un discurso, se turnaban. En un momento hablaba mi padre, y luego mi madre.
—Tu padre y yo estuvimos hablando anoche sobre qué tendrías que estudiar el año que viene, es una decisión complicada, pero tienes que coger la carrera apropiada para llevar a la perfección la discográfica. -decía expectante. yo lo único que hacía era asentir, para que no me entretuviera más de lo que ya estaban haciendo.
**
Después de casi una hora y media estudiando, haciendo resúmenes y demás técnicas de estudio, decidí ir a por algo de beber. (Tenía la boca totalmente seca). Llegué a la cocina y rodee la isla que se encuentra en el centro de la habitación, abrí el frigorífico y busqué desesperadamente algo de beber, con tan mala suerte que sólo había un par de cervezas y agua. Yo tenía ganas de tomar una Coca-Cola, así que empecé a buscar las llaves y algo de dinero para comprarle una Coca-Cola al de la acera de enfrente, pero al divisar las llaves y cogerlas, el teléfono empezó a sonar:
—"¡Ring,Ring,Ring!"- corrí hasta alcanzarlo, y al cuarto "ring" contesté.
— ¿Quién es?-Contesté tímida.
— ¿Teby?, Soy Melissa.-Dijo una voz femenina al otro lado del teléfono.
—No, eh...soy Madison, tía Mel.
—Oh, perdona cariño, es que tenéis la misma voz.- Contestó avergonzada. — ¿Puedes pasarme a tu madre o tu padre?
—Um...me temo que va a ser complicado, esta mañana se fueron a una reunión y no volverán hasta la noche. Si es muy importante puedes dejarme el recado, yo los llamo.
—Bueno, si dices que no van a volver hasta la noche te lo tendré que dejar a ti. Respondió dubitativa.
—Perfecto, dime.
—Verás...esta mañana me ha llamado tu bisabuela Flora, diciéndome que esta madrugada el bisabuelo Thomas falleció, al parecer llevaba un par de días ingresado, pero no quisieron decir nada por no alarmar, se pensaban que era un simple catarro, pero acabó siendo una pulmonía que lo dejó sin respiración.
—Vaya...pues, lo siento tía Mel, supongo que estarás triste, era tu abuelo. Yo... yo no me acuerdo mucho de él.-Dije angustiada.
—Bueno, nunca son agradables estas noticias, pero tu madre estaba más unida que yo.-Suspiro
—¿Cuándo es el entierro?
—En un par de días. Lo entierran en Sídney al medio día.
—Perfecto, ahora mismo llamo a mi madre y se lo digo, no te preocupes—Dije serena y con calma.
—Gracias preciosa, un beso
—Un beso tía mel.- Colgué.