𝐘𝐨𝐮 𝐚𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐭 𝐡𝐞𝐫 ━ Axl Rose

Cambio de vida.

Jeff y yo fumábamos para distraernos. Nunca me había gustado mucho fumar, pero calmaba mi ansiedad en ciertas ocasiones. Lo único que intentábamos hacer era matar un poquito el tiempo mientras esperábamos a que Bill regresara de su cita con Erin.

Me costaba trabajo pensar que Bill estuviera con ella. Simplemente no podía metérmelo en la cabeza. No me hacía la idea que quisiera estar con ella. Ella era todo lo contrario a lo que Bill para mí es: dulce, tierno.

—¿Podemos hacer algo mientras esperamos a Bill? —le pregunté a Jeff mientras soltaba el humo por mi boca.

—¿Algo como qué? —frunció el ceño mirando hacia el suelo.

—No lo sé, cuéntame de Desi —le dije sacando tema de conversación. Jeffrey me miró extrañado—. ¿Qué? Es un pueblo pequeño, los rumores corren, amigo.

Desi era la muchacha con la que Jeff estaba saliendo. No me caía muy bien, era bastante presumida pero a él no le importaba, parecía que a Jeff le gustaba bastante.

—¿De verdad te interesa saber? —negué ante su pregunta con mi cabeza—. Entonces ¿por qué carajo preguntas?

—Porque estoy desesperada —le dije estrellando el cigarrillo contra el cenicero.

—Pronto vendrá —dijo muy por lo bajo.

Caminé por la habitación en círculos mientras esperaba alguna señal del pelirrojo. Pero, nada. Jeffrey no decía absolutamente nada, él siempre había sido un tipo de muy pocas palabras.

—Maddie —Izzy me llamó. Volteé para mirarlo mejor—. Hay algo que me gustaría decirte —me dijo mientras ponía su cigarrillo en el cenicero.

—¿Qué cosa? —me senté a su lado. Izzy suspiró pesadamente y me miró por unos largos segundos.

—Es sobre —

—¡Estoy malditamente feliz! —exclamó una voz entrando por la puerta de la sala interrumpiendo por completo a Izzy.

—¿Cómo te fue? —pregunté fingiendo emoción.

—¡Me fue increíble! —se acercó a mí y me abrazó por detrás—. Te amo tanto, Maddie. Eres la mejor amiga que existe en todo este maldito mundo —sonreí de oreja a oreja.

—Felicidades —contestó Jeff con ironía.

—Ella es increíble. De gual forma le pedí un número telefónico para seguir llamándola cuando nos vayamos mañana —declaró Bill.

Lo miré desconcertada y después miré a Jeffrey. Este le hizo una cara de pocos amigos a Bill, ¿qué estaba sucediendo?

—¿"Vayamos mañana"? —repetí sus palabras.

—Sí, ¿Izzy no te dijo que mañana nos iremos a Los Ángeles? —cuestionó Bill.
Negué con mi cabeza varias veces y me quedé en silencio sin saber qué decir.
Había visto a Jeff hacerle varias señas a Bill con sus manos para que dejara de hablar, pero él no lo hizo. Bill al notar mi rostro de sorpresa se percató que yo aún no lo sabía.
—¿No lo sabías? —cuestionó sin dejar de mirarme.

—No, no lo sabía —articulé mirando hacia el suelo.

—¡¿Por qué no me dijiste, imbécil?! —exclamó Bill regañando a Izzy.