𝐘𝐨𝐮 𝐚𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐭 𝐡𝐞𝐫 ━ Axl Rose

Eres una en un millón.

Hoy había tenido una sesión de fotos junto con los chicos. Todos nos habíamos vestido presentables y con "presentables" quiero decir todo lo contrario, teníamos el típico look que los padres criticarían a sus hijos para que se vayan a poner algo "decente". Y es porque llevábamos botas, pantalones de cuero e incluso un poco rotos, las camisas también estaban rotas pero ese era nuestro estilo.

Estuvimos ahí durante casi tres horas, mientras nos maquillaban y nos arreglaban el cabello. Cuando la sesión de fotos concluyó, todos tuvimos que dar una entrevista y después hablar con Geffen Records para poder presentar nuestro primer video musical. Pronto grabaríamos "Welcome To The Jungle" y la idea nos emocionaba a todos.

Cuando terminamos todos se dirigieron a su respectivo hogar, excepto yo.
Yo no tenía hogar, yo estaba de metido en el departamento de Maddie, sin tener a dónde ir, sin tener ningún "hogar" al que perteneciera... Aunque me había puesto a analizar la situación y creo firmemente que Maddie puede ser mi hogar y el lugar al que yo pueda recurrir cuando esté en mis peores momentos.

Al entrar por la puerta, Maddie levantó su mirada. Sonrió al verme y corrió hacia mí para abrazarme. La tomé de las piernas y la alcé mientras ella besaba varias veces mi mejilla.
Podría ser recibido de esta manera cada día de toda mi maldita y desdichada vida.

—¿Qué tal te fue? —preguntó sonriendo mientras se bajaba de mi cintura.

—Me fue bien, pronto grabaremos nuestro primer video —le dije mostrándole una sonrisa.

—¡Bien! —exclamó y dio unos pequeños saltos, reí al verla tan emocionada. Se veía adorable.

—¿Cómo te fue a ti? —le pregunté quitándome la chaqueta de cuero.

—Me dejaron un pequeño trabajo —mordió su labio inferior.

—¿En serio? —ella asintió—. ¿Qué debes hacer?

—Debo hacer un retrato a lápiz —me dijo jugando con sus dedos—. Pensé que... No olvídalo —negó con la cabeza y se volvió a sentar en el sillón.

—Vamos, dime —le animé.

—Es que seguro estás cansado —arrugó su pequeña nariz—. No quiero molestarte.

—No, para nada —le sonreí—. Dime, ¿qué sucede?

—Pensé qué tal vez, podrías ayudarme con mi retrato —me miró apenada mientras mordía su labio inferior.

—Cielo, por desgracia yo no sé dibujar. Puedo componerte una canción, escribir poesía, pero no puedo ayudarte a dibujar. Soy una mierda en ello —me encogí de hombros abatido.

—No te iba a pedir que me ayudaras a dibujar, sé que apestas en eso —dijo divertida—. Pero, eres muy bueno posando, ¿podría... ? —me preguntó sin siquiera terminar de hacer la pregunta. Había entendido con exactitud qué era lo que quería que hiciera.

—Ahora entiendo —dije mirándola—. Claro que sí, ¿dónde quieres que me ubique?

—Quédate ahí, la luz es perfecta —me dijo mirándome—. Posa como quieras y me dices cuando estés listo.

Acomodé un poco mi cabello y la bandana que traía puesta. Recordé una de las poses que había hecho en las fotografías y la imité.
Miré fijamente a Maddie y me quedé quieto.

Ella me miró como si se tratara de la primera vez que me veía. Me analizó por completo el rostro y después tomó su lápiz y empezó a trazar líneas en su cuaderno de dibujo.

Se le veía tan concentrada, realmente se le notaba lo mucho que le gustaba hacer esto. Me sentía orgulloso y feliz después de todo por haberle dado aquel dinero, sabía que no estaba siendo infeliz estudiando algo que no le gustaba, ya que ahora daba toda su pasión en un simple dibujo.
Mientras ella dibujaba y sus ojos se mantenían centrados en el cuaderno. La observé como nunca antes la había visto.
Sus ojos azules y grandes parecían tener el color del océano, unas largas pestañas los adornaban. Y también su pequeña nariz, me gustaba tanto como me gustaban sus orejas, su risa y hasta su voz.
Miré sus labios, que de alguna forma u otra habían logrado volverme loco durante estas últimas semanas.
Su cabello dorado era una de mis partes favoritas de ella, algunas veces parecía ser rizado por completo y otras veces parecía ser ondulado. Su cabello me encantaba, pero su sonrisa me gustaba muchísimo más.