Tomando caminos separados.

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Septiembre, 1991.

Tocó la campana y mis clases llegaron a su fin. Empecé a recoger todo lo que había utilizado en la clase. Limpié mis pinceles y los guardé en mi mochila, incluyendo mis pinturas y las acuarelas.

—Señorita Richards —me llamó mi profesora.

—¿Sí, señora Raymond? —contesté con amabilidad.

—¿Puedo hablar un momento contigo?

—Sí, ¿cómo no? —le sonreí y caminé hacia su escritorio.

—Escucha, te contaré algo pero me gustaría que no entres en pánico aún —sonrió a la fuerza.

—¿De qué se trata? —pregunté con curiosidad.

—Siempre te he dicho que me pareces una estudiante valiosa y muy talentosa. Eres muy reconocida por tu arte en toda la universidad —tomó un suspiro—; mis alumnos de otras clases te admiran muchísimo e incluso los demás profesores.

—¿De verdad? —sonreí—. Bueno, gracias. Me hacer sentir muy bien el saber todo eso, me alegra mucho.

—Maddeline, perdona mi atrevimiento... Pero una alumna como tú con todo este talento no debería estudiar aquí.

—¿A qué se refiere? —la miré con confusión.

—No me malinterpretes, siento que esta universidad no te puede dar lo mejor. Siento que aquí no se te abrirán muchas puertas porque aquí no aprecian tanto el arte.

—Pero, señora Raymond, ¿qué puedo hacer? No tengo suficiente dinero para pagar una universidad privada.

—No Maddeline, no hablo de una universidad privada. Hablo de una universidad de calidad, hablo de estudiar en un país en donde aprecien muchísimo más el arte y le den más prioridad.

—¿Estudiar en otro país? —elevé mis cejas con sorpresa.

—Así es. No estoy diciendo que aquí en los Estados Unidos no se aprecie el arte, es solo que en otros países lo aprecian muchísimo más.

—No lo sé —hice una mueca.

—Maddeline, sabes que cada año hacen un proyecto muy importante. Fue cuando tuviste que hacer una gran pintura basada en la época contemporánea. En ese proyecto los profesores de esta universidad y los profesores del Instituto de las Artes de California eligieron la mejor pintura para que entrara a un concurso.

—De algo me informaron pero no puse mucha atención.

—Pues, resulta que habían cinco pinturas que atrajeron muchísimo la atención y una de ellas fue la tuya.

—¡¿Qué, de verdad?! —pregunté sorprendida.

—Nosotros enviamos las cinco mejores pinturas a la Real Academia de las Artes en Londres y pues, ellos están interesados en ti.

—¡¿Qué?! —exclamé sin poder creerlo—. ¡¿Es un chiste?!

—No cariño, no es un chiste —me sonrió—. De hecho desde hace quince años no se han interesado en ningún alumno de aquí. Pero contigo Maddeline, ellos mostraron interés y te están ofreciendo una beca.

La miré sin poder creer todo lo que ella me estaba diciendo. No podía ser cierto.

—Ellos enviaron este sobre —dijo entregándome un sobre largo y blanco.

Tomé el sobre rápidamente y lo abrí. Empecé a leer lo que decía en voz baja.

—Léelo en voz alta, diablos —susurró la señora Raymond con un poco de emoción en su voz.

𝐘𝐨𝐮 𝐚𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐭 𝐡𝐞𝐫 ━ Axl RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora