Im Good → J. JungKook #wattys2019

5

-SaeJin-

De a poco me incorporé y con algo de inseguridad estiré mi cuerpo, pues, aunque llevara años durmiendo en el piso con solo una colcha debajo no podía acostumbrarme.

Mis pies sintieron una punzada fuerte y llevé mi vista hasta estos para encontrarme con una imagen nada reconfortante. Estaban rojos e hinchados, y sí mi vista no me fallaba tenía una pequeña ampolla en el pie derecho. Maldita sea.

Todo era culpa de ese niño malcriado, que de no ser porque me llamó tan tarde hubiera alcanzado el último autobús que me dejaba cerca de casa y no hubiera caminado durante dos horas en medio de la noche, lo peor de todo es que ni siquiera me dio las gracias.

De mala gana me levante y volví a hacer la misma rutina de cada mañana.

Aguanta SaeJin, aguanta.

[...]

Todos me miraban de una manera extraña mientras caminaba hacia la sala de ensayo de los chicos, y es que no era para menos, porque aunque traté de usar los tenis más cómodos que tenía mi pie derecho no dejaba de doler por la maldita ampolla.

— SaeJin. —me detuve en medio del pasillo y me gire para ver quien me hablaba.

— Jin. —se me hacía gracioso tener el mismo nombre que él.

— ¿Te encuentras bien? —se acercó hasta donde estaba y colocó una de sus manos en mi hombro.

— Sí, ¿Por qué lo preguntas? —tenerlo tan cerca me ponía algo nerviosa.

SeokJin era un hombre muy guapo al igual que sus otros compañeros, aunque él tenía cierto encanto que hacía que cualquier persona se sintiera cómoda y en confianza.

Pero no tenía que olvidar que yo estaba ahí por trabajo y por nada más, no tenía por qué estar fijándome en los encantos de los hombres que trabajaran conmigo, eso me desenfocaría inútilmente.

— Noté que no puedes caminar del todo bien. —retiró su mano de mi hombro y miró mis pies.

— No es nada grave. —me removí un poco incomoda— Vamos antes de que se haga tarde y comiencen con sus regaños. —hice un movimiento con la cabeza indicando que camináramos por el pasillo.

— Tú ve primero. —dio un paso hacia atrás.

— ¿Y el ensayo? —no pude evitar hacer una mueca al recargar me en el pie derecho debido al dolor— Maldito pie.

Lloriquee para mí misma pero parecía ser que Jin me alcanzó a escuchar ya que rió por lo bajo.

— Solo tengo que ir a un lugar antes. —me sonrió con confianza— Nos vemos adentro.

Dio media vuelta y comenzó a caminar por el pasillo alejándose de mi vista cada vez más. Soltando un respiro de resignación volví a retomar mi camino hacia la sala de ensayos para comenzar con mi fabuloso día.

— Buenos días. —salude a todos al entrar a la habitación y, casi todos, me regresaron el saludo en coro.

Camine hasta uno de los pequeños sofás y tomé asiento esperando alguna indicación por parte de alguien.

— ¿Te lastimaste? —la voz de TaeHyung me sacó de mis pensamientos.

— ¿Qué?

— Tu pie. —con su dedo apuntó el nombrado.

— Es solo una pequeña irritación por caminar tanto, —mis hombros cayeron un poco— anoche perdí el último autobús.

De manera nada disimulada voltee a ver a JungKook quien estaba jugando con su celular sin darse cuenta de mi mirada.

— Procura irte más temprano, no es nada seguro que andes sola en la calle. —sugirió NamJoon al momento de integrarse a nuestra pequeña plática.

— Eso haré, gracias. —me hacia feliz saber que ellos se preocupaban siquiera un poco por mí.

— A practicar. —Youra llamó a todos, y los chicos antes de irse de mi lado me dieron una cálida sonrisa— ¿Dónde está Jin?

Todos negaron al no saber, y ahí fue donde recordé que tenía que hacerle un favor.

— Fue al baño. —todos me voltearon a ver.

— ¿Por tanto tiempo? —me encogí de hombros al no saber que decir— Dios, ese niño. Comiencen con el ensayo, ya después me arreglo con él.

Todos asintieron y la música comenzó a sonar mientras los chicos se ponían de acuerdo con cada uno de los pasos.

No pude aguantar las ganas de reír y solté una carcajada al ver los torpes movimientos de NamJoon que al escuchar mi risa volteo a verme de manera asesina pero yo bien sabía que lo hacía de a juego pues no se veía esa molestia en sus ojos.

— ¡Llegué! —un agitado Jin entró a la habitación.

Su cabello estaba ligeramente revuelto mientras unas gotas de sudor recorrían su rostro.

— Date prisa. —la voz severa de Youra me causó miedo, tanto que sentí que yo fui la regañada.

Sin decir una palabra Jin corrió hasta donde estaban los chicos y se posiciono donde le indicaron.

Mientras las horas de los ensayos pasaban yo salía por algo de beber o comer para todos. Mi pie dolía más por cada paso que daba pero no podía andar quejándome pues eso hubiera sido poco profesional.

[...]

La habitación se había quedado completamente sola a excepción de mi presencia. Me encontraba sentada sobre uno de los sofás con los pies completamente descalzos mientras los frotaba con mis manos tratando de aminorar el dolor.

— Ey. —la voz de Jin me tomo por sorpresa.

— ¿Qué haces aquí? —al analizar mejor la pregunta me di cuenta de que había sonado de una manera desagradable por lo que me apresure a corregir— No es que no quiero que estés aquí es solo qu-

— Lo sé. —me detuvo.

Caminó hasta donde me encontraba sentada y una vez llegó que llegó frente a mí, se arrodillo al mismo tiempo que agarraba mi pie derecho y lo colocaba sobre su muslo.

Me estremecí ante su tacto y traté de quitar mi pie, pero él me lo impidió agarrándolo con un poco más de fuerza. Me miró a los ojos pidiendo permiso para algo, y yo al no saber qué hacer o decir solo asentí.

Metió una de sus manos al bolsillo trasero de su pantalón y sacó un empaque extraño, lo abrió y ahí es donde me pude dar cuenta de que se trataba de un curita. Con toda la delicadeza que podía existir alzó mi pie y colocó el curita en la parte trasera donde estaba la irritación.

Así que por eso no había llegado a tiempo al ensayo, y lo regañaron por mí, por preocuparse por mí.

— Listo. —levantó su cabeza para poder verme a los ojos y sonrió de la manera que solo sabía él.

Y, después de tanto tiempo, esa desagradable sensación se sintió en mi pecho, una sensación cálida y reconfortante.