11

1.5K 137 9
                                    

-SaeJin-

Corrí un poco más rápido al ver la hora en mi reloj de muñeca, ya tenía prácticamente una hora de retraso.

Antes de poder llegar a la habitación, donde se suponía estaban los chicos, una mano me alrededor de mi muñeca me lo impidió. Rápidamente me giré para ver de quién se trataba, y me sentí algo asustada al ver a Youra. Antes de poder procesar todo ella me alejó de la puerta.

— Lo siento, no era mi intención llegar tarde, pero es que el tráfi-. —no pude decir nada más pues ella había puesto una de sus manos sobre mi boca para que me callara.

— De eso me di cuenta. —baje la mirada al sentirme avergonzada.

Retiró su mano de mi boca y yo no me atreví a decirle nada, solo me quedé parada frente a ella con las manos entrelazadas por detrás de mi espalda esperando algún regaño, o mi despido.

— Necesito que acompañes a Jin a una entrevista y a un programa de variedad. —revisó unos papeles que tenía en mano— Tenía planeado ir yo, pero surgió algo, ahora cuento contigo.

Estaba totalmente agradecida con el cielo por no ser despedida en ese momento, y esperaba que después ella no recordara nada.

— ¿Me escuchaste? —frunció sus cejas al ver que no respondía.

— Sí.

— Bien. —de un momento a otro comenzó a empujarme de la espalda a lo largo de todo el pasillo en dirección contraria a donde originalmente me dirigía— Ahora baja al estacionamiento que eres la única que falta para que puedan partir.

Me esperaba un día bastante largo.

[...]

Tenía que buscar alguna pomada o medicamento que me ayudara con el dolor de pies pues ya se estaba haciendo algo constante en mi vida.

Llevaba alrededor de tres horas parada en el mismo sitio, solo observando como todos caminaban de un lado a otro y solo de vez en cuando miraba hacia donde se encontraba la conductora y Jin.

Ambos estaban sentados en pequeños sofás de terciopelo rojo, se veían cómodos y apetecibles para mis pies en esos momentos.

— Casi estamos llegando al final de este programa. —la mujer aplaudió con entusiasmo— Tengo algunas preguntas que mucha gente quiere saber de ti, —meneo una hoja en el aire— ¿Puedes contestar con sinceridad?

— Tratare. —bromeo haciendo reír a todos.

— Bien. Creo que ésta es por la que más se tiene curiosidad. —miró la hoja y comenzó a leer— ¿Hay alguna persona especial en tu vida? Me refiero al lado romántico.

Jin miró todo a su alrededor, como si estuviera buscando a alguien, y en cuanto sus ojos se toparon con los míos sonrió de una manera cálida para después contestar: — Sí. Hay alguien.

Después de eso no recuerdo haber escuchado alguna otra cosa. Mi corazón e imaginación pasaron a hacerme una mala jugada por los siguientes minutos.

[...]

La noche ya se había hecho presente y yo aún me encontraba trabajando, no podía creer que el maldito programa de variedad se tuviera que grabar a plena mitad del mar, sin ninguna isla cercana que me diera esperanzas de vida por si el maldito bote llegaba a hundirse. Y el pequeño salvavidas no me daba nada de confianza.

Al sentir mis pies cansados por estar tanto tiempo de pie me senté en una de las tantas bancas que había en el lugar y dejé salir un fuerte suspiro. No estaba acostumbrada a ese tipo de cosas por lo que mi estómago ya estaba más que revuelto.

Respire repetidas veces tratando de calmar las náuseas, pero parecía que de nada servía. Miré hacia el frente para quedar sorprendida.

Las estrellas se podían ver claramente, y era algo realmente sorprendente pues en Seúl no se podía ver ni una sola por todas las nubes de contaminación que había.

Cerré los ojos al sentir el contacto del aire fresco contra mi piel, era una sensación agradable.

A mi mente vinieron los recuerdos de cuándo estaba en mi época de estudiante, recordaba con claridad como en cada navidad, cuando nevaba, salía a recorrer las calles con total tranquilidad mirando todos los adornos y a la gente que celebraba en grande para después regresar a casa y tomar un buen café caliente al lado de mi abuela mientras veíamos por televisión el festival de navidad.

Amaba el invierno.

Mis ojos se abrieron de golpe al sentir una manta sobre mi cuerpo. Miré hacia un costado, y pude ver a Jin de pie. Él traía puesto un gran abrigo.

— Puedes resfriarte. —sonrió con amabilidad.

Se sentó a mi lado para después dirigir su mirada al mar.

— Gracias. —imité su acción y quité mi vista de él.

Las olas se volvieron suaves y tranquilas, moviendo el bote de una manera suave, hasta las ganas de vomitar se habían ido.

— El mar es más tranquilo que cualquier otro lugar en el mundo. —comenzó a hablar— Me gusta el mar.

— Yo no puedo decir lo mismo. —me tape mejor con la manta— Desde que llegamos aquí no he dejado de sentir nauseas.

— Con el tiempo te acostumbraras. —aseguró.

— No tengo planeado volver a subir a un bote. —negué constantes veces— Con una vez es suficiente para no quererlo repetir.

— Apuesto a que en poco tiempo volverás a estar en un bote. —soltó una risita haciendo que mis mejillas se pusieran de color rojo.

— No me estás ayudando a superar esto, voy a quedar con un trauma. —me quejé, pero al instante recordé que no podía hablarle de esa manera— Lo siento.

Sabía que a Jeon le hablaba de manera grosera y sarcástica en demasiadas ocasiones, pero era porque se lo merecía, era un antipático de primera. En cambio, Jin era una persona dulce que no se merecía ese tipo de tratos.

— No te disculpes, —puso una de sus manos sobre la mía— me agrada que tengas confianza conmigo.

Maldita sea, mi corazón iba a sufrir algún ataque en cualquier momento si él seguía hablándome de ese modo. ¿Cómo es que puede existir un hombre así?

Sin decir ninguna otra palabra seguimos viendo hacia el mar. Mis ojos comenzaron a pesar y cada vez me costaba más trabajo mantenerlos abiertos.

Sin saber en qué momento se cerraron por completo, lo último que pude sentir fue algo alrededor de mi cuerpo, algo cálido y reconfortante.

Im Good → J. JungKook   #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora