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-SaeJin-

Serví el café en la tasa, me recargué en la pared y comencé a beber de manera lenta. No hacía frío, pero aun así se me había antojado un poco de café. Faltaban dos horas para entrar a trabajar así que no llevaba prisa.

— Buenos días. —-saludó mi abuela al entrar a la cocina.

— Buenos días. —terminé el café y dejé la taza en el fregadero—- Ya me voy. Nos vemos en la noche.

Me acerque a ella, la abrace y di un beso en la cabeza para después salir de la cocina. Antes de salir por completo de la casa alcance a escuchar cómo me deseaba suerte, y con eso asegure tener un buen día.

[...]

A pesar de ser temprano las calles de Seúl ya estaban en su hora pico con el tráfico a todo lo que daba y gente caminando como loca por las calles. Está era nuestra realidad, tratar de sobrevivir día a día.

Me detuve al llegar a la segunda parada del autobús y esperé al igual que todos a su llegada. Miré a mi alrededor detallando a cada una de las personas, era lo mejor que tenía para hacer.

Una vez que llegó el autobús dejé subir a todos y al final lo hice yo. Al no haber más asientos disponibles tuve que ir de pie. En corea ya no había caballeros, no es como si realmente me quisiera sentar, pero no estaba de más que algún chico se hubiera ofrecido a cederme el lugar.

— Malditos. —murmuré para mí misma.

Mientras el autobús comenzó a avanzar recordé que en pocos días sería uno importante de cierto modo. Se cumpliría un año más en memoria de mis padres.

[...]

No entendía porque tenía que hacer todo ese papeleo si Youra solo me había contratado para ser la asistente de los chicos. Había tratado de hablar con ella, pero siempre la encontraba con demasiado trabajo encima, de mal humor o tomando pequeños descansos, los cuales no quería interrumpir. Definitivamente hablaría con ella, solo tenía que encontrar el momento adecuado, mientras tanto aguantaría los malditos desprecios de los otros trabajadores.

Dejé de escribir en la computadora y estiré mi cuerpo para que no se durmiera por completo. Me pare de la silla dispuesta a salir de esa pequeña oficina para dar una vuelta, pero esa voz chillona me detuvo, en serio, parecía la voz de una maldita ardilla a la cual estaba deseando arrancarle el cabello.

— ¿A dónde crees que vas? —rechine los dientes y me gire a verla con la sonrisa más hipócrita que alguna vez le haya dado a alguien- Te recuerdo que tienes muchas cosas por hacer.

— Claro, EunSoo. —suspire para retener las ganas de gritarle— Solo estaba estirando mi cuerpo.

— Mas te vale. —me apuntó con el dedo— Para eso te pagan.

— Te equivocas. —murmure.

— ¿Qué dijiste? —la maldita escuchaba bien.

— Que regresare a trabajar. —y de nuevo me senté. No tenía opción.

Y así fueron pasando las horas, no había visto a los chicos al llegar y eso de cierto modo me tenía intranquila pues me había acostumbrado a estar con ellos.

Sabía que estaba mal que ellos me agradaran de ese modo, pero era inevitable, esos chicos eran grandiosos y era imposible no llegar a quererlos.

[...]

Después de tan largas y agotadoras horas, por fin había terminado todo el papeleo. Miré a mi alrededor y me pude dar cuenta de que era la única que había terminado con todo, al final un papel no decidía si eras mejor o peor que otra persona.

— EunSoo. —la llame con fingido entusiasmo y ella solo me vio con una mueca de desagrado- He terminado todo.

— Eso es imposible. —se levantó de su escritorio y caminó hasta donde me encontraba.

— Míralo por ti misma. —tomé mi bolso y salí de ahí dejándola con la palabra en la boca.

Comencé a caminar por el pasillo sin rumbo alguno, tenía flojera de hacer cualquier cosa, me sentía cansada.

— ¡Ey! SaeJin. —me gire al escuchar que me llamaban.

Me sorprendió ver como TaeHyung corrió hasta llegar a mi lado.

— Hola. —hice una reverencia.

— Hola. —imitó mi acción— ¿Dónde te has metido toda la mañana?

— Tuve algunas cosas que hacer. —ajuste la cinta de la bolsa en mi hombro— ¿Y tú que haces aquí?

— Solo paseaba un poco. —se encogió de hombros y comenzamos a caminar.

— ¿Y los chicos? —pregunté una vez que estuvimos dentro del ascensor.

Él presiono uno de los botones de los pisos cercanos, mientras yo presione el del primer piso.

— Descansando. —soltó un suspiro lleno de cansancio— Éste mes hemos estado ensayando como locos.

— Siempre lo dan todo, —sonreí sin voltear a verlo— por eso son los mejores.

— Lo sé, somos geniales. —habló con fingida arrogancia a lo que yo negué de manera divertida— ¿Y a dónde vas? —miró con atención el botón que momentos antes había presionado.

— Ahora voy a comer algo, y después iré con ustedes. —las puertas del ascensor se abrieron dejando paso libre. Entraron unas cuantas personas haciendo del espacio más pequeño de lo que ya era.

— Que bueno, —exageró su alivio— alguien no ha dejado de preguntar por ti.

Antes de poderle responder algo se deslizo entre la gente y llegó hasta la puerta donde salió con agilidad, se giró para verme de manera divertida y alzó la mano a manera de despedida.

[...]

Maldije por lo bajo al subir un escalón más, no podía creer que el maldito ascensor se descompusiera de la nada, aunque agradecía no ser una de las personas que se quedó atrapada dentro.

Solo faltaban tres escalones para llegar al último descanso de las escaleras cuando escuché un sollozo que hasta mí me dio pena, no sabía qué hacer, pero solo tenía dos opciones, 1; subir, hacer como que no vi ni escuché a esa persona llorar y seguir con mi camino, o 2; quedarme ahí hasta que aquella persona se fuera.

Y, como yo era una persona tan sensata, nótese el sarcasmo, no elegí ninguna de esas opciones y subí por completo las escaleras para ver en que podía ayudar, sabía que tal vez iba a ser ahuyentada a patadas, pero realmente no me importaba.

La sorpresa era evidente en mi rostro al ver a esa persona echa un ovillo en una de las esquinas de la pared con el cuerpo temblando debido a los fuertes sollozos. Sin ningún tipo de miedo o pena me acerqué y dejé caer todo mi peso sobre mis rodillas frente a él.

— Jeon. —con una de mis manos tomé una de las suyas que cubrían su rostro— ¿Qué pasa?

De manera violenta se deshizo de mi agarre, acto que me tomó por sorpresa.

— Déjame. —era la primera vez que escuchaba su voz de esa forma.

— No puedo. —pude ver como su cuerpo se relajó, cosa que me hizo saber que podía seguir hablando— No sé qué es lo que te pase, pero de lo que sí estoy segura es de que necesitas a alguien. Tal vez no soy de mucha ayuda, pero estoy aquí para ti, JungKook.

No dijo nada y creo que eso es lo que más me incómodo a que me hubiera gritado.

Conalgo de cautela acerque mi mano hasta su espalda y comencé a dar pequeñaspalmadas pera que supiera que contaba conmigo, que yo estaba ahí. Pero jamás meesperé esa repuesta de él, realmente me sorprendí al sentir como sus brazosrodeaban mi cuerpo apegándome a él sin dejar el más mínimo espacio.    

[...................]

Sólo para aclarar; les dedicare capítulos a las personas que voten y comente.

Gracias por leer. XD

Im Good → J. JungKook   #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora