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Una semana exactamente había transcurrido desde que Harry había leído aquella primera carta. Entendía que Archie ya no veía a Robert como una persona para estar en relación, pero aún seguía amando al Robert que había conocido en el pasado. Harry se sentía un poco confundido, si eso sentía Archie hacia su mejor amigo, ¿qué podía sentir hacia él que era en recién llegado en su vida?

El título de la segunda carta lo llenaba de ansiedad. No le revelaba muchas cosas. Podía ser una carta dedicada para él o para Robert y si era para el último, él realmente no sabría qué hacer. Seguramente se rendiría y dejaría a Archie ser feliz a su manera, aquella que él aún no comprendía hasta la fecha.

Suspirando dio un nuevo trago a su taza de té, necesitaba algo que pudiera calmarlo y aquello siempre funcionaba de una forma u otra. Depositando la taza en el mesón, el chico releyó el título de la carta frente a él. ¿Estaba listo? No. Pero ya era el momento de enfrentar aquella pared y descubrir si permanecería allí o si mágicamente una puerta aparecería para dejarle avanzar.

    ¿Por qué me enamoré?

Creo que como yo, muchas personas en algún momento de su vida se han hecho esta pregunta. Algunos posiblemente han encontrado una respuesta y otros, simplemente se habrán dedicado a disfrutar el momento sin estar pensando tanto. En ocasiones me gustaría ser así, pero suelo obsesionarme tanto con las cosas, que sé que es casi un imposible para mi disfrutar de este sentimiento sin saber porque lo siento.

Siempre he leído sobre el amor. Todos los tipos de amores, incluso los que son y no correspondidos. Podría decir que he experimentado estos dos últimos, porque sí, ahora puedo admitir que me enamoré una primera vez y que afortunadamente no he sido correspondido.

Es curioso, considero esto una fortuna y no algo lamentable. La verdad es que he estado viéndole las dos caras a la moneda y he aprendido que no puedo pensar en un hubiera que nunca ocurrirá. Sí, posiblemente si Robert no hubiera conocido a Eric, quizás él y yo fuéramos seguido igual, porque yo soy tan lento para entender mis sentimientos y él es tan coqueto que jamás me vería como ese algo más y la verdad es que no me molesto por ello, creo que ahora debo agradecerle, porque si nunca hubiera descubierto mis sentimientos hacia él, si nunca hubiera aceptado que ocurría con él, si nunca hubiera comprendido que yo al igual que los demás puedo enamorarme, jamás hubiera experimentado esa segunda forma de amar.

A esta altura no sé si lo amo, pero sé que si estoy enamorado y considero esto un comienzo.

Me encanta cuando sonríe, sus ojos se achinan y un pequeño hoyuelo se hace en su mejilla izquierda.

Adoro cuando se ríe, sus ojos se cierran por completo y su cabeza siempre se echa un poco hacia atrás, no entiendo porque lo hace, pero verle de esa forma siempre termina contagiándome su risa.

Me fascina estar en sus brazos. Él no es tímido para abrazarme, no tanto como yo. Él suele envolverme en ellos sin problema alguno, aferrarme a su cuerpo como si realmente necesitara hacerlo, y aunque prefiero muchas veces mi espacio personal, he descubierto que quiero que me siga aferrando y abrazando a su cuerpo de esa manera tan personal, tan íntima, tan nuestra.

Podría decir que me he enamorado de sus ojos. Aquellos orbes de tono oscuro que me miran de una forma penetrante y a la vez tranquilizadora. Con él no temo sostener la mirada y aunque aún me intimido un poco cuando suele observarme así, he decidido comenzar a trabajar en mi para poder aguantarla por bastante tiempo, porque he descubierto que me encanta mirarlo, porque sus orbes brillan de una manera tan única y especial, que me gusta pensar que solo están así porque estoy allí, junto a él, haciéndole de una forma u otra algo feliz.

Su cabello liso y castaño, tan común pero único en él. Adoro cuando la brisa lo mueve de un lado a otro o cuando suelo acariciarlo. Él me lo permite y yo disfruto de poder hacerlo. Me encanta como mis dedos se deslizan por cada hebra de su cabello y no sé si lo que disfruto exactamente es mimarlo de aquella forma, o que cuando lo hago, él se acurruca en mi pecho e incluso ronronea como un pequeño gatito en busca de cariño. A veces quisiera decirle que no es necesario que lo busque, porque mi cariño ya se lo ha ganado y se lo ha llevado consigo.

Y sí, creo que podría pasar mucho tiempo describiéndolo, pero la verdad es que no podría. Porque no existen muchas palabras para describir lo perfecto que él es para mí. Sé que lo perfecto no existe, incluso mi subconsciente está peleando conmigo en este momento por considerarlo perfecto, pero he logrado callarlo, diciéndole que sus defectos, errores e incluso imperfecciones, lo hacen absolutamente perfecto para mí, porque incluso con pensar en su nombre, una enorme dicha inunda mi pecho.

Y no sé si lo amo, quizás me encuentro a solo unos pasos de hacerlo. Lo que sé es que me he enamorado y quiero construir muchas vidas con él. Quiero que me enseñe a amarlo. Quiero que me sujete de la mano y me deje caminar junto a él. Quiero ser yo a quien abrace cuando tiene miedo. Quiero ser yo a quien bese cuando lo desee. Quiero ser yo quien esté a su lado después de mucho tiempo. Y por último, quiero ser yo quien le sujete del rostro y lo mire a los ojos para decirle, que me enamoré de él como jamás imaginé poder hacerlo.






•••
¡Capitulo nuevo!

Espero les guste. Recuerden hacerme saber sus opiniones mediante votos y/o comentarios.

Linda noche. ♡

Querido RobertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora