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Harry introdujo la llave en el picaporte de la puerta y giró el pomo para abrirla e ingresar por completo al departamento. Un olor a chocolate inundó sus fosas nasales haciendo que el chico frunciera el ceño y dejara las llaves en el llavero. Aún con sus pertenencias encima caminó hacia la cocina y se detuvo en el marco de la puerta al observar a su novio. No sabía qué hacer en ese momento. El chico lucia tan lindo con aquel delantal atado a su cintura y un gorro de chef ocultando su cabello. Tenía una mancha en su mejilla izquierda, causando que el castaño mordiera su labio inferior. No podía creer que Archie le estuviera haciendo un pastel de chocolate.

―Buenas noches... ―musitó. Archie alzó la mirada y sonrió ampliamente dejando la pequeña tacita con las lluvias de chocolate a un lado.

―Buenas noches, amor.

Amor. 

Harry sintió que su pecho se movía de arriba abajo a causa de los fuertes latidos de su corazón. Era la primera vez que Archie lo llamaba de esa manera y aquello le había encantado. El azabache se acercó a él y le sujetó de la cintura dejando un corto beso sobre sus labios.

―¿Qué es todo esto, Archie? ―cuestionó Harry un poco sonrojado. El más alto sonrió y se separó tomando las pertenencias de su novio.

―Bueno, decidí hacer algo especial el día de hoy y como sé que amas el pastel de chocolate, busque en internet algunas recetas y logré hacer uno. No sé si está tan delicioso como los que compramos pero lo hice con mucho amor. ―musitó tímido. Harry se giró a verlo y lo abrazó al rodearle el cuello con sus brazos.

¿Acaso podía ser Archie más adorable? Aquella pregunta viajó por la mente del castaño mientras le besaba las mejillas y se detenía a lamer un poco aquella mancha de chocolate en el rostro de su novio. Harry la saboreó y luego miró al mayor sonriendo ampliamente.

―Bueno, la crema esta deliciosa. ¿Qué te parece si lo probamos ahora mismo? ―Archie asintió y se separó de su novio. Le indicó que lo esperara mientras él iba a dejar el maletín de Harry en la habitación.

El castaño asintió e ingresó por completo a la cocina. Caminó hacia los estantes y de allí tomó dos platos pequeños para poder servir un trozo a cada uno. De igual forma buscó dos cucharillas pequeñas para poder comer con tranquilidad, así como un cuchillo para poder cortarlo. Dejó todos los utensilios en la mesa y tomó asiento en una de las sillas mientras esperaba a su novio.

Bastaron algunos minutos para que Archie volviera a ingresar a la cocina. Esta vez se había quitado el delantal y el gorro y lo traía doblado en sus brazos dejándolos en la mesa. Se acercó a su novio y tomando el cuchillo que allí estaba, cortó dos trozos de pastel depositando cada uno en los platos con ayuda de Harry.

Una vez servidos, el castaño tomó la cucharilla y tomó una pequeña porción de su trozo comiéndolo. Guardó silencio por un momento, mientras lo saboreaba por completo. Archie se encontraba frente a él, atento a su veredicto. Se sentía como en esos programas de televisión donde los aspirantes a ser chef esperaban la opinión de reconocidos críticos.

―¿Qué tal quedó? ―cuestionó el moreno suspirando. Había leído minuciosamente cada paso de la receta y esperaba, realmente esperaba no haberse equivocado.

―¡Lo amo! Amor, esto esta delicioso. Me encanta. ―Archie soltó el aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo. Harry se rio y tomó otra porción esta vez dándole a comer a su novio.

―Me alegra que te haya gustado. ―musitó con pastel en su boca. Al tragarlo por completo, Archie se sonrojó un poco diciendo: ―Aún tengo una sorpresa más...

Querido RobertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora