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Robert dio una mordida a su hamburguesa, mirando de soslayo a su mejor amigo que comía de su cena observando el estrellado cielo de aquella noche. Ambos habían decidido comer en el parque de la pista de patinaje. Ya que habían preparado el lugar para que las familias asistieran esa noche a hacer un pequeño picnic y a disfrutar de los fuegos artificiales que lanzarían. Archie hubiera deseado que Harry estuviera allí con él para disfrutar de ese momento.

―Robert, ¿estás bien? Andas muy callado desde tu casi caída. ―el moreno lo miró alzando una de sus cejas. Estaba algo preocupado, no quería que su mejor amigo estuviera lastimado.

―Estoy bien, solo disfruto de la noche. ―respondió un sonrojado Robert al recordar ese momento.

¿Estar bien?

¿Cómo se podía estar bien después de estar tan cerca de la persona por la que últimamente estabas sintiéndote extraño?

Robert aún sentía como su piel se erizaba ante el recuerdo de como Archie lo había tenido entre sus brazos. Y admitía que la idea de estar con él de una forma pasional lo hacía estremecerse y excitarse de pie a cabeza.

―Gracias por haberme invitado, Robert. No sabía que habría todo esto hoy. ―el chico limpió sus manos y labios con las servilletas y después de hacer una bolita con esta, tomó su vaso con gaseosa. ―¿Cómo supiste?

―Oh, algunos compañeros de trabajo lo mencionaron, dijeron que traerían a sus hijos y cuando me dijeron lo que iba a haber, pensé en ti. ―confesó alzando sus hombros. Archie lo miró y asintió sonriendo para volver su mirada al cielo. ―¿Y Harry? ¿Cómo vas con él?

―Estamos muy bien. No estará estas dos semanas porque tuvo que salir de la ciudad por cuestiones de trabajo, así que lo extrañaré muchísimo. ―susurró haciendo un puchero.

―¿Estarás solo estás dos semanas? ―Archie asintió a la pregunta de su mejor amigo. Robert sonrió ante aquella información y se dedicó a terminar con su cena.

―Robert, ahora que lo pienso, tengo una pregunta curiosa que hacerte del pasado. ¿Cómo fue que Eric descubrió la nota que había dejado en tu casillero? ―Robert lo miró e hizo una mueca al recordar como había terminado Archie esa noche.

―Unos días atrás, yo le había pedido que buscara unos libros que había dejado en el casillero y le di la contraseña. Él dice que ese día quería dejarme una sorpresa y el sorprendido fue él al ver la nota. ―Archie alzó sus cejas y asintió ante la sorpresa. ―Lamento haberte dejado ese día todo golpeado, estaba muy confundido y enojado porque siempre habías sido tú y yo no me había dado cuenta de eso, me sentí burlado.

―No te preocupes, lamento haberte hecho sentir así... ―susurró Archie un poco apenado. Robert negó y se acercó a él dejándole un beso en la mejilla.

―Te quiero, Archie. ―musitó notando como su mejor amigo se giraba a verlo.

Nuevamente la distancia había pasado a segundo plano entre ellos. Ambos se miraban fijamente, escrutando el rostro del ajeno en silencio. Estudiando cada detalle en el rostro del otro. Aprendiéndose cada línea que hubiera en este. Mezclando y compartiendo el aire que se colaba en la pequeña brecha que había entre ellos.

Robert mordió su labio inferior y miró los de Archie, los cuales se encontraban entre abiertos dejando salir algo de vaho. El castaño cerró los ojos y decidió acortar la diminuta distancia entre ellos acercándose poco a poco. Sin embargo al no sentir que algo o mejor dicho, alguien le recibía el beso, abrió los ojos y notó como Archie se encontraba de pie saltando de vez en cuando mientras miraba los fuegos artificiales. Robert suspiró y volvió a su antigua posición abrazándose a sus piernas.

Había quedado como un idiota al pensar que Archie quería besarlo.

Querido RobertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora