Querido Robert

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             Washington D.C – sábado; noviembre 2017

―Todo es hermoso, ¿verdad? ―Archie observó a su novio en silencio mientras notaba como observaba cada decoración del lugar. El castaño asintió y terminó colocando su mirada sobre el rostro de su amado regalándole una amplia sonrisa.

―¿Crees que está bien soñar con que algún día tú y yo hagamos esto? ―murmuró sonrojándose, causando que Archie de igual forma terminará como un tomate. Riendo Archie le besó cortamente en los labios y al separarse solo alzó sus hombros sonriendo.

―Quien sabe... quizás seamos nosotros los próximos a casarnos. ―mencionó desviando la mirada al frente. Harry se quedó mirándolo atónito y se contuvo las ganas de abrazarlo y besarlo repetidas veces.

¿Cómo se atrevía a decirle eso y luego fingir que nada había ocurrido? El castaño suspiró y solo dejó un rápido beso en el cuello de su novio, causando que Archie riera y lo abrazara.

―¿Archie? ―la mención de su nombre, causó que el moreno desviara la mirada hacia Ethan, quien lucía un poco nervioso y a la vez enojado. ―Camila te necesita, ¿podrías ir con ella?

Archie asintió y se levantó una vez que Harry había deshecho el abrazo. Acomodando su traje, siguió las indicaciones que Ethan le había dado sobre la ubicación de su amiga. Más invitados seguían llegando a la iglesia, mientras que él se escabullía entre los pasillos hasta llegar al cuarto que le había sido indicado.

Tocando dos veces, recibió el permiso de poder ingresar. El moreno abrió e ingresó a la habitación, encontrándose con las damas de honor luciendo algo atemorizadas. Archie alzó sus cejas y desvió la mirada hacia su amiga, la cual estaba sentada en un pequeño sofá de la habitación, golpeando la almohada que tenía en su regazo y soltando una que otras groserías.

―¿Camila? ―murmuró cerrando la puerta y caminando hacia ella con cautela. Archie pudo notar como las chicas salieron huyendo dejándolo a su suerte. El moreno suspiró y con cuidado se agachó para quedar frente a ella. ―¿Qué ocurre?

―Robert. Él. Ese imbécil prefirió irse con Eric a la playa y no estar conmigo, el día más importante de mi vida. Es un idiota. ―Archie hizo una pequeña mueca al escuchar aquellas palabras. Sin duda alguna cada vez se decepcionaba de la persona en la que Robert se había convertido.

―¿Cómo sabes eso? ¿Te llamó?

―No. El muy idiota publicó fotos en sus historias de WhatsApp. Ni siquiera tuvo la decencia de informarme, Archie. ¿Crees eso justo? ―el chico negó y llevó una mano hacia el rostro de su amiga, pudiendo acariciarlo lentamente. ―Tenías razón, ¿sabes? Siempre la tienes.

―¿A qué te refieres?

―Si nunca hubiera apoyado a Robert a cambiar para gustarle a Eric... la historia sería diferente. Quizás ustedes estarían juntos y ambos me entregarían a Ethan. Ustedes... todo esto es mi culpa. ―murmuró cubriendo su rostro para comenzar a llorar. Archie se colocó de pie y tomó asiento junto a ella abrazándola suavemente.

―No, Camila. No es culpa tuya. Cometiste un error, todos lo hacemos. Robert debía amarse tal y como era. Él debía entender que si alguien quería estar con él, entonces debía aceptarlo por lo que era. Ambos cometieron errores y está bien, después de todo somos humanos. ―susurró acariciándole la espalda con ternura.

―Pero... ustedes estarían juntos, Archie. Tú lo amabas. ―el chico asintió sonriendo.

―Sí, lo amaba. Pero no puedo depender de un hubiera. Robert es muy coqueto, yo no soy de su tipo y yo... bueno, soy muy tonto para entender las cosas. Robert no me hubiera tenido paciencia, no me daría mi tiempo para adaptarme a todo esto de tener una relación, lo sabes. ―Camila asintió alzando el rostro para ver a su mejor amigo.

―¿Eres feliz, Archie?

―Soy feliz, Camila. Robert seguirá siendo mi mejor amigo y Harry lo sabe y lo acepta. ¿Sabes? Harry es extraordinario y si hay algo que debo agradecer a este nuevo Robert, es que me haya obligado a ir a la fiesta de Eric, porque allí fue donde conocí al chico del que estoy completamente enamorado.

―Entonces... lo amas. ―susurró sonriendo. Archie asintió pero no pronunció aquellas palabras.

Había demorado quizás un poco en aceptar aquel sentimiento, pero ahora que estaba allí, latente en su pecho, tenía que dejarlo salir y quería que Harry fuera el primero en saberlo.