Parte 35: Sólo uno

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-Daddy~

-Daddy te ama bebé...-Dije de forma agridulce y él se quedó en silencio, tal vez descifrando que ya no seguiría con aquello, que no seguiría con aquello a pesar de que muriera por dentro, deseándolo, porque para mi cínica sorpresa, para mi desafortunada suerte lo amaba más a él que a su cuerpo, que a su pequeña vocecita diciéndome "daddy".- Daddy te va a amar siempre...-Musité besándolo en la frente con fuerza, y lo estreché con cariño

-Demuestra que me amas entonces.-Suplicó

-No será de esta forma...-Dije soltándolo lentamente, dejando ir su calor poco a poco aunque eso estuviese corroyéndome las entrañas

-¿Porqué no?

-Sabes porque...

-Hyung...

-Creo que debería irme-Sentencié interrumpiéndolo, y me levanté de su cama, con la intención de salir, cuando su pequeña voz de detuvo.

-Bien...-Gruñó, desconcertándome.- entonces no vuelvas aquí, ¡No quiero ver tu maldita cara otra vez!.- Me gritó y yo aunque odiara admitirlo de verdad sentí algo romperse dentro de mi.

-Jimin... tranquilo.- Musité con un nudo en la garganta, tratando de mantenerme firme.

-Tranquilo... si... así es como siempre querías que estuviera! ¡Tranquilo!

-Jiminie...-Dije tragando en seco, tratando de acercarme pero él se alejó.- Espera, por favor...

-¡No me toques! ¡No vuelvas a tocarme nunca! ¡Te odio!

-Jimin... solo déjame

-Vete de aquí!.- Dijo azotándome la mano, y acto seguido tomó la taza de té que antes había colocado en su mesita y me la arrojó, haciendo un desastre de té frio en el suelo, provocando un estrepitoso sonido de la porcelana rompiéndose.- ¡No quiero tu maldita lástima! ¡No la quiero!.- Gruñó y cuando escuché el eco de pasos apresurados en el pasillo supe que todo iba a acabar horriblemente mal.

-Hey... ¿todo está bien?.- Dijo una voz al otro lado de la puerta y no esperó una respuesta, se metió a la habitación con cuidado, encontrándonos en medio de la discusión.

-¡Váyanse los dos!.- Gritó Jimin arrojándole a Hoseok una almohada que esquivó por muy poco y tras ello me miró preocupado

-Jiminie... baja la voz... tranquilo...-Dijo sonriéndole, mirándome de reojo con recriminación.

Nadie debía estar en su habitación, lo sabíamos, no podíamos hablarle o acercarnos, más aún porque su comportamiento se había vuelto así: errático.

Pero sencillamente no pude quedarme quieto, quería verlo... quería que supiera que ... yo iba a cuidarlo a pesar de todo, y esa taza de té para mi significó una declaración de devoción, que fue tardía, inoportuna y ahora yacía en el suelo de forma fría y desastrosa.

Y ese desastre dentro de la habitación se silenció de repente, cuando los pesados pasos de una botas llegaron hasta nuestra posición, erizándonos la piel.

-¿Que hacen aquí...?-Dijo con seriedad la voz y volteamos como si un fantasma hubiese aparecido.

-Nam...-Dije en voz baja, con la plena conciencia de que todos en esa habitación estábamos jodidos.

No me respondió, ni volteó a ver directamente a ninguno, pasó de largo hasta donde los pedazos de taza rota yacían, y con sus largos dedos comenzó a levantarlos en silencio, haciéndonos temer por la incertidumbre.

-Hoseok, trae el trapeador por favor...-Fue lo único que murmuró, y Hoseok corrió asintiendo repetidas veces, volviendo con él segundos después, que me parecieron años viendo la espalda de Namjoon inclinada hacia el suelo.

Everybody Loves Jimin- BTS X JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora