(Ad.+18) Todo se convirtió en un problema, cuando los 6 se enamoraron de la misma persona, y comenzaron a competir por él sin siquiera saberlo.
Historia original mía, no copias ni adaptaciones
El tren de detuvo poco antes de lo que estaba programado, creo que por ello las personas bajaron con un poco más de calma de lo que estaba acostumbrado a ver, yo por mi parte suspiré caminando por el andén, jalando mi pequeña maleta, y cargando en la otra mano dos bolsas con varios contenedores con Kimchi y otros platillos, que mamá insistió que les llevara a los chicos, y con una chamarra nueva puesta, sumamente abrigadora, que mi padre insistió comprarme antes de que me fuera para que no me olvidara de ellos, pero estaban siendo dramáticos, porque desde el debut no había dia en que nos les mandara aunque fuera un mensaje, a ellos o a mi hermano.
Estar con ellos me hizo bien, por alguna razón el aire que se respiraba en Seúl no se sentía tan pesado como el que entraba a mis pulmones el dia que partí, y creo que parte de esa pesadez se disipó en la brisa que en mi casa soplaba, y ahora yo... sencillamente me sentía más ligero, y sin embargo la situacion que había que afrotar llegando a casa aun podía preocuparme.
Hoseok me lo había dicho todo por teléfono... que Jimin había estado triste y que se escapó de casa... que pd se enteró del escándalo y aun peor se enteró que yo no estaba ahí, puedo jurar que le llamé a pd diciéndole que Namjoon no tenía la culpa, después de todo el siempre había hecho todo lo posible porque estuviéramos en paz, era nuestra responsabilidad no poder lidiar con nuestros sentimientos, por que sí... aunque Hoseok tratase de disfrazar las recientes peleas entre los miembros, esas que decía que era porque todos últimamente estaban muy tensos yo... terminé por aceptar la verdadera razón de todo, unir las piezas y darme cuenta de la razón por la cual Taehyung no podía verme a los ojos, la razón por la que Jungkook de repente comenzó a retarme... y el porqué... Hoseok me mostraba esa sonrisa alegre, que escondia detrás algo que jamás sería capaz de confesarme.
Jamás fui experto en sentimientos, fue por eso que perdí al amor de mi vida, pero lo que si podía afirmar ser era un observador atento, para bien, o para mal... y para bien o para mal terminé dándome cuenta de todo por mucho que tratasen de ocultarlo, y a pesar de mi ojo vigilante y celoso, hubo algo que sencillamente jamás pude haber imaginado y que descubrí cuando estuve por fin en casa.
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Llegué en la noche, tarde, y aún así los rostros anciosos de mis amigos me encontraron en la sala de estar. Hoseok saltó a mis brazos, colgándose de mi cuello mientras se reía, por otra parte Tae se acercó tímidamente, viéndome apenas con sus ojos de cachorro, y yo lo atraje a mi, abrazándolo con fuerza.
-Bienvenido de vuelta, Hyung.- Dijo feliz, en un tono extraño, que parecía culposo y aun así alegre
-Ya llegué.- Musité, viendo a Jin desde la cocina que me observaba con una sonrisa torcida
-Lávate... te serviré de cenar en un momento.- Dijo dándose media vuelta, y yo solo asentí con la cabeza, sonriendo, cuando al desviar la mirada una carita pequeña, casi infantil me encontró, ligeramente curiosa.
-¿No vas a saludarme... cara de conejo?
-No soy un conejo.- Dijo acercándose, y yo le abrí mi brazo libre, dejando que se metiera debajo aún cuando el maldito mocoso era mas alto que yo
-Bienvenido a casa Hyung...-Musitó hundiendo la cara en mi chamarra nueva
-¿Tanto me extrañaron? ¿O es porque creen que les traje obsequios?.- Dijo fingiendo molestia.
-¿Porqué preguntas cosas tan obvias?.- Dijo Hoseok, ayudando a Jin en la cocina
-Bueno... tenía la esperanza de que me dijeran que era porque me echaron de menos, ingratos.- Me reí, alzando los contenedores con comida.- Oye Jin, mi madre envio esto.- Dije alzando la bolsas y Jin asintió viéndome solo de reojo mientras servía un plato.
-Chicos, tomenlos y métanlos al refrigerador
-Si Hyung.- Dijeron Tae y Kookie, separándose de mi para obedecer a Jin
-A menos que quieras comer un poco de lo que mandó tu madre.- Dijo acercándose a la mesa con un plato de curry
-No, lo envió para ustedes, claro que pueden compartirme un poco mañana en el desayuno
-Está bien, pero no haz ido a lavarte
-Si, ya voy.- Dijo quitándome la chamarra, y la colgué en el perchero, viendo de un lado a otro en busca de unos ojos, que aunque me costara admitir, tenía muchas ganas de ver.- En donde está... ?-Balbucee
-En el estudio de Namjoon, como ya sabrás le estará dando el sermón de su vida
-Si... me imagino.- Dije sonriendo a medias, y caminé sobre el pasillo.- Iré a lavarme, ya regreso.- Musité, metiendome tras unos pasos al baño principal, y no pude evitar ver la puerta del estudio de Namjoon cuando pasé por ahí, aguardando un poco, ya había llegado y ninguno de los dos había salido a verme, por ello pensé que probablemente seguirían en medio del regaño épico a Jimin, pero yo... de verdad necesitaba verlo, desde que me fui lo necesitaba y ahora estando en casa deseaba por lo menos decirle hola, así que estando completamente conciente, de que me vería como un tonto, toqué rápidamente a la puerta de Namjoon, esperando indicación de que pudiera pasar, pero no la hubo, de hecho no hubo nada, porque no había sonido alguno saliendo de ahí, por eso giré la perilla, pensando que tal vez estaban en otro sitio, pero no... si estaban ahí, solo que no de la forma en que yo lo hubiese esperado.
Namjoon estaba completamente dormido, en su enorme silla reclinable, enfrente de su computadora, y no le importó que el monitor estuviera encendido, si la luz, aunque tenue, siguiera encendida, parecía que nada podía molestarlo, y me pareció raro porque sin duda yo ya me hubiese movido de posición, más aun cuando un pequeño cuerpo descansaba de esa forma en sus piernas...
Jimin estaba dormido, igual o más profundamente que él, y acurrucado, hecho bolita en el pecho de nuestro líder suspiraba de forma apacible, abrazado a su cuerpo, que no se caía, solo porque los brazos de Namjoon lo abrazaban con fuerza, con ternura...
Y mi corazón, que se creía resignado no pudo seguir viendo la escena, por eso cerré en silencio, tragando en seco, y me limité a dirigirme de nuevo al comedor, sin decir palabra alguna.
Comí en silencio...
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