Confia, por favor.

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Hola a todos los que siguen la historia o los que són nuevos.  Aquí otro capítulo.  Esperó les guste,  nos leemos abajo.

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Ya había pasado ya un mes del nacimiento de Mamoru, durante ese tiempo Koshi no había contactado con Akashi en ningún momento, sentía que no era necesario, pues si bien le habían ayudado sentía que no podía confiar en ellos, no podía arriesgarse, además de eso tenía dinero y agradeció a su yo interno por ser bueno con las finanzas.  

Todo iba bien,  pero un día su pequeño hijo se enfermó,  en la madrugada Mamoru empezó a llorar fuertemente,  Koshi en su inexperiencia trató de calmarlo, el niño no recibía comida y su temperatura empezaba a subir lentamente,  entré más lloraba el niño sus nervios le afectaban más, no sabía qué hacer, estaba a punto de romper en llanto cuando su mente le recordó... Corrió hasta la cocina,  donde su móvil estaba cargando y vio en su pequeña nevera la tarjeta de Akaashi le había dado, cogió el móvil en una mano y la tarjeta en otra, miró al reloj y mordió su labio,  las dos de la mañana "Es muy tarde" pensó, no quiera molestar, pero no tenía a nadie más. Nuevamente el llanto de su hijo le alertó, el doncel se acercó a Mamoru y remojo nuevamente el pañito de su frente.  

-Shh shhh... - acarició su barriguita.  De sus ojos empezaron a brotar lágrimas gruesas... Hasta para eso era un inútil, su hijo estaba sufriendo y él no sabía qué hacer, "Qué mala madre soy" susurró.  No sabía si había hospitales abiertos a esa hora y no saldría a la calle, en pleno otoño y con su bebé en brazos. Con mano temblorosa marcó el número que estaba impreso en la tarjeta y escuchó el tono, luego de unos segundos lo mando para buzón, suspiró y llamó nuevamente.

- ¿Sí? - respondió Akaashi con una voz de cansancio. Koshi no habló, por la culpabilidad que sentía a despertar al pelinegro. Mamoru lloró de nuevo y más fuerte.

- ¿Sugawara-kun? - preguntó Keiji sentándose en la cama y moviendo a Bokuto para despertarlo.  Llámese instinto de madre o lo que fuera, pero Keiji sabía que el niño que lloraba era Mamoru. - ¡Sugawara-kun! - exclamó para tener respuesta mientras que aún trataba de despertar a su pareja.  

- ¿Mmm Akaashi-san? -  susurró Koshi.

-Si, soy yo ¿Qué pasa estás bien? - preguntó preocupado.

-Si... Siento molestarles a estas horas, pero es que no sé qué hacer...- dijo entre sollozos.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, algo andaba mal.  - Espera... - dijo Keiji quien dejó el móvil en la cama y sacudió fuertemente a Bokuto quién despertó asustado.

-¿¡Qué pasó!?- preguntó mirando a Keiji de arriba abajo.  - ¿Estas bien? - preguntó posando su mirada en el ya notorio vientre de casi 3 meses, era un bultito de nada, pero ahí estaba su bebé.

Akaashi asintió.  - Sugawara-san está en la línea... Algo pasó. - Bokuto se alertó y se levantó de la cama, no había sabido nada de aquel doncel durante un mes y si ahora llamaba a la madrugada era porque los necesitaba.  Empezó a vestirse y a buscar ropa para Keiji.

- ¿Sigues ahí? - preguntó el pelinegro cuando cogió el móvil otra vez.

-Si. - contestó Koshi mientras trataba de calmar a su pequeño. Antes de que el doncel mayor preguntará el pelo cenizo decidió hablar.  -Mamoru no para de llorar, tiene fiebre... No recibe comida... No... No tengo auto. No sé qué hacer. - empezó a llorar.

-Cálmate... Vamos para allá.  - dijo Keiji. - por el momento sería bueno que trataras de bajar la fiebre... Mmmm bañarlo en agua tibia sería lo mejor. - Luego de dar unas indicaciones que por experiencia sabía, más exactamente cuidando a su hermano menor, terminó la llamada.  Bokuto salió y prendió el auto, Keiji subió a su lugar para luego arrancar en dirección al apartamento de Koshi.

Me cuesta olvidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora