Tu eres...

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VOTEN Y COMENTEN.

Les recomiendo la nota final.

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-Los niños están bien, nada de que preocuparse. – Dijo el doctor mientras escribía en el computador lo realizado en aquella cita medica con los gemelos Bokuto. Akaashi sonrió mientras que Kotaro le arreglaba la ropa al menor, Mirio. – El apetito del menor puede ir mejorando, aun así, les recetaré unos suplementos para que no haya descompensación. – comentó el médico.

-Muchas gracias, Takeuchi-sensei. – Respondió Keiji poniéndose de pie y haciendo una pequeña reverencia.

-No hay de que Keiji-kun.- Le sonrió el hombre. – Yo hablaré con tus padres, les comentaré el estado de sus nietos. –

Ante la mención de sus suegros, Kotaro se tensó y de reojo observó a su esposo. La relación de Akaashi y sus progenitores no era buena. Las razones, primero por haberse ido con Sakusa y segundo por haber inaugurado aquel restaurante sin consentimiento alguno. Keiji asintió. – Hágalo, por favor, pero coménteles que es muy mal visto que otros le comenten el estado de sus nietos y más aun que ni los conozcan personalmente. – sonrió y luego salió del consultorio junto con Yoichi, el gemelo mayor.

Bokuto agradeció al doctor, cogió las recetas y salió con Mirio tras Keiji. Pronto llegaron al carro, el doncel acomodo a su hijo en la silla especial para bebés. – Vamos a casa. – Susurró para luego ver como Kotaro llegaba con su otro nene. – Siento lo de antes. – Se disculpó. El más alto solo sonrió y repitió la misma acción de Keiji, acomodar a su hijo en la silla especial.

Keiji le miraba atento y expectante. Bokuto terminó de arreglar a los nenes, cerró la puerta y se acercó a Akaashi para luego abrazarlo. – No estés enojado. – susurró para luego darle un suave beso en los labios. – Sabes que debes arreglar las cosas con ellos, Keiji. –

El nombrado hizo un puchero y escondió el rostro en el amplio pecho de Kotaro. – Ellos deberían tratar... Solo... Yo no quiero tomar la iniciativa. – confesó.

Kotaro suspiró, no podía obligar a Akaashi a que lo hiciera, tendría que esperar. – Vale. – Le volvió a besar. – ¿Quieres que pasemos por el restaurante? – preguntó para luego obtener una respuesta positiva.



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Daichi se sorprendió al ver entrar a Akaashi y a Bokuto por la puerta del restaurante que siempre visitaba desde hace ya un tiempo. Notó exactamente el momento en el cual su mirada se cruzó con la de Keiji y tuvo un mal presentimiento.

-¡Akaashi-san...! – exclamó Hinata para correr hacia su jefe. – Me alegra verlo. – confesó feliz.

El nombrado sonrió, estimaba mucho a Hinata, era como un hermano para él. – Hola Hinata-kun, ¿Cómo ha estado todo? – preguntó mientras caminaba hacia la barra.

Kotaro suspiró, vaya día. Primero nombraban a los padres de Keiji y luego tenía que toparse con Daichi, no habiendo nada más que hacer se dispuso a dejar a los bebes en la mesa y tomar asiento, al lado de Daichi. – Que sorpresa verte por aquí. – comentó.

Me cuesta olvidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora