Inesperado.

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Pasada las seis de la tarde Koshi entró por la puerta del restaurante que manejaba Akaashi, con apuro entró de lejos saludo a Kageyama, este atendía a unos clientes así que decidió no acercarse, hizo con su mano una seña indicando así que se dirigiría a la parte de atrás. Kageyama solo asintió. El doncel pasó a unos cuantos trabajadores que saludó, recibiendo de igual manera una contestación, abrió la puerta lentamente que le separaba de su destino y pudo sonreír ligeramente cuando encontró a su niño dormido profundamente mientras abrazaba a Kyou. Akaashi había dejado ese espacio como una pequeña sala, tenia una cocina y sillones donde se podía descansar, usualmente solo lo utilizaban los niños o ellos, los trabajadores tenían un lugar aparte. Koshi se sorprendió un poco cuando alguien le tocó el hombro por detrás, dio la vuelta y se alivió al ver a Hinata quien llevaba unos ingredientes en la mano.

-Les iba a hacer algo ligero de comer. – susurró. – Pero creo que ya no será necesario. – Sonrió el más bajo.

Suga sonrió y entró con cautela a la habitación siendo seguido por Hinata. – Ushijima me está esperando para llevarme a casa. - Confesó mientras se acercaba a los niños y puso una cara de preocupación al ver la rodilla de Kyou.

-Se cayó al correr esta tarde, se ve mal, pero no es nada que el tiempo no cure. – dijo Hinata. – Ya se lo comenté a Akaashi-san. –

Suga solo sonrió, apostaba a que su hijo se había preocupado en demasía por el estado de su...amigo. Suspiró. – Los despertare. –

Hinata asintió y empezó a recoger el desorden que los pequeños habían hecho y apagó la tv.

Koshi se arrodillo y empezó a acariciar con cariño los cabellos de ambos niños. – Kyou...Mamoru... - susurró empezando a moverlos, les destapó para que se desacaloraran. El primero en removerse fue Kyou y se apegó más a su hijo. – Kyou...cariño...- prosiguió Suga.

Kyou suspiró y luego se quejó despertándose más, su rodilla había rozado con la sabana del futón. – Mmmm ugh.- exclamó bajito. Abrió los ojos y notó la presencia de su tío. – Mi...Mi rodilla. – sollozó.

Mamoru entre sueños reconoció la voz de Kyou y se despertó de manera rápida observando el rostro compungido de su amigo. -¿Te duele mucho?- preguntó.

Koshi sonrió, su hijo ni siquiera se había percatado de su presencia. – Mamoru. – le llamó.

El nombrado giro hacía donde le habían llamado y sonrió al ver a su papi, se levantó y le abrazó.

-¿Todo bien?- preguntó Ushijima entrando a la habitación. Koshi le miró y le sonrió al igual que Mamoru. -¡Waka-chan! – exclamó el niño soltándose del agarre de su padre para salir corriendo en dirección del castaño.

-Hola campeón. – dijo Wakatoshi levantando a Mamoru del suelo.

Kyou empezó a llorar, su rodilla le dolía y él también quería ser consentido por sus padres, quería que su papi le consintiera. -Koshi entendió un poco del porque el pequeño lloraba. -Te ayudare, Kyou-chan, tu papi nos espera en casa. – dijo.

Así mismo, mientras Wakatoshi se encargaba de Mamoru, Koshi se encargaba de Kyou, les arreglaron su ropa y le abrigaron bien, empezaba a hacer frio. Cuando salieron se despidieron del personal y se dirigieron al vehículo de Wakatoshi.

-Íbamos corriendo y Kyou me quería alcanzar, pero se tropezó y se lastimó. – contaba Mamoru mientras miraba como su amigo dormitaba en el regazo de su papi. – Lloró mucho y ojii-san le curó. – dijo.

-¿Ojii-san? – preguntó Ushijima mientras miraba a Mamoru por el retrovisor.

-Kyou cayó cerca a un hombre y él le levantó y lo curo en el restaurante. Hinata-san dijo que ese hombre era amable, aunque a mi me cayo mal. – dijo Mamoru mientras cruzaba los brazos en señal de molestia.

Me cuesta olvidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora