Confesiones.

4.9K 294 13
                                    

Damián

Llegué a la oficina, hubo menos cosas que solucionar y mi ánimo también estaba mejor que nunca, me sentía bastante alegre.

Llegué a mi despacho y me puse a trabajar, Lucía me trajo algunos documentos, los firmé y me dediqué a bosquejar, fue una mañana tranquila y sin distracciones, sin querer voltee a ver mi celular, ya era más de medio día, le marqué a Pía, para saber cómo había dormido, y claramente para escucharla. Hice dos intentos, sin éxito, intenté hacer otro, pero vino Christopher a que bajáramos a comer y no me pude negar, dejé todo, tomé mi celular, mi billetera y bajamos a buscar donde comer.

Llegamos a un bar, para no perder la costumbre, pedimos de comer y cervezas, no sabía porque decidió un bar a esas horas, pero  minutos después lo supe.

—Me debes una historia Bro.

—¿Yo? Explicate tarado.

—Ya sabes a lo que me refiero Damián, y no es que me haya quedado pensando toda la noche en algo, pero si un poco.

—¿De qué hablas?

—Mira hermano, para que nos hacemos pendejos he pensado en cómo fue que llegaste a ese bar, he sacado ciertas conjeturas, pero quiero saberlo de tu propia boca.

—Eres un chismoso cabrón, pero créeme que fue algo que se podría decir…, destino.


Pía.

—¿Destino?

—Si, fue algo extraño, recibí una llamada de Sergio diciéndome que me deseaba buena semana y que su vuelvo se retrasó, así que decidí por primera vez no quedarme en casa, en salir y simplemente buscar placer.

Damián.

—Estaba bosquejando, mi cerebro estaba hecho un asco, no tenía ni un solo pensamiento bueno, y para terminarla Isabel llegó y me dijo que iría a una cena con sus compañeros de la maestría, le dije que yo la acompañaba pero ella me dijo que la invitación era solo para ella, discutimos y salí sin rumbo, me encontré ese bar y entre.

Pía.

—¿Y cuándo llegaste a el bar? ¿Qué?

—Pedí un trago, estaba en la barra, viendo y coqueteando un poco, pero por el día no había mucha gente interesante, así que me resigné y estaba a punto de irme cuando entró él, en ese momento fue como si solo estuviera él, se sentó también en la barra y nos comenzamos a mirar.

Damián.

—Desde que entre la vi, se veía con ciertas intensiones, es más hasta yo podría decir que iba a pagar por que la hicieran pasar una buena noche.

—¿Así de plano?

—Así de plano, después de que vi que nadie se le acercaba se me ocurrió hacerlo, le invité un trago y hermano, lo demás, creo que ya lo sabes.

Pía.

—¿O sea que lograste tu cometido? —yo le asentí—. Hermanita, de verdad que eso suena a algo de urgencia.

—Y lo es Dana, no dudo que ahora Damián crea eso de mí, pero pues realmente fue lo que me pasó, no puedo ocultarlo.

Damián.

—Bueno pero ahora no puedo culpar a la Pía de todo, tú también ibas con unas buenas intenciones de un acostón.

—Y se cumplió hermano, me quería librar de pensar en Isabel y pensar en otra mujer.

—Y te encontraste con un mujeron, porque con las características que me diste esa mujer debe de ser un monumento de mujer.

Juego de Pasión ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora