Pía|
Mis miedos comenzaron de nuevo.
Retraso..., ascos...
No, no podía ser. ¿Yo Embarazada? No puede ser, no ahora, pero, Carajo, ¿por qué no le pedí que se cuidara? ¿Por qué no me cuidé? Aunque Sarahí probablemente estaría demasiado contenta, yo no tanto, ¿estaba preparada para pasar todo eso de nuevo? ¿Y si me pasaba lo de hace años? ¿Y si tenía que volver a ser mamá sola? Damián no me podía dejar, no de nuevo. Dios mío, ¿en que estaba pensando? Primero me tenía que cerciorar de que fuera cierto y después saber que era lo que iba a hacer. Necesito una prueba casera y unos análisis de sangre, necesito salir de dudas.
Damián tocó a la puerta y entró, aunque tocó, logró darme un buen susto.
—¿Estás bien amor? Hace rato que entraste al baño.
—Sí, sí, es que me ensucié un poco y vine a cambiarme.
—Y dices que Sarahí es la que no cuida la ropa —dijo riéndose, logro sacarme una sonrisa.
—Déjame terminar con esto y ahora salgo ¿sí?
—Está bien, si no sales, yo duermo a Sarahí, no te preocupes.
Excelente padre y novio, no había que negarlo, era la persona más hermosa que había encontrado en el mundo y si era cierto que íbamos de nuevo a ser padres, necesitaba confirmarlo, para poder ahora vivir juntos esto.
Me terminé de cambiar y de ocultar aquella libretita bien. Salí y fui directa con ellos, Damián y Sarahí están juntos dibujando.
—Corazón, ya es hora de dormir.
—Pero mañana es sábado mami, y mañana no tengo que ir al colegio.
—Si, pero es la cena de tus abuelitos y no vas a llegar sin dormir, ¿verdad?
—Bueno, pero, me cuentan un cuento —dijo viéndonos a los dos y apuntándonos.
—¿Que cuento quieres princesa?
—Cenicienta.
En cuanto nos lo dijo Sarahí corrió a su cuarto y fue por él, yo le ayudé a ponerse la pijama, cuando estaba lista se subió, tomé el libro y Damián se puso detrás de mí, me rodeo por la cintura.
—¿Lista? —ella se recostó y la cobijamos—. Erase una vez una...
Comencé con el cuento y a menos de la mitad se quedó dormida. Dejé el libro en el estante y le di su beso, seguido de Damián, me fui a la cocina a terminar de limpiar, pero Damián, no tenía la misma idea.
—Oye, ya se durmió Sara.
—Aja —dije haciéndome la tonta—. ¿Qué tiene eso de raro?
Él se acercó más a mí y me abrazó por detrás.
—Podríamos ir a la recamara, pasar un momento juntos —Damián comenzó a besar mi cuello, después de tanto tiempo no se podía resistir a él.
—Damián, yo..., Sara.
—No pongas pretextos, solo déjate llevar.
Traté de hacerlo, pero mi cabeza no estaba dónde se debía de estar, pero con él..., con él no me podía negar.
—¡Te amo! Siempre, siempre tuya.
Damián me comenzó a besar más intenso, me pegó a la pared de la cocina, comencé a tocarlo, acariciarlo, estiré un poco mi brazo y apagué la luz, rodeé a Damián por el cuello y comencé a besarlo, él me tomó una pierna y la levantó, me pegué mucho más a él, mis manos comenzaron a explorar más mi cuerpo, me llevó con cuidado a la recamara, cerramos la puerta, sin echar seguro, me llevó lentamente a la cama y me recostó con cuidado en ella, me dejé hacer completamente y vino en cuclillas a mí, comenzó a tocar mis piernas, subiendo a mi abdomen. Damián estaba besando y yo disfrutándolo, cuando escuchamos la puerta, unos tocaditos algo chistosos, Damián se separó de mi con un poco de descontento y fue a abrir, Sarahí estaba tocando, tenía su mantita en la mano, apretándola muy fuerte.
—¿Qué es lo que pasa mi vida?
—Soñé feo mami, tengo miedo, ¿puedo mimir, con ustedes?
Damián la cargo, la llevó a la cama, pensando que con un solo beso se calmaría. Me la dio en brazos y la recosté, yo ya tenía la pijama, cuando me cambié porque me ensucié, Damián, entró en el vestidor y lo más rápido que pudo, se puso la pijama.
—Claro que si princesa, puedes dormir aquí —le contesté yo, Damián me hizo cara de desaprobación, pero él sabía que no podíamos correrla, y que ella estaba acostumbrada a que cuando soñaba pesadillas se iba conmigo.
—Pía —me dijo él en un tono algo raro.
—¿Tu querías una hija no? —le sonreí irónicamente—. Pues a veces hay que hacer sacrificios —Sarahí me miró.
—¿De qué sacrificios hablas mami?
—Cosas de papi y mami mi amor, pero mejor trata de dormir, ¿si? Aquí estamos para que no sueñes nada malo.
Abracé a Sarahí y en cuestión de minutos se quedó dormida, abrazándome muy fuerte.
—¿Por qué dejaste que se quedara aquí? Tú y yo estábamos...
—Estábamos has dicho, Amor, sé que no estás del todo acostumbrado, pero estas cosas pasan con Sarahí y no podemos dejarla, son prioridades de padres —él se acercó y nos abrazó a ambas.
—Creo que podré acostumbrarme, aunque tal vez la siguiente le ponga seguro a la puerta.
Damián|
Ella sonrió y le di un beso antes de acurrucarme con las dos, ahí quedo nuestra noche, siendo el padre que necesita Sarahí y mi deseo dejado... A pesar de eso, pase una noche demasiado rica, dormir con los amores de mi vida, fue algo que me compenso.
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Juego de Pasión ||COMPLETA||
RomansaEn el tranquilo vecindario de Pía, las casas parecían contar historias silenciosas de vidas aparentemente perfectas. Calles arboladas y sonrisas forzadas se deslizaban por las calles como sombras de una realidad que solo se mostraba en la superficie...