Pía|
Llegué a la casa, ya que había ido Sergio por algunas de sus cosas, yo le dije que necesitaba su firma para cambiar los boletos, y me preguntó el por qué, yo le dije que quería hacer un viaje con Damián para festejar todo esto y él acepto, habló a la aerolínea, ya que estaban a su nombre y su tarjeta de crédito, dijo que yo iría a cambiar el boleto, y todo estuvo tranquilo, excepto yo, porque lo que yo necesitaba era irme de ese ambiente, de mi “familia” pero sobre todo de Damián, él no me quería y si no me quería a mí, mucho menos le iba a importar él bebe que estaba esperando, el ya no tenía el derecho de nada sobre mi hijo.
Cuando Sergio se fue, me puse en modo tranquilidad, él no podía enterarse de nada. Después fui y comencé a hacer maletas, fui a la caja fuerte y saqué algo de dinero, y mis joyas, tomé una maletita un poco más pequeña y metí todo, entré todo en una maleta más grande. Me puse a un lado de la cama, mis ideas habían sido rápidas, concisas, pero yo ya no podía más, todo se ponía sobre mí, nada estaba bien, nada iba a estar bien, no quería que mi bebé fuera rechazado, no quería seguir con los dilemas de mi familia, ya no podía más, necesitaba salir de aquel ambiente, y así fuera con apoyo o sin él, me tenía que ir, y de una buena vez.
**********
—Buenas tardes señorita, disculpe, ayer pidieron estos boletos, pero cambiamos de parecer, mire no me sirve este boleto, y quisiera cambiarlo, mi marido marcó antes para que se diera el cambio de los dos.
—Claro señora, déjeme checar—la empleada tecleó algunos datos y me dijo que ya tenía entendido el cambio, me pidió los boletos, yo se los di me indicó varios destinos y terminé escogiendo Nueva York, siempre quise vivir ahí, me dio el nuevo, y me pidió que hiciera el check-in por que el vuelo saldría justo, ya quedaba un solo asiento.
Le di las gracias a la empleada, fui a dar registro de todo lo que llevaba, dinero, joyas, para que no hubiera problema, fui al check-in, al parecer todo estaba bien, tomé mi maleta y comencé a caminar, había tomado una decisión en cuestión de horas, pero todo mi mundo se había cerrado, necesitaba esa tranquilidad emocional que se me estaba negando, pero más aún, necesitaba que mi hijo naciera en un ambiente sano, tranquilo.
Llamaron a abordar, respiré hondo y entré, una lagrima cayo sin que yo lo quisiera, caminé hacía el avión, ya no había vuelta atrás, en ese momento me sentía extraña, pero tranquila, y sabía que mi hijo estaría bien. Al estar ya en mi asiento me recosté, saqué una libretita y una pluma, comencé a hacer una lista de lo que me traje; dinero, joyas, poco más, poco menos, así que llegando buscaría un departamento en donde vivir, lo rentaría y buscaría algunos muebles, quería buscar una locación buena, donde criar a mi hijo, donde tener oportunidades, pero sobretodo tranquilidad y que no me lograran encontrar o molestar por mucho tiempo mi familia.
Damián|
Me sentía como el más estúpido de los hombres, ahora entendía todo, sus desaparecidas en la semana, su frialdad, el hecho de no saludarme y querer que hiciéramos el amor, no podía creer que alguien que llegué a amar tanto me hiciera aquello.
Llegué a casa, me fui directo por un trago, necesitaba olvidar.
—No entiendo ¿qué hice mal? Te di amor, trabajo, mi vida, y tú me pagas de esta manera —el timbre sonó, Socorro fue a abrir y llevó a Christopher a mi despacho.
—¿Qué estás haciendo Damián? Me puedes decir ¿qué significa esto?
—Significa que festejo que soy soltero —dije costándome pronunciar palabra—. Que soy un imbécil crédulo y que el amor no se hizo para mí.
—¿De qué hablas hermano? —él se acercó a mí y trató de quitarme el tequila, después de intentos me lo logró—. ¿Por qué estás así? Nunca te había visto así.
—Y me veras más seguido, esta es mi vida, esta es mi realidad, yo no soy nada sin ella —comencé a llorar—, ella me traicionó, me utilizó, me vio la cara de estúpido ¿ahora qué voy a hacer sin ella? A ver dime eh ¿qué voy a hacer?
Christopher me cargó y me ayudó a llegar hasta la recámara.
—Hermano, no sé exactamente de qué hablas, pero sé que no va a ser nada bueno, prefiero hablar contigo cuando estés en tus 5 sentidos y no así.
—No aquí no —dije sollozando un poco—. Aquí ella me amo, aquí no por favor.
Comencé a llorar y tomé las sabanas, ahí Pía me había amado, la había hecho mía muchas veces, no podía estar en esa habitación sabiendo que en mi vida la podría ver. Momentos después me quedé dormido, hablando no sé cuántas tonterías sin darme cuenta. Christopher, bajó y marcó a Dana, si hablaba de Pía para él era un poco lógico que su hermana no supiera que era lo que estaba pasando.
—¿Tu sabes qué fue lo que paso? Damián esta ahogado de borracho… —no pude terminar de decir nada, ya que Dana estaba llorando.
—Que no paso Chris, mi hermana no aparece por ningún lado, ve las horas y mi hermana no aparece, Sergio dijo que a él le hablo en la tarde para poder cambiar boletos de avión, no me temo otra cosa de que mi hermana se fue.
—¿Por eso esta así Damián? Mira, no entiendo todo esto, Damián dice que ella la traicionó y tú dices eso, no entiendo nada. ¿Por qué Pía tendría la necesidad de irse?
—No lo sé Chris, créeme que yo me estoy preguntando lo mismo, y no me quedaré así, mañana mismo averiguo que pasa.
Los dos se quedaron hablando un poco hasta, se pusieron de acuerdo para ver que hacían al siguiente día respecto a este dilema.
Pía|
El avión estaba a punto de aterrizar, yo estaba buscando un departamento, si bien no muy caro, estaba buscando uno que estuviera amueblado y que no fuera tan pesada la renta, claro, mientras buscaba empleo, mi laptop creo que iba a ser mi objeto más preciado, y en ese momento me ayudó demasiado, en las 6 largas horas de nuevo había encontrado un departamento, por la Segunda Avenida, lo ofrecían amueblado y a $2,850 la renta mensual, claro, las sabanas, edredones, cosas demás las tenía que poner yo, pero era ya más avance. Por lo menos tendría donde vivir, traté de hacer cita para ver a todo, pero era hasta pasado mañana, le di la aceptación al contratista, no quedaba de otra, apagué mi laptop, y en las 2 horas que quedaban traté de dormir.
Todo aquello me hacía sentir sola, no podía creer que todos me dieran la espalda, en especial Damián, sabía cuál era mi posición, me entregué a él sin ninguna pena, con todo el amor, era y fui suya, y ahora sin más me estaba dejando ir, mi familia, lamentablemente vivía de apariencias, y ahora yo era la que pagaba todo eso, pero ya no más, me estaba dando esa libertad que tanta falta me hacía desde hace mucho tiempo y creo que era el momento para sentirme útil y saber que no dependía de nadie, tal vez mi hijo perdió un padre, tíos y abuelos, pero tendrá u s madre que está dispuesta a hacer todo lo que fuera por él.
La aeromoza me despertó, estábamos a punto de llegar, era temprano, metí todo en mi maleta de mano, me puse el cinturón y en minutos aterrizamos, ya estaba en Nueva York, mi vida comenzaba de nuevo, estaba ya en la puerta de salida, fui por mi maleta y mire mi nueva ciudad, me quedaba mucho por explorar. Al bajar de mi nube pedí un taxi, en camino le pregunté que me recomendara un lindo hotel, solo para pasar la noche, pero que no fuera tan caro, necesitaba comenzar a economizar. El taxista me dijo que conocía uno, le pedí que me llevara y así lo hizo, era un buen hotel, no muy caro, era acogedor, buen servicio, según comentarios en internet, era lo que estaba buscando. El taxista me ayudó con las maletas, llegué a recepción y me registré.
—Habitación sencilla, por favor.
—Claro, ¿a nombre de quién?
—Pía Olivetti.
Me entregó la tarjeta de acceso, llamo al botones y me llegó a la habitación, a cada paso que daba sabía que ya no podía regresar, nada en mi vida sería lo mismo, pero estaba dispuesta a todo. Dejé maletas en la cama, estaba tan cansada que no me importó nada más, necesitaba descansar después de aquellos días, esos días que me volvieron loca y me trajeron aquí.
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Juego de Pasión ||COMPLETA||
RomansaEn el tranquilo vecindario de Pía, las casas parecían contar historias silenciosas de vidas aparentemente perfectas. Calles arboladas y sonrisas forzadas se deslizaban por las calles como sombras de una realidad que solo se mostraba en la superficie...