Capítulo 2: Terremoto rubio

387K 14.8K 1.4K
                                    

Día dos... Se podría decir que mejoró.


Estaba por terminar mi última clase, que está siendo interesante por la linda pelinegra sentada a mi lado, Lili, quién se ha encargado toda la clase de recalcarme lo aburrida que estará ya que tiene la casa completamente sola y a su disposición.

Sería una completa pena no entretenerla. Alegándome que soy un buen ser humano, decido que debo con todo el esfuerzo de mí ser; Hacerle compañía a la linda chica.


— ¿Te veo en la salida? —Dice ella mirándome esperanzada.

—Claro—Digo guiñándole un ojo para luego salir disparado por la puerta del salón.


Camino unos pasos y me detengo a saludar a Mía, una preciosa mujer, cabello rubio y ojos azules, una vez estuve con ella pero fue hace mucho tiempo, sin contar que fue antes de que ella supiera lo que es un Gimnasio.

Dios mío, esa chica se había vuelto casi fisicoculturista.


—Hola—Digo con una sonrisa lobuna en mi rostro, provocando que ella coloque una igual — ¿Cómo estás, Mía?


Ella se acomoda mientras en el proceso me permito ver más allá de ella, encontrándome con una Stephany con el ceño fruncido. Sonrío ante la expresión que tiene en ella.

Como si le desagradara el hecho de verme con otra chica.

Le desagrada el hecho de que eres un mujeriego idiota—Grita mi subconsciente.


—Ethan Williams—Dice la voz fina y delicada de Mía— ¿Qué te trae por aquí?


Se perfectamente que ella sabe lo que quiero, lo deja claro cuando en un movimiento, deja su escote a la vista mientras sus operados pechos casi salen volando por él.


—Escuche que tienes novio. Es una lástima para el género, ¿Eh? —Digo sonriendo buscando la forma de molestarla. Sé que ella hace unos meses se hizo novia de un chico del cual no conozco, muy pocas personas lo conocen ya que asiste a la escuela pública.


Una sonrisa se forma en sus labios al escuchar mi pregunta, y aunque tenga novio, la actitud cínica y coqueta no se le quita.

Muerde su labio inferior tratando de ser más sensual antes de responder, necesito obligarme a no rodar mis ojos cuando veo ese gesto; todas las chicas hacen eso. Todas


— ¿Celoso, Williams? —Hace un falso puchero bastante divertida—Que te digo, cariño, él me da lo que tanto quería y tu no pudiste darme; Una relación.


Y es cuando recuerdo lo feo que se enganchó a mí luego de que me acostara con ella.

Siempre me mandaba mensajes o trataba de estar cerca de mí alegando que estaba perdidamente enamorada. Solo recordarlo, hace que quiera sacudirme ante el escalofrío.


—Sabes que no soy celoso, cariño— Digo sonriendo — Sabes que no tengo ningún problema en divertirnos mientras estás felizmente en una relación con otro imbécil.

Hasta el más mujeriego se enamora •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora