Mi vida ha sido una total mierda.
He estado paranoico con que alguien le diga a Stephany lo de Almendra, así que he optado por alejarla de todos cada vez que he podido.
Cuando se tiene que ir a clases sola, ruego mentalmente para que nadie le diga una sola palabra de lo que pasó.
Aunque creo que Raquel estaba exagerando, pues no he visto a nadie mirándome ni hablando sobre mí.
— ¿Dónde escuchaste lo de Almendra? —Le digo a Raquel tomándola por el brazo cuando la veo caminar por el pasillo.
— ¿Qué no todo el mundo está hablando de eso? —Por su sonrisa cínica sé que solo se está divirtiendo con mi sufrimiento
—No, en realidad nadie está hablando de mí—Digo enojado— Así que dime donde mierda escuchaste eso.
—Almendra me lo dijo, ¿Ok? —Dice saliendo de mi agarre—Pero el que todos no lo sepan aún, no quiere decir que no lo sabrán. Pobre niñita, ¿Cómo es que se llama? Ah sí, Stephany... pobrecita.
—Cállate—Digo muy molesto y cuando paso por su lado la tropiezo, no tengo ánimos para esquivarla.
Tengo que buscar a Almendra y pedirle de todas las formas posibles que por favor no diga nada.
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No he visto a la susodicha en todo el día. Lo que me preocupa aún más ya que tanto silencio de su parte me está matando.
Vamos, no conozco mucho a Almendra, no sé cómo es, pero si tiene de su lado a la mente retorcida y malévola de Raquel, nada bueno puede salir.
Entro a la clase que comparto con ella y el idiota de Scott y me alivio cuando la veo sentada en el asiento al lado del mío. Por suerte casi no hay alumnos en el aula aún, lo que me da chance de hablar con ella.
—Hola— Dice cuando me siento a su lado y se inclina para darme un beso en la boca, el cual logro esquivar y apartarla.
—Tenemos que hablar—Digo serio y ella sonríe aún más.
—Dime, bomboncito—La burla en su voz es evidente, lo que me molesta más. Odio saber que ella sabe perfectamente que me tiene en sus manos.
—No puedes decirle a nadie lo que pasó entre nosotros—Digo mirándola serio— Fue algo de un momento y no volverá a pasar. Nadie puede saberlo, ¿Entiendes?
—No, porque no quiero que sea algo de un momento y ya. Quiero que se repita—Quito su mano cuando la pasa por mi cara acariciándola.
Para mi desgracia, el imbécil de Scott entra y cuando ve que su mano vuelve a mi cara en mi descuido por verlo, sus cejas se levantan y una sonrisa burlona se posa en sus labios.
Lo que me faltaba, que el imbécil indiscreto sepa o sospeche algo de esto.
—Pero miren a quienes veo tan acaramelados—Lanza uno de sus comentarios estúpidos y mis ganas de golpearlo vuelven a mí.
¿Cuándo será el día en el que pase sin querer golpear a este idiota? No entiendo siquiera por qué es mi amigo.
—Cállate Jenkins—Digo amenazante haciendo que el levante las manos en rendición.
—Entonces, ¿Volverá a suceder o no? De ti depende que nadie se entere—Vuelve a hablar Almendra y mi rostro se transforma en una expresión indignada.
¿Me está chantajeando? Qué manera tan sucia de conseguir sexo.
—No volverá a pasar, Almendra. Tengo novia, ¿Acaso no lo tienes claro? —Digo al borde de perder la paciencia.
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Hasta el más mujeriego se enamora •Editando•
Teen FictionNo creo en el amor. No me voy a enamorar. No quiero ser esclavo de un sentimiento sobrevalorado. Mis pensamientos son claros y seguros hasta que mi vida da un giro inesperado y la veo, tan linda y dulce que sin darme cuenta, se convierte en mi éxtas...