Capítulo 30: Había durado

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He pasado los dos peores días, llenos de incertidumbre y nerviosismo. Estoy seguro que la castaña ya está empezando a darse cuenta de que algo me pasa.


No he podido conseguir nada en contra de Almendra y mi silencio y rechazo en lugar de alejarla, ha conseguido que me acose en el Instituto. Ya no solo la veo en nuestra clase juntos, ha decidido aparecerse cuando estoy con Steph, haciendo que se me paralice el corazón creyendo que dirá algo.


Sé que es su manera de presionarme, pero no estoy dispuesto a volver a acostarme con ella solo porque me chantajee.


—Ethan, ¿Qué te sucede? —La pregunta de Stephany me saca de mis pensamientos, la observo mirarme con el ceño fruncido. Estamos los dos solos en una mesa de la cafetería.


—No me pasa nada, amor, ¿Por? —Ay mujeriego, te irás al infierno por mentirle tan descaradamente a tu chica.


—Has estado muy raro, siento que algo te preocupa— Que linda es y que bien me conoce— Si necesitas ayuda o algo, sabes que estoy aquí para ti, para ayudarte y apoyarte en lo que necesites.


Mi consciencia me patea mentalmente, me siento como una porquería por hacer lo que hice.


No quiero hacerle daño, no quiero que me deje, no quiero hacerla llorar. La quiero, la quiero demasiado y no quiero perderla por un estúpido error de mi parte.


Miro sus ojos y la veo tan frágil, sé que cuando se entere de lo que hice me odiará.


—No me pasa nada, amor, de ser así te habría dicho— Que hipócrita me siento.


—Está bien— Es lo único que contesta insegura, sé que mis palabras no la tranquilizaron, sé que ya sospecha de que pasa algo.


Estoy considerando hacerle caso a Scott y decirle la verdad. Si se entera por mí, ¿Es menos duro, no? Así capaz y pueda disculparme.


—Stephany, tengo algo que decirte...—Tengo su atención y mis piernas flaquean.


—Hello my friends— Mare se sienta al lado de mi novia, dándole un abrazo corto para proceder a colocar su comida encima de la mesa.


—Hola rubia—Saluda Stephany y yo siento como casi me trago mi manzana de Adán.


No puedo creer que estuve a punto de decirle, creo que la llegada de Mare es una señal de Dios para que no le diga nada a mi castaña.


Sí, eso debe ser.


—Hola rubia loca— Saludo a mi amiga recibiendo que me lance una tira de zanahoria, tan linda como siempre.


—Et, ¿Qué ibas a decirme? —La pregunta de mi novia hace que mi corazón de nuevo se acelere luego de que empezaba a calmarse.


—Ah nada amor, era para saber qué haríamos hoy— Soy de lo peor.


Hasta el más mujeriego se enamora •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora