Capítulo 3: La fiesta

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La semana paso volando y por fin era Sábado, con Marensik era mucho más divertido ir al colegio, ya que cuando no estaba con Alexander en una clase, seguramente si me había quedado con ella.

Lili por fin tuvo el encuentro que tanto quería y conocí su casa, si no fuera porque la chica se ve tan frágil y enamorada, sería una de las que guardaría su número celular.

Me levanto de la cama vagamente, por fin pude despertarme tarde, como si estuviera de vacaciones.

Camino al baño arrastrando mis pies en cada paso, así de grande esta mi flojera.

Bajo a la cocina con una camisa blanca y una bermuda gris puesta, mi cabello negro gotea agua aún debido a que no me lo seque bien. Supongo que mi madre, debe estar en la cocina, pues no la veo por ningún lado de la sala.

Entro a la cocina y mi ceño se frunce al verla solitaria, veo a Becky entrar al lugar mientras me sonríe.


—Ethan, cariño—Su voz es dulce y maternal— ¿Qué te apetece comer hoy? Creo que unas panquecas vendrían geniales.


Ella lo dice tan entusiasmada que no puedo negarme a su petición.


— ¿Y mi mamá? —Le pregunto luego de un rato de silencio, estoy sentado en uno de los taburetes del mesón de la cocina donde solemos comer.

—Está en su habitación, el señor Rodrigo está en casa—Solo con escuchar su nombre hace que mis vellos se ericen.


Luego de desayunar completamente solo pues Kira sigue durmiendo y mi madre y padre no dan señales de vida, vuelvo a mi habitación con ánimos de buscar algo productivo que hacer hoy.

Tomo mi teléfono y marco el número de la rubia. Quien contesta al tercer repique con voz adormilada.


— ¿Aló? —Dice y puedo imaginarla contestando con sus ojos chinitos acostumbrándose a la luz.

— ¡Hola, melocotón! —Digo con un tono más animado del que realmente estoy solo para molestarla.

— ¿No tienes nada mejor que hacer en esta vida, Ethan? — Dice tratando de sonar molesta, pero la conozco, sé cuando finge—Como buscarte una vida propia, por ejemplo.


Abro mi boca haciendo un ruido al hacerlo que le dé una pista de expresión, actuando ofendido por lo que acaba de decir.


—Yo tengo una vida propia y es bastante interesante si me preguntas—Digo sonriendo

—No, no te pregunté—Dice mientras suelta una risa— ¿Qué desea el príncipe interesante para llamar a esta hora?


A estas alturas, ya olvide por qué llamaba.

Duro segundos en silencio pensando que iba a decirle.


—No sé—Digo finalmente—Solo llamaba para ver qué haríamos hoy. Papá está en casa y sabes que huyó todo lo que puedo siempre que eso pasa.


Un suspiro sale de mis labios, no quisiera, realmente quisiera quedarme en casa, viendo una película con Kira como solemos hacer algunos fin de semanas. Pero no soporto la presencia de mi padre en casa, su mala vibra es contagiosa así que opto por librarme cada vez que pueda.

Hasta el más mujeriego se enamora •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora