Capítulo 24: Llantos y golpes

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Luego de pasar una hora explicándole a Stephany que no se trataba de una de mis chicas y que en definitiva, no le había puesto los cuernos, me fui a mi siguiente clase con el pensamiento de una sola cosa; Matar a Scott Jenkins.

Ese imbécil no sabe en el lío que me metió solo con su estúpido comentario. Pues gracias a mi reputación antigua, para la castaña solo basta un diminuto comentario para desconfiar de mí. Y vaya, no la culpo, cualquiera lo haría.

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Tengo sueño hasta decir basta y un cansancio enorme cuando salgo del entrenamiento, me dirijo a mi auto cuando recibo un mensaje de texto haciendo que mi celular omita un pitido.

Luego de sentarme en el asiento del conductor, me tomo el tiempo de revisar mi teléfono estando seguro que se trata de mi castaña ó de uno de mis dos y locos amigos.

Castaña: Estamos en casa de Marensik, ¿Quieres venir? Puedes decirle a Alex.

Sonrió y no sé por qué. Es bastante curioso que el simple mensaje de una chica suba mis ánimos de una manera inigualable. El simple hecho de que ella envíe palabras a través de un mensaje de texto, hace que mi estomago se llene de sensaciones inexplicables. Y me siento bastante ridículo, porque vamos, que clase de cursilerías estoy pensando.

¡Ya deja de pensar bobadas, Ethan! Mejor conduce a casa de Marensik.

Decido colocar el volumen alto para así callar mi mente y conduzco a casa de mi amiga, en el camino llamo a Alex para decirle del plan.

Cuando llego, veo el carro de mi hermana en la entrada estacionado, también aparco el mío y me dirijo a la puerta. No es necesario que toque el timbre cuando una castaña bastante hermosa sale y se lanza a mis brazos.

—Hola preciosa—Digo en su oído al tiempo que dejo un pequeño beso en su mejilla. Ella me mira con esos ojos tan hermoso y mi corazón se derrite.

Y volvemos con los pensamientos cursis, debería sellarme la mente.

—Hola, pelinegro—Dice y la coloco de nuevo en el suelo para dirigirnos dentro de la casa.

Mi hermana y mi amiga están en el sofá pintándose las uñas. Y es cuando me pregunto, ¿Qué rayos hago aquí? Pensé que veríamos una película o algo así.

—No te preocupes, se que estás pensando y ya estamos terminando— Mare como bien me conoce, descifra mis pensamientos solo al ver mi cara—¿Le dijiste a Alex?

—Si, le dije—Sonrío—Pues calmar tus hormonas, tu chico ya debe venir en camino.

Sé perfectamente que me he ganado un insulto pues si hay algo que odio Marensik es que se metan con ella y con su relación amorosa con Alex. Aunque se gustan y ella está babeada por él, es bastante orgullosa como para aceptarlo.

—No seas imbécil—Dice rodando los ojos—Solo fue una pregunta cortés.

Sí, claro.

Estoy a punto de sentarme cuando la puerta suena, frunzo el ceño por lo rápido que llegó Alex, cuando le dije, me respondió que primero debería ir a hacerle un favor a su hermano mayor.

Mi humor cambia cuando veo la figura de Logan entrar a la casa luego de que mi novia abre la puerta principal. Mi hermana se levanta del sofá y corre a abrazarlo, lo que solo produce que mi sangre se coloque como agua para chocolate.

No quiero formar una escena aquí, busqué al imbécil todo el día hoy en el instituto para dejarle las cosas claras y no lo encontré. Así que la rabia del restaurante sigue intacta.

Hasta el más mujeriego se enamora •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora