Capitulo 31: Una llegada

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La descripción de mi vida desde que Stephany me dejó es: Depresión.


No quiero comer, no tengo ánimos de jugar futbol, ni play, ni nada. No quiero hablar y solo me levanto de mi cama para bañarme.


Jamás había experimentado esto, jamás había sentido el no tener ánimos ni para hablar. ¿Así se sienten las chicas? ¡Porque es un asco!


No sé qué hacer para hacerle entender a la castaña que la quiero y que fue un error de mi parte, un error que no voy a volver a cometer. Le he dejado miles de mensajes que no han sido respondidos, he tratado de buscarla y me evita. ¡Estoy desesperado!


Creo que preferiría mil veces verla y que me insultara de mil formas y en mil idiomas, pero el silencio y vacío de no sabe nada de ella, me está matando.


No he querido hablar con Marensik ni Alex desde que paso todo, no quiero escucharlos a ellos también decir lo decepcionado que están de mi supuesto cambio falso, no puedo lidiar con el hecho de que ellos también me reclamen lo que hice, porque aunque son mis amigos, mis mejores amigos desde siempre, sé que Stephany les importa también.


Scott es el único que ha podido entrar en mi círculo depresivo. Y agradezco enormemente que haya dejado sus comentarios en la puerta, ya que solo se ha dedicado a tratar de animarme y consolarme, a su manera.


Conclusión: Mi vida es una porquería.


—Hermano, no puedes seguir así—Dice Scott sentado en la silla del escritorio de mi habitación, yo solo me dedico a ver el techo blanco— Tenemos que ir a entrenar y esta vez no te dejaré faltar, todo están preocupados por ti.


—¿Entre esos está Stephany? —Es lo único que pregunto sin quitar la vista de mi objetivo.


—No—Responde en un suspiro.


—Entonces no me importa.


Escucho como se queja y se levanta de la silla para empezar a buscar cosas en mis cajones, en otro momento, le habría reclamado el que dejara mis cosas en paz, pero no me importa nada, solo estoy existiendo.


—No voy a dejar que te comportes como un idiota cobarde que se queda encerrado en lugar de enfrentar sus problemas—Me lanza algo que cae en mi cara, sé que es ropa— Levántate, ponte el jodido uniforme del equipo y vámonos a entrenar.


Luego de minutos peleando con él, decido que tiene razón y que debo hacer algo por salir de este agujero negro en el que yo mismo me he metido.


Así que me levanto de la cama y camino hasta el baño escuchando a Scott decirme que asaltará la nevera.


—Oye gracias—Una vez en el carro le digo a mi amigo— No lo repetiré.


—No te preocupes, sé que suelo ser imbécil, pero sé que quieres en serio a la chica—Responde de vuelta— Y no quiero que lo repitas.


Hasta el más mujeriego se enamora •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora